Una mañana, tras un sueño intranquilo, Antoine Griezmann se despertó convertido en suplente. Estaba sentado con la espalda pegada en la dura banca del Camp Nou, y al alzar su cabeza vio sus piernas intactas y su mismo físico de siempre, pero con las posibilidades del tridente como remotas. Y sí, lo de Griezmann se convirtió en una novela de Franz Kafka. El francés se había dormido un día como campeón del mundo y al abrir los ojos era un “fichaje de 120 millones que se convierte en residual”, con permiso de mi colega Juan Bautista Martínez. Vamos, que pasó de crack a opción alterna. De fichaje necesario, porque las piernas de Suárez, porque el tridente fantástico, porque se le necesitaba y se le quería, a ser un elemento aleatorio en el once.
Este domingo en el estadio de La Cerámica regaló vaselina francesa. Un gol de la talla de su talento. Del talento del Atlético, no de la intermitencia blaugrana. Un gol que se le negó al inicio, cuando intentó tocar un centro y fue Pau Torres, del Villarreal, el que terminó marcando en propia puerta. Un balón levantado a pase de Lionel Messi, cuando La Pulga, sacó a pasear a tres en la marca, abrió a la izquierda para que cerrara el francés. Una genialidad.
En el partido anterior ante su ex, el Atlético de Madrid, llamó la atención ese 4-4-2 con el que decidió salir Setién. Pretendía darle movilidad con Riqui Puig y sacrificó la delantera. Un mensaje más que claro de su técnico. No hay lugar para ti. También un error. Uno que puede costar La Liga. En la conferencia de prensa el DT intentó retroceder sobre sus acciones, pero estas son como las palabras, no se recogen. Un empate en un juego vital en sus aspiraciones por ganarle la carrera al Real Madrid. Entró al minuto 90. Para jugar 4 minutos. CUATRO.
Y el tema de Antoine pasa por la adaptabilidad. Se dice que le cuestan los modos por las bandas. Que no se termina de encontrar con Messi. Pero hoy el universo dio la vuelta y apareció la metamorfosis. De un jugador cuyo talento no debe ponerse en duda. No puedo asegurar lo mismo sobre su continuidad. Desde París surgen rumores. De casa le quieren. El PSG comienza a sonar. Desde Italia hay una aparente oferta. La Juventus, sí, estaría dispuesta. El Arsenal levanta la mano. Opciones tiene sobre la mesa. Hoy le vimos convertido en un bicho que encaja y que ha conseguido su lugar. Veremos si logra mantener la forma, o se despierta, otro día, convertido nuevamente en suplente. Uno monstruoso.