Compromiso. Respeto. Humildad. Jamás una palabra de más. Sentido de pertenencia. Entrega. Llorar y reír por la camiseta de su país y por cada una de las que vistió. Diego Godín tiene pensado abandonar el fútbol y es el nacimiento de la leyenda.
La historia hablará de un hombre que forjó su camino a puro sacrificio. Padeciendo el desarraigo de su Rosario natal y la carga de una mochila que llevaba el peso del fracaso cuando, en sus primeros pasos en el fútbol, lo mandaron a su casa.
Diego tenía 15 años cuando lo dejaron libre en las formativas de Defensor Sporting. Volvió a su pueblo llorando. “Fue la sensación de fracaso lo que me mató”, expresó años después en el libro Vamos que vamos.
Cuando por su mente pasaba dedicarse al estudio y en el futuro empezar a trabajar, su padre le volvió a abrir la puerta al fútbol. Llamó a William Lemos, un viejo conocido que dirigía a la Quinta división de Cerro, y le consiguió una prueba.
Julio Godín viajó con su hijo a Montevideo y antes del primer entrenamiento le dijo bien clarito a su amigo entrenador: “¿Sabés jugar al truco? Esto es bien clarito, es quiero o no quiero. Así de fácil. En 15 días quiero que me digas si te sirve porque si no sirve tiene que anotarse en el liceo”.
A los 10 días, aquel Flaco desgarbado fue anotado en Cerro. Jugó tres partidos en su puesto original de volante y después lo mandaron a la zaga. Unos meses después el técnico Gerardo Pelusso lo ascendió a Tercera división y de ahí al primer equipo fue un paso.
El 30 de noviembre de 2003, por la última fecha del Torneo Clausura, el técnico Gerardo Pelusso hizo debutar a Diego Godín en el primer equipo en un partido contra Liverpool en el Parque Nasazzi.
En aquel encuentro el DT sacó al venezolano Cichero, al Flaco Avero, Pablo Melo y Adrián Romero, que formaban la zaga titular, para poner a varios jóvenes. Godín formó la dupla central con Gonzalo Godoy y en el equipo estaban Rodrigo Muñoz y el experimentado Danilo Baltierra. En 2004 arrancó la temporada como titular.
Tres años después de su debut fue fichado por Nacional donde debutó el 26 de agosto de 2006 ante Danubio bajo la dirección técnica de Martín Lasarte. Allí formó parte de una zaga donde estaban Daniel Leites, Ignacio Pallas, Diego Jaume y Adrián Romero, entre otros. Con la camiseta tricolor Godín se transformó rápidamente en líder y fue campeón de la Liguilla y figura en la CONMEBOL Libertadores de 2007. Eso le valió el pase a Villarreal de España.
En el conocido Submarino Amarillo jugó tres temporadas. En agosto de 2010, el club anunció su traspaso al Atlético de Madrid, con el que firmó por cinco temporadas.
LEYENDA DEL ATLÉTICO DE MADRID
En los colchoneros Diego se transformó en ídolo y referente. Ganó la Liga, la Supercopa de España, la Copa del Rey, tres veces la Supercopa de Europa y dos veces la Liga de Europa.
Godín jugó nueve temporadas en el club. El día de su despedida quedó grabado a fuego. El 12 de mayo de 2019 jugó su último partido ante Sevilla. La gente lo despidió como un símbolo.
En el medio de la cancha del Wanda Metropolitano se pusieron los ocho trofeos que logró el uruguayo con el club. Recibió homenajes y se fue dando una vuelta olímpica al tiempo que la hinchada exhibía una bandera que rezaba: “Un gol para el recuerdo, un faraón para la historia”, en alusión al gol que marcó contra Barcelona en el Camp Nou que dio al Atlético de Madrid su décimo título liguero en la temporada 2013/14.
“Siento dolor por despedirme, pero con la cabeza muy alta de que me he entregado en cuerpo y alma todos los días por este club desde que llegué. Me voy con el orgullo y la tranquilidad al máximo y es público que he tenido ofertas a lo largo de todos estos años y me he quedado porque lo he sentido, porque lo he querido, lo repetiría una y mil veces más. Soy un hincha más de este club. Al club hay que respetarlo, lo decimos siempre y es la realidad, que es respetar a la institución, sus normas y que el club y el equipo sigan creciendo”, dijo en la conferencia de despedida.
Muchos de sus compañeros sintieron su salida, pero el que más acusó el golpe fue el francés Antoine Griezmann, con quien forjó una amistad que trascendió la cancha. “Diego es un gran amigo. Estoy todos los días con él en el vestuario o fuera del campo. Es el padrino de mi hija y supone muchas emociones para mí”, afirmó Griezmann.
LaLiga, a través de su cuenta de twitter, escribió sobre la despedida del capitán del Atlético: “Fue, es y será LEYENDA del Atleti”.
