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Confinamiento total y formato reducido: así es la Superliga china que comienza el sábado

Pekín (EFE) - La Superliga, la máxima división del fútbol chino, arranca este sábado con un formato reducido, varios meses después de lo previsto y, sobre todo, con todos los jugadores, técnicos y árbitros aislados del resto del mundo durante las nueve semanas que durará la primera parte de la temporada.

Los protagonistas del regreso del fútbol chino estarán bajo un confinamiento estricto en el que solo podrán moverse entre los hoteles, campos de entrenamiento y partes de los estadios -en los que, naturalmente, no habrá público-. Asimismo, deberán utilizar una plataforma digital para dar parte de su localización cuando les sea requerido por las autoridades.

Y la federación china ya ha lanzado una advertencia muy seria: quien se salte estas medidas no solo se enfrentará a multas y suspensiones, sino que podrían suponer la expulsión de sus equipos de la competición. El objetivo es disputarla en un "entorno libre de COVID-19".

Eso sí, los jugadores gozarán de cierta libertad de movimiento por la zona de confinamiento, de unos 5,5 kilómetros cuadrados, en la que podrán utilizar pistas de tenis y bádminton, canchas de baloncesto y piscinas, mientras que en los hoteles se han instalado mesas de billar, salas de lectura, videojuegos e incluso karaokes para combatir el aburrimiento.

Todo el personal involucrado pasará un test de ácido nucleico (PCR) a la semana y uno de anticuerpos (serológico) al mes.

Antes de llegar a las ciudades donde se disputarán los encuentros, todos los jugadores y técnicos se han sometido durante los 21 días anteriores a una prueba serológica y dos PCR. Como era de esperar, los 1.870 futbolistas que han pasado por los test han dado negativo.

PRIMERA RONDA: DOS GRUPOS DE LIGUILLA

La negativa de la federación china a romper con su calendario habitual -en el que las temporadas se disputan en años naturales y no entre la segunda mitad de un año y la primera del siguiente, como en las grandes ligas europeas- ha obligado a optar por un calendario reducido.

Así pues, en lugar de una competición de 16 equipos en 30 jornadas, se han establecido dos grupos de ocho que disputarán sus catorce partidos en dos sedes, las ciudades de Dalian (noreste) y Suzhou (este).

Hubo tensión hasta el último momento porque, concentrados ya todos los jugadores del grupo de Dalian, se comenzaron a detectar nuevos contagios de coronavirus en la ciudad, por lo que las autoridades les obligarán a llevar mascarilla y les advirtieron de que infringir esta nueva normativa acarrearía "duros castigos".

Las alarmas saltaron tras ese rebrote en Dalian -de pocos casos por el momento- y las autoridades convocaron una reunión de emergencia en la que finalmente se decidió seguir adelante con los planes.

Esta primera parte de la liga finalizará el 28 de septiembre. Los cuatro primeros equipos de cada grupo se clasificarán para la segunda ronda, en la que se disputará el campeonato, y los ocho restantes pasarán a jugarse las dos plazas de descenso a la China League One, la segunda división, una de ellas directa y la otra en un play-off contra el subcampeón de esa competición.

Todavía no se han determinado las fechas de esta segunda ronda, aunque la prensa oficial especula con que la Superliga pare en octubre y noviembre para que la selección china pueda prepararse para los encuentros clasificatorios para el Mundial 2022.

Según la agencia de noticias estatal Xinhua, se espera que la Superliga no termine hasta finales de diciembre.

Poniendo la vista más cerca, este sábado se disputará en Dalian el partido inaugural de la temporada, que enfrentará al defensor del trono liguero, el Guangzhou Evergrande de Fabio Cannavaro, con el actual campeón de Copa, el Shanghai Shenhua.

EL EVERGRANDE, A POR LA OCTAVA

El combinado cantonés, ganador de ocho de las últimas nueve ligas -la excepción fue la de 2018, que fue a parar a manos del Shanghai SIPG-, se ha marcado como objetivo no solo repetir título sino también conseguir la Liga de Campeones asiática, cuyo comienzo está previsto para septiembre.

El equipo ha perdido a dos de sus puntales chinos -el delantero Gao Lin y el central Feng Xiaoting- y los ha sustituido por jóvenes promesas, aunque sigue teniendo un amenazador elenco de extranjeros como los brasileños Aloísio y Elkeson -nacionalizados chinos-, Talisca y Paulinho.

Estos dos últimos son ejemplos de una de las principales preocupaciones de los técnicos: la forma física de los jugadores, que en muchos casos no han disputado encuentros competitivos desde el pasado mes de diciembre y algunos extranjeros todavía están en cuarentena. Cannavaro ya asume que los dos centrocampistas sudamericanos no recuperarán su mejor estado de forma hasta finales de temporada.

Otros candidatos al título serán el SIPG, que cuenta en sus filas con Oscar, Hulk y Arnautovic, y el Beijing Guoan de Bakambu y Renato Augusto.

Aunque las restricciones a los grandes fichajes han impedido las llegadas de más grandes nombres, muchas estrellas internacionales seguirán jugando en la liga: Hamsik, El Shaarawy, Alex Teixeira, Rondón, Gio Moreno, Fellaini, Pellè, Miranda, Martins, Mbia, Carriço, Zahavi, Dembélé...

En los banquillos, nombres conocidos como los de Rafa Benítez (Dalian Pro), Stielike (Tianjin TEDA), Donadoni (Shenzhen), Genésio (Beijing Guoan), Van Bronckhorst (Guangzhou R&F), José González (Wuhan Zall) o Pablo Machín, contratado esta misma semana por el Qingdao Huanghai.

Entre los futbolistas de la Superliga también habrá representación española: Jonathan Viera regresa al Beijing Guoan, mientras que en el nuevo equipo de Machín estarán el centrocampista Joan Verdú y el central canario Yaki Yen, internacional por Taiwán. 

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