El 30 de mayo de 2013, Marcelo Bielsa habló sobre la verdad, de premios que dañan y de méritos, de las máximas responsabilidades de un entrenador, de los periodistas, y del mundo del fútbol cada vez más parecido al empresario. Y no lo hizo en un congreso o en un simposio.
El entrenador argentino desarrolló sus pensamientos en relación a estos y más temas, por ejemplo las características de los habitantes del País Vasco, en una conferencia de prensa previa al partido de visitante contra Rayo Vallecano por la fecha 38 de La Liga 2012-13, su última atención a los medios como entrenador del Athletic Bilbao.
La rueda de prensa, que duró una hora y casi doce minutos, comenzó con una pregunta típica a horas de un nuevo encuentro, habiéndose consultado sobre el único cambio que realizaría el Athletic para jugar ante el Rayo.
Pero ya la segunda interrogante fue si aún quedaba mucho trabajo por hacer, respondiendo Bielsa de cierta manera abstracta, casi como invitando a una repregunta que sí llegó de parte del segundo periodista, lo que le permitió al entrenador comenzar a evaluar su segunda temporada al frente del Athletic y allí desarrollar una serie de conceptos que incluso lo llevaron a revivir ciertas diferencias con un periodista que decidió abandonar la conferencia.
EL VALOR DE LO MERECIDO Y LOS ASPECTOS DEL JUEGO A EVALUAR
“Las preguntas que ustedes me hacen (por ejemplo a qué se refería con dejar una herencia en el club) necesariamente apuntan a una evaluación de lo hecho, ¿a eso se refiere señor?”, le consultó Bielsa al segundo periodista que respondió que sí y entonces el argentino, que ya se había quitado sus lentes, comenzó a realizar un detallado análisis de su equipo dejando estas frases:
“Las evaluaciones no deben hacerse en función de lo que se obtiene, sino en función de lo que se merece. Cuando se hace la evaluación exclusivamente en función de lo que se obtiene y lo que se obtiene no es merecido, se corre un grave riesgo de interpretar lo que se está evaluando”.
“Decir en el mundo actual que no hay que evaluar lo que se obtiene sino lo que se merece suena absurdo. Pero me acuerdo de una cosa de cuando era chico en mi barrio el gran logro era tener un auto, y cuánto más lujoso más reconocimiento había para la familia que lo había conseguido, pero también había una distinción en función de qué se había hecho para conseguir ese auto. Había familias que trabajaban padres e hijos y se compraban un SEAT, y otras habían ganado la lotería y se compraban un Mercedes Benz, nosotros valorábamos a los primeros. A partir de ahí aprendí que no se evalúa lo conseguido, sino lo merecido; primero hay que ver si el medio está de acuerdo con eso, y la respuesta es no”.
Luego de comentar que los partidos del Athletic siempre los sometía a evaluaciones profundas de gente que no tenía que ver con el club, pero cuya opinión respetaba mucho, para así no tener equivocaciones en las conclusiones del rendimiento de sus jugadores, Bielsa repasó calificaciones negativas de la prensa sobre su equipo y manifestó su discrepancia.
“El juego solo puede ser analizado desde tres puntos de vista: la fidelidad al estilo (jugar de una manera, cualquiera sea), el dominio (quién posee la pelota) y la cantidad de llegadas. Ya la cantidad de goles no se puede analizar, aunque es lo más importante de todo, porque uno no decide errar un gol. Para evaluar el funcionamiento de un equipo lo que uno ve es cuántas veces llega, que es el aspecto más importante. Lo importante no son los porcentajes de posesión, sino la cantidad de llegadas, que si son acompañadas por la posesión que es la mejor manera para aumentar esa cantidad, bienvenido”.
“No porque yo nunca opine sobre la incidencia de los arbitrajes es que ignore cómo son los arbitrajes. Nunca los califico y siempre tengo admiración y respeto por la tarea que hacen los árbitros porque es dificilísima”.
LA DISCREPANCIA CON UN PERIODISTA Y SU VÍNCULO CON LOS MEDIOS
Al manifestar que sus criterios de evaluación no son los mismos que los que imperan en los medios de comunicación, destacó que eso supone una dificultad para establecer una evaluación en común y aseguró: “Si no se evalúan los merecimientos, ¿cómo se evalúa? Si no se evalúan los merecimientos no hay más nada que hablar porque los números se evalúan por sí mismos”.
