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Alianza Lima: "El Señor de los Milagros"

Alianza de Lima ESPN

LIMA, Perú -- Es martes por la mañana en Lima, Perú. En el centro histórico de la ciudad se puede percibir cierto voltaje extremo entre la gente del barrio.

El sol pega desde lo alto y los toldos de las tiendas comienzan a expandirse sobre la angosta vereda formando la tan esperada sombra del medio día. Cientos de vendedores ambulantes se chocan entre sí con pocos consumidores realmente interesados. La oferta del día, y de cada día, son los rosarios, las imágenes de Cristo en la cruz, las velas y todo tipo de objeto religioso donde predomina el color morado. Los autos congestionados en interminables semáforos y sus bocinas completan la escena.

Sobre una esquina de la Avenida Tagna se encuentra ubicado el Santuario de las Nazarenas o popularmente conocido como el ''Monasterio de las Carmelitas descalzas''. Allí se le rinde tributo al patrón del Perú, ''El Señor de los Milagros''. Todo el barullo del mundo real se detiene al abrirse sus enormes puertas de madera, de las cuales todavía crugen las visagras como para aumentar el volumen de la escena. Esta ciudad sufrió grandes terremotos a lo largo de su historia y según cuenta el mito urbano la imágen de Cristo en la cruz ubicada en el altar de este monasterio sobrevivió a estos abatares naturales que devastaron en más de una oportunidad la vida de los habitantes del pueblo peruano en los últimos 500 años. Ni un rasguño, ni una marca, ni una ruptura, nada, absolutamente nada. La imágen permanence intacta a pesar de las desgracias que sufrió esta tierra y por eso fue bautizada como ''El Señor de los Milagros''. Sus fieles la consideran milagrosa y por ello cumple un rol fundamental en el esquema cotidiano de los habitantes de esta ciudad, a tal punto que dentro de sus costumbres se incorpora su imagen, como una compañera constante que los protege, como por ejemplo en el fútbol.

Alianza Lima, uno de los equipos más galardonados de Perú, cuenta entre sus tradiciones con el Ritual histórico y contemporáneo de rendirle homenaje en cada previa de partido a ''El Señor de los milagros'', asegurando que la fortuna de su equipo y la salud de sus jugadores depende de este acto íntimo que llevan a cabo en la privacidad del vestuario.

Otros equipos peruanos tambien rinden homenaje al Señor de los Milagros, pero Alianza cuenta con una historia y un amuleto especial que hace que esta imagen tenga un valor con otras dimensiones para propios y extraños. Durante el mes de octubre de cada año Alianza Lima cambia el tradicional azul de su camiseta por el color morado, como homenaje al Señor en su mes de procesión, la cual se realiza en Lima como una tradición peruana y se considera como la manifestación religiosa católica más numerosa del Mundo entero.

El barrio de La Victoria, conocido entre los trabajadores como ''Matute'', es donde se encuentra la casa de Alianza Lima, el Estadio Alejandro Villanueva. Zona de riesgo, área de bravos y el corazón blanquiazul por excelencia.

Allí vive Edgar, utilero del equipo hace más de 7 años, pero a pesar del tiempo reciente en el vestuario del primer equipo, lleva una vida entera relacionada al club. Él y su familia vivieron siempre en el estadio, debajo de una de las tribunas, donde todavía su madre cocina el major lomo saltado. Una infancia plagada de recuerdos aliancistas y un presente cuidando los más valiosos secretos de la institución. Un vestuario en penumbras es el escenario del final de su jornada. Dobla las camisetas del dia siguiente, enrolla las vendas recien lavadas, infla algunos balones y por ultimo guarda la imagen del Señor de los Milagros en el estante de la utileria, la misma que ubico en el centro del vestuario cuando comenzaba su dia de trabajo. Durante el primer turno de entrenamiento los jugadores dejaron algunos de sus objetos sobre sus casilleros y otros tantos desparramados por el suelo, