NAPA -- Al final de cada tarde, antes de que su unidad culmine la actividad diaria, el coordinador defensivo de los Oakland Raiders, Jason Tarver, llama a un jugador al frente de la sala. Luego, le da la palabra a ese jugador, permitiéndole dirigirse a sus jugadores respecto a lo que sea que esté pensando. A veces, los discursos tratan de fútbol americano. Otras veces, son sobre la vida. El tema no es tan importante como el hecho de que el jugador tiene la oportunidad de mostrar un lado personal a los hombres junto a los cuales luchará lado a lado por los siguientes siete meses.
"Pueden decir lo que quieran", aclaró Tarver. "incluso pueden pedir a los entrenadores salir. Sólo quiero que tengan la oportunidad de decir lo que está en su corazón. Todos tendrán su turno aquí en el siguiente mes... Aprendes algo del jugador. Incluso aprendes algo sobre el grupo".
También es un modo de acelerar el proceso de vinculación en un equipo que contará con al menos 11 nuevos titulares respecto al juego de apertura de la temporada pasada, incluyendo a siete a la defensiva. Es una continuación de lo que hicieron los Raiders en temporada baja, cuando el entrenador en jefe Dennis Allen arregló para que los jugadores y entrenadores asistieran a un partido de los Golden State Warriors, el mariscal de campo Matt Schaub organizó una cena para la ofensiva, y los linerios ofensivos asistieron a un partido de béisbol juntos.
Después de nueve años con los New York Giants, los Raiders trajeron al ala defensiva Justin Tuck para aportar liderazgo así como jugadas grandes. Pero Tuck no dijo demasiado durante las sesiones de temporada baja. En lugar de eso, observó a sus nuevos compañeros y tomó notas.
"Simplemente estuve observando a los jugadores y puse atención a lo que enciende a ciertas personas", explicó Tuck. "Durante el campamento de entrenamiento, he estado repasando mis notas sobre cómo puedo acercarme a los chicos y tratar de sacar lo mejor de ellos. Ustedes saben, encenderlos de modo que digan, 'Voy a salir allá y trabajaré al máximo', Para algunos, es dinero. Para otros, es un legado. Para otros. Se trata de la fama. Para otros es el amor al juego. Por eso tomé una postura de bajo perfil en mi transición aquí. Pero es momento de hacer más".
Los Raiders tienen más talento que en cualquier momento desde que el gerente general Reggie McKenzie arribara en el 2012 y contratara a Allen para encargarse de un lento y doloroso proceso de reconstrucción. Tuck, el ala defensiva LaMarr Woodley y el apoyador novato Khalil Mack les brindan amenazas legítimas para cazar a los pasadores. Los agentes libres Carlos Rogers y Tarell Brown les aportan experiencia en las esquinas. El profundo fuerte Tyvon Branch proveerá jugadas explosivas, luego de perderse toda la temporada pasada por lesiones.
La meta ahora es convertir cinco dedos en un puño, la fuerza del cual depende en buena medida en qué tanto se hayan vinculado los jugadores.
"Por eso hemos hecho cosas como ir a los bolos juntos, o juntarnos en nuestras casas", dijo Schaub. "Quieres conocer a los demás personalmente, porque es lo que gana uno o dos partidos adicionales por temporada, esa cercanía".
Allen ha intentado juntar a los jugadores tanto como sea posible sin que parezca obligación. Ama la idea de que el campamento de entrenamiento sea en un sitio alejado de las instalaciones normales de entrenamiento, porque obliga a los jugadores a pasar más tiempo juntos. También aceptó la oportunidad de viajar a Oxnard, California, para prácticas conjuntas con los Dallas Cowboys, porque servirá como viaje juntos. Incluso tendrá al equipo viajando a lo ancho del país desde el jueves para abrir la temporada contra los New York Jets, en lugar del usual viaje de viernes para los partidos en la costa este, porque se trata de otra oportunidad de vinculación, sin mencionar una oportunidad para que los jugadores se aclimaten al cambio de horario.
"Entre más fuerte sea el vínculo, será más sencillo ver y trabajar hacia esa visión de ser un equipo duro, físico que juega de modo inteligente y comprende las situaciones de juego", expresó Allen. "Quiero que este equipo entienda que tenemos la habilidad de hacer mucho ruido en esta liga. Lo creo firmemente. Pero eso no sucederá sólo porque digamos que va a suceder. Sólo sucederá si le ponemos piernas a ese sueño".
Tarver, quien también "empareja" a jugadores jóvenes con veteranos para incrementar el aprendizaje y acelerar la vinculación, tomó prestada la idea de tener a un orador distinto cada noche de su paso por Stanford, donde el entrenador en jefe David Shaw hizo lo mismo., El ejercicio fue valiosos para entrenadores y jugadores, porque les ayudó a comprenderse desde un aspecto personal.
"Todos tienen un pasado diferente", ofreció Tarver. "Dejar salir tus pensamientos es una de las cosas más difíciles de hacer en cualquier profesión, porque algunas personas hablan todo el tiempo, y no sabes cuáles son sus pensamientos reales, y otros mantienen todo adentro. Existe un punto intermedio para lo que está en tu corazón".
La clave, sin embargo, es cómo son recibidas las palabras por los jugadores.
"Debe resonar, simplemente porque se trata de un equipo de jugadores; es un deporte de jugadores", sentenció Tuck. "Todos provenimos de diferentes fondos. Todas nuestras motivaciones son distintas. Todos tenemos ciertas cosas en nuestra historia a la que pueden relacionarse otros. La historia de alguna podría tocarme, pero podría tocar a Charles Woodson o Woodley o Antonio Smith. Nunca sabes lo que pueden significar esas palabras para alguien.
"Muchas veces puede tener que ver con el fútbol americano, pero tiene un tema subyacente sobre el sentido de la vida... pienso que esas palabras sirven mucho hacia la construcción de química y continuidad entre compañeros".