De ahí en adelante inició un periplo que lo llevó por varios clubes donde no se pudo consolidar. Pasó por Inter de Milán y Cagliari, ambos de Italia; Atlético Mineiro de Brasil y Vélez Sarsfield de Argentina, tras aceptar una propuesta de un viejo conocido como Alexander Medina, entrenador del equipo de la V azulada. A todos esos clubes fue con el gran objetivo de lograr rodaje para defender a la Selección de Uruguay.
Cuando Godín volvió del Mundial de Qatar 2022 recibió un llamado del corazón. José Fuentes, por entonces presidente de Nacional, le ofreció volver al club.
Pero el zaguero respeto su palabra y su compromiso de honor con Vélez diciendo: “Mi decisión pasaba por seguir jugando al fútbol, entonces lo de Nacional, que todo el mundo me pide y quieren que vuelva, en este momento no lo podía considerar. Si bien el presidente (José Fuentes) me dejó las puertas abiertas, en este momento no podía considerarlo por el compromiso que tengo con Vélez, por cómo se portaron conmigo antes del Mundial, que me ayudaron mucho, y por el Cacique (Medina) que es mi amigo”.
LEYENDA CELESTE
La noche del 26 de octubre de 2005, cuando el técnico Jorge Fossati lo mandó a la cancha del estadio Jalisco de Guadalajara para jugar su primer partido con la camiseta de la Selección de Uruguay, Diego Godín jamás imaginó transformarse en leyenda Celeste.
A partir de la llegada de Oscar Tabárez a la Selección, Godín no paró de defender a la Celeste hasta convertirse en el futbolista con más partidos disputados en la historia de la Selección uruguaya. El zaguero, que defendió por última vez a la Celeste en el Mundial de Qatar, disputó 161 partidos.
Y por si fuera poco, antes del partido contra Inglaterra por el Mundial de 2014, se transformó en capitán y referente del equipo. Godín no lo olvida… “Fuimos a la charla previa al partido y el Maestro (Tabárez) dijo que el capitán para este partido iba a ser yo. Fue delante de todos. Creo que previamente habló con Forlán y le dijo que consideraba necesario que yo tomara la posta y Diego le respondió que le parecía bien, que no lo tomaba a mal ni mucho menos. En ese momento, Forlán era el segundo capitán de la selección”, expresó en el libro Maestro, el legado de Tabárez.
Aquella tarde del 14 de junio de 2014, en el vestuario del estadio Castelao de Fortaleza, Tabárez lo encaró y le dijo: “Diego vas a ser el capitán, esto no tiene que ser ningún peso extra para vos, no tenés que hacer ni decir, ni actuar de una manera diferente como hasta ahora, jugá y hacé lo mismo que hiciste hasta hoy con la diferencia que vas a ser el capitán de la selección”. Ese fue el único consejo que le dio previo a estrenarse como capitán.
El detalle fue que Godín le pidió a Diego Lugano, su compañero de zaga que estaba lesionado, que le pusiera la cinta de capitán en el brazo.
Con la Celeste, el zaguero vivió momentos únicos como el cuarto puesto en el Mundial de Sudáfrica 2010 y la consagración como campeón de la Copa América 2011.
“Cuando miro imágenes de los partidos de Sudáfrica y lo que fue el recibimiento, creo que fue el momento más lindo que me ha tocado vivir como deportista. Cuando llegamos acá, el recibimiento que tuvimos, nos pusieron un escenario en el Palacio Legislativo, estaba todo el pueblo uruguayo afuera, todo Montevideo, impresionante, la verdad que no hay cosa más linda que algo así y eso que no salimos campeones”, expresó Godín en nota con ESPN.
Al año siguiente fue campeón de América. En pleno torneo Godín se enfermó y estuvo una semana en cama y con fiebre. “Me recuperé recién para la final con Paraguay y Tabárez me dio ingreso simbólicamente unos minutos en ese encuentro, sobre el final. El hecho de llevarme lo dice todo y que luego tenga el gesto de ponerme en la final, me demostró lo que él piensa sobre mí. ¡Cómo no voy a defender a muerte a un tipo que hace eso!”, comentó el defensa.
“Cuantas familias que le pusieron el nombre Celeste a sus hijos o nombres de jugadores, por lo que se vivió en aquel Mundial. Esa generación, esos jugadores, creo que se dejó una huella y enlazado después a la Copa América 2011, son los dos momentos más importantes de este proceso con el Maestro”, expresó.
Al volver del Mundial de Qatar, Godín expresó públicamente que su tiempo en la Selección había terminado. Y por estas horas se anuncia que pondrá fin a su carrera para transformarse en leyenda. El mundo del fútbol lo recordará como un hombre que lloró por su país, fue líder, y ejemplo de compromiso, humildad y respeto con todas las camisetas que defendió.