“Yo finalmente cuando hablo con ustedes (periodistas) imagino que estoy hablando con el público, si no no hablaría. Ustedes simplemente son un vehículo entre el público y yo. (...) Intencionadamente no sé quién es cada uno de ustedes para no prejuzgar ni tener mala intención. El único a quien identifico es al señor, tampoco sé en qué medio trabaja, que siempre he atacado desde el primer día y creo que injustamente; quería aprovechar la oportunidad para disculparme”.
Allí el periodista al cual hizo referencia Bielsa se molestó, se levantó de su silla y tras intercambiar algunas palabras con el entrenador se retiró de la sala. El DT argentino remarcó que no había prejuzgado, sino que simplemente había calificado la intención de las preguntas del reportero durante las dos temporadas que estuvo en el Athletic y que ‘prejuzgar presupone ignorar sobre lo que uno opina’.
“Sigo pensando que pregunta con mala intención, pero la condición (de buena persona) con la que lo describe una persona en la que confío hace que frente a la potencialidad de haberme equivocado le pida disculpas, no porque crea que estoy equivocado, pero si alguien me describe a alguien como una buena persona, ante la duda, concedo”, dijo Bielsa y remarcó que ‘las cosas públicas las resuelvo en público, no en privado’, a pesar de que no pudo lograr su cometido de que el periodista ofendido aceptara sus disculpas.
“Yo he actuado muchas veces así, por lo que comprendo cómo actuó el señor. Con mucho rencor acumulado digamos. (...) Después de tantos años de vincularme con los medios de comunicación tengo muy desarrollada la percepción de la intencionalidad de las preguntas. Por supuesto tenemos la piel mucho más sensible, reaccionamos a cualquier estímulo porque les tenemos miedo, entre comillas, y se explica por qué reaccionamos a veces exageradamente. Pero también aprendemos a percibir la intención del que opina".
“En mi caso he pasado lo peor de la relación con ustedes porque protagonicé el mayor fracaso del fútbol argentino que fue la eliminación de la Selección Argentina en el Mundial de Corea y Japón y fui maltratado de manera increíble, no lo superé nunca más, quiere decir que sé de qué se trata cuando hablo del dolor que te provoca la opinión del otro, cuando la opinión más que justa es revanchista”.
SUS RESPONSABILIDADES COMO ENTRENADOR
Después comentó sobre algunos futbolistas en particular y afirmó: “¿De quién cree que es la responsabilidad de lograr la mejor versión del futbolista? Mía, ni más ni menos. Lograr el estado de forma ideal de cada uno de los jugadores es mi gran responsabilidad. El entrenador es el responsable de lograr que cada futbolistas dé su mejor versión”.
“Disculpen la vanidad, pero tengo autoridad para que mi opinión respecto de jugadores de fútbol tenga peso porque trabajé quince años en Selecciones nacionales eligiendo jugadores, porque trabajé diez años en las divisiones inferiores de Newell’s participando de un proceso formativo comandado por (Jorge) Griffa que fue el más importante de Latinoamérica en el tiempo que se dio. Esos dos elementos me dan cierta autoridad para que mi opinión sea valorada. (...) No soy el dueño de la verdad, pero sí ofrezco autoridad por antecedente y muchísimo trabajo; como viendo a los juveniles, en muchos de los casos porque me produce satisfacción, porque me gusta, en otros porque es mi obligación profesional”.
“Lamentablemente yo tengo la función de incluir y de excluir por más enojo que provoque en el destinatario de mis decisiones lo que yo hago. (...) Cuando uno tiene el poder, no puede argumentar que no ha resuelto las cuestiones que se resuelven con el poder que le asignan”.
“Es muy fácil poner jugadores jóvenes y acrecentar la lista de debutantes; lo que hay que hacer es poner jugadores jóvenes y que no fracasen. Poner jugadores jóvenes para demostrar que no sirven, esa no es la función. La función es poner jugadores jóvenes para demostrar que sí sirven”.
SU ERROR MUY SERIO EN EL ATHLETIC, LA DISCRECIÓN Y LOS VASCOS
Bielsa recordó ‘el altercado de las obras’ que vivió en el club vasco: “Protagonicé el incidente con quien representaba a la empresa, totalmente inmerecido con una repercusión sobre el más débil (un empleado). No lo haría de nuevo”.
