Barcelona sufre una derrota con Milan, luego de que el orgullo lo restacó hasta que los penaltis lo condenaron.
BALTIMORE, Maryland -- Los penaltis (3-4) le dieron la victoria al Milan. El Barcelona, que acabó el partido repleto de juventud, pecó de inexperiencia desde los 11 metros (aunque falló Jules Koundé el primero) y la victoria se la llevó el equipo italiano, después de un duelo con muchos matices, que acabó 2-2 después de escenarios diversos.
El Barcelona, de hecho, sobrevivió a su desastre en Baltimore. Hundido por un inicio desastroso, el orgullo, ambición y carácter le sacaron del barro ante un Milan que sospechó de entrada con avasallarle y acabó entendiendo que el equipo de Hansi Flick, con todas las insuficiencias que se le quieran imponer, tiene motivos suficientes para contemplar el futuro con optimismo.
Un doblete de Robert Lewandowski evitó una derrota que se daba por segura al cuarto de hora. Dos goles del polaco le supieron a mucho a este Barcelona de dos caras que regresa a Europa sin conocer la derrota en Estados Unidos, presentando en sociedad a una colección de jóvenes con hambre indisimulada y sentando las bases de un proyecto en el que ya se deja notar la mano del nuevo entrenador.
El equipo azulgrana acabó encerrando al Milan, más ocupado en defenderse y buscar una contra con la que resolver que en tutear a los jóvenes cachorros azulgranas con el balón.
El comienzo azulgrana fue desolador. Varió las piezas Flick, que no el sistema, y la intensidad furiosa del Milan fue, de entrada, una pesadilla para el Barcelona. Al cuarto de hora ya vencía el equipo italiano por 0-2, aprovechando sendos errores de marcaje y colocación en la banda izquierda primero y en la derecha después. Gerard Martín se despistó y no cubrió el puesto Clément Lenglet antes de que Christian Pulisic le regalase el gol a Luka Jovic a los diez minutos y en pleno apagón fue el costado contrario por el que entró como un Búfalo Pulisic, sorprendiendo a un lento Marc-André Ter Stegen.
Fue la peor presentación de la gira. La peor imagen de la pretemporada, un dato para rebajar la euforia que pudiera haberse instalado alrededor del equipo; un aviso en toda regla. Y es que le costó al Barcelona hacerse notar pero cuando lo hizo tuvo las agallas y la brillantez necesarias para aparcar la mala imagen inicial.
Vuelve el Barcelona a casa con dos empates y una victoria de prestigio en el Clásico en la mochila. Con Marc Casadó y Marc Bernal gritando que quieren un puesto; con Álex Valle demostrando que puede quedarse, con los jóvenes empujando y el club esperando la revisión médica de Dani Olmo para sumarlo a la plantilla.
Se acaba la gira del nuevo Barcelona de Flick, que desde Orlando y hasta Baltimore enseñó que tiene mucho por hacer pero, a la vez, bastante recorrido. Y que tiene motivos para creer.