<
>

Marcelo Gallardo recordó la final de Madrid: "Nadie quería jugar el partido... vi miedo en ambos lados, el miedo a perder"

Se descubrirá el monumento del entrenador más ganador de la historia del club, en el cumpleños 122 de la institución. Getty Images

Marcelo Gallardo, el entrenador más importante en la historia de River Plate, recordó la final de la CONMEBOL Libertadores 2018 que el Millonario le ganó a Boca Juniors, el rival de toda la vida, en el Estadio Santiago Bernabéu de Madrid, España con una perspectiva particular: el miedo a perder de ambos equipos.

En una extensa entrevista con el medio estadounidense The Athletic, propiedad del New York Times, el Muñeco reconoció que "nadie quería jugar el partido", que tuvo lugar el 9 de diciembre de 2018, tras la suspensión por incidentes del cotejo, que debía disputarse en el Estadio Monumental.

Vi miedo en ambos lados, el miedo a perder. Pero nadie pensó en ganar y lo que podía significar. Todos pensaban en lo que le iba a pasar al que perdiera: ese morbo que tenemos los argentinos sobre la derrota: ‘Vamos a hacer pedazos al perdedor’. Pero siempre pienso positivamente, siempre espero lo mejor. Nunca lo he visto como, ‘Oh, mierda, ¿y si perdemos?’ Eso me parece tan mediocre”, continuó.

Y ahondó en su idea: El miedo a perder nos paraliza. Lo entiendo en ciertos momentos: a veces te puede ayudar a enfrentar los desafíos. Pero en el fútbol argentino ha habido momentos en que el miedo a perder era tan fuerte que nos frenaba. Nos puso el freno de mano y no avanzábamos".

“Al menos tenemos que intentar vencer el miedo que nos paraliza. Al menos tenemos que intentar ofrecer algo más a los espectadores”, completó.

Gallardo, sin club desde su salida de River en noviembre del año pasado, también se refirió a su -de momento- incierto futuro como entrenador, en tanto habló de su exitosa etapa en el Millonario, donde ganó catorce títulos, incluidas dos Copas Libertadores, en ocho años y medio.

“Esperaba lo mejor, pero después de dos meses en el cargo ya habíamos establecido un nivel de empatía entre el núcleo de jugadores, el director deportivo y especialmente con el presidente. Esto sucedió antes de que empezáramos a obtener resultados. Rodolfo D’Onofrio me dijo: ‘Quiero que estés aquí mientras dure mi gobierno’, afirmó.

Y profundizó: “Apenas habíamos comenzado, así que entendí que no solo estaba atado a los resultados. Si ese es el enfoque, creo que pueden pasar cosas buenas. Necesitás tiempo para trabajar. Todavía teníamos que entender hacia dónde nos dirigíamos, pero había entusiasmo y determinación para construir algo que nos hiciera felices”.

El Muñeco, que "había soñado con su llegada a River", a pesar de que no pensó que sucedería tan rápido, indicó que "todo lo demás vino naturalmente", aunque durante su extenso ciclo se encontró "completamente inmerso" en el club, por lo que a fines de 2022 "entendió que era hora de salir".

“Hay que insistir siempre en que la cultura se fortalezca y se nutra, que no se derrumbe. Cuando lográs eso, como pudimos hacer nosotros, entonces realmente podés decir que había un proyecto consolidado en marcha. Y no era solo yo. Había todo un equipo trabajando en conjunto para que esto sucediera. No es fácil, pero hay que intentarlo”, expresó.

El nacido en Merlo hace 44 años justificó el éxito del proyecto en cómo se potenció la estructura y la organización de la institución durante la última década: “Necesitábamos una visión diferente. Teníamos que reforzar la estructura del club en línea con lo que se necesita para un club que desarrolla jugadores: más estructura, más organización. No quiero decir que esas cosas no existieran ya, pero teníamos que mejorar las cosas, darles un empujón”.

Y le volvió a agradecer a la dirigencia de turno, liderada por Rodolfo D'Onofrio, primero, y por Jorge Brito, luego: “Afortunadamente, encontré un grupo de ejecutivos que compartían el mismo punto de vista. Confiaron en que crearíamos algo que nos haría más fuertes. Pero no sucede de la noche a la mañana. Solo puede suceder si un entrenador permanece en un club durante un período prolongado de tiempo. Se vuelve muy difícil si hay un cambio constante: entra este tipo; ese tipo se va".

"Sabía que había objetivos gerenciales que debían alcanzarse, pero también tenía que haber un sentido de pertenencia. Y en ese sentido todos nos complementábamos muy bien. Pudimos crear esa conexión y mantenerla durante mucho tiempo”, finalizó.