“Sí dije toda la verdad, pero hace mucho que sé que decir la verdad no justifica hablar; cuando uno tiene un rol de conductor, la verdad debe ser dicha si el efecto de decirla mejora al colectivo, no si mejora a quien la dice. Yo digo muchas menos cosas de las que conozco y de las que sé. Cuando dije lo de las obras, todo lo que dije es cierto, pero no mejoré con esa frontalidad y sinceridad las necesidades y las intenciones de todos. Es el único punto ético de comportamiento que yo lamento. (...) Digo de la verdad lo que favorece a todos, no digo la totalidad de la verdad”.
Luego comentó al ser consultado sobre la prensa vasca: “Tengo mucho rechazo por el oficio que ustedes (los periodistas) representan, casi similar por el oficio que represento yo. Pero mi mujer me dijo una cosa que no voy a olvidar. ‘Me gustaría ser vasca’, me dijo. ‘Porque no se van de boca; hablan mucho pero dicen lo necesario’. Los vascos son verborrágicos comparados con los de San Sebastián, entonces le dije que los vascos hablan mucho, pero ella me dijo que nunca dicen lo que no corresponde. Eso también como toda virtud tiene defecto, porque el que nunca dice lo que no corresponde muchas veces omite decir la verdad, y ese es un subproducto no deseado de la discreción”.
LA FRASE DEL JARDÍN Y LAS FLORES DE MENOTTI
Después de manifestar su orgullo por la gestión realizada, Bielsa señaló: “¿Yo puedo reprender a un jugador que tiró mil centros para tratar de tirarlo bien porque en un momento definitorio no acertó? A mis hijas si fracasan en un examen lo único que observo es si estudiaron lo suficiente. Si después o no tuvieron estatura psíquica para poder expresar lo que sabían, si estaban nerviosas o lo que sea, no les digo que todo lo que hicieron no sirve para nada porque no dispusieron de su saber. Lo importante no es disponer sino desarrollar para que fructifique. Entonces si un jugador durante dos años tiró mil centros y el día que no le sale, no le sale, no le salió, ya está”.
“El mundo del fútbol cada vez se parece menos al aficionado y cada vez más al empresario. Leo Beenhakker dijo que los empresarios que se adueñan del fútbol creen que los aficionados son asimilables a los 30 mil operarios que tienen trabajando, y un aficionado no es un operario. Un operario trabaja, un aficionado siente. No se debe tratar al aficionado con los códigos de un operario. Pero como el mundo del fútbol, como el resto del mundo, es de los empresarios, los empresarios nos tratan sólo en función de la productividad de la que somos capaces de proporcionar”.
“El gerente le dice al capataz que este tiene que tornear determinada cantidad de piezas, ‘pero se le murió la mamá ayer’. ‘Eso fue ayer, hoy tiene que tornear esa cantidad’. Quiere decir que no importan las justificaciones, sino la cantidad de piezas. Y en el fútbol impera la misma lógica, pero es una lógica muy peligrosa. Si usted no premia un proceso que obtuvo menos de lo que consiguió, no hay mucho riesgo. Pero si premia un proceso que lo que consiguió lo hizo de manera inmerecida, sí hay mucho riesgo”.
“El mensaje, en un escenario como lo es el fútbol de semejante repercusión, debería ser premiemos lo que se obtiene merecidamente y con recursos lícitos. Defender y especular no son recursos ilícitos. La prensa por ejemplo valora ‘no atacó nunca, tuvo 100% de efectividad, el otro equipo erró diez goles, ganó el más pragmático’. No. El equipo que gana a través de esperar el error contrario, diferente a provocar el error contrario, no está más autorizado al éxito, es menos probable que suceda”.
“Por eso digo, no se preocupe si no se premia un proceso que tuvo menos de lo que merecía, eso no debería generarnos preocupaciones, la injusticia es muy común. Pero cuando se premia como bueno algo que no es bueno, sino casual, eso sí es muy dañino para todos porque enseña a todos los que observan que un atajo te lleva al objetivo, y un atajo normalmente no te lleva al objetivo”.
“Lo decía Menotti y siempre le digo a los jugadores, el que cruza el jardín evitando el ángulo de 90 grados pisa las flores y llega más rápido, el que recorre el ángulo de 90 grados tarda más pero no daña las flores. Ya sé que esto es filosofía barata, pero creo en ese tipo de cosas, en que hay que valorar lo merecido y soslayar, o al menos no endiosar, aquello que no se obtuvo merecidamente”.
Al día siguiente Athletic Bilbao empataría 2-2 en su visita a Rayo Vallecano terminando en la décima posición de La Liga 2012-13, y cinco días después la directiva del equipo español decidió que Bielsa no continuase en el cargo.