Jaime Lozano lo dirigió y fue campeón con él en la Sub 20 de Querétaro, además de impulsar su debut en Primera División; ahora que destaca en Rayados le brindó su primer llamado a la Selección y el mediocampista apunta a poner su talento y frescura al servicio del Tri.
En la jornada 4 del ya lejano Apertura 2017 debutó en Primera División (Liga MX) en la victoria 2-1 de Gallos sobre Monarcas. Tenía 21 años y el técnico que lo lanzó al ruedo fue nada menos que Jaime Lozano.
Un año antes había tenido apariciones esporádicas en Copa MX y Concachampions con Víctor Manuel Vucetich, luego de que fue campeón Sub 20 con el propio ‘Jimmy’, hoy estratega nacional.
Jordi Cortizo es originario de Santiago de Querétaro, se desempeña como mediocampista y cuenta entre sus argumentos la creatividad, el disparo de media distancia, la capacidad para asociarse y quitarse gente de encima, además de buena visión al momento de ofender.
Considerado en su momento una ‘joya’ de la cantera de Gallos, Cortizo dejó el nido sin realmente haber alcanzado la plenitud, y tras un paso intermitente por Tijuana, fue fichado por el Puebla, en donde empezó a dar muestras de sus reales alcances.
Pese a tratarse de un club modesto, el jugador fue uno de los más destacados de esa Franja que torneo a torneo compitió al límite de sus capacidades, disputó liguillas y se permitió soñar con la trascendencia.
Activo en las redes sociales, era común que protagonizara las historias del equipo para promocionar algún partido, mismo en el que después también brillaría por su desempeño.
Se trata de un futbolista de los que no abundan en México: cerebral, talentoso, distinto. A los 27 años y con esos giros e ironías que tiene el futbol, le llegó su primera oportunidad en la Selección Mexicana, convocado por el técnico que lo conoce a la perfección desde que era un ‘pichón’.
Cortizo se ganó a pulso su llamado al Tri tras sus buenas actuaciones en Rayados, en donde ha sido capaz de sumar minutos pese con todo y que es parte de un plantel repleto de figuras.
La llegada del internacional español Sergio Canales apuntaba a frenar el crecimiento de Jordi; sin embargo, se han convertido en socios, se buscan en la cancha, se entienden y de a poco le rinden frutos a Monterrey.
Ingresó en la recta final del partido amistoso del sábado pasado en el que México rescató un empate 2-2 ante Australia, tiempo suficiente para que se notara su presencia al convertirse en un factor disruptivo que acabó por cambiarle la cara al equipo.
“Vengo para quedarme”, lanzó tras su debut en el Tricolor. Argumentos le sobran y México necesita de caras nuevas, talento fresco y de un futbolista que puede ser el cerebro conductor del barco rumbo al 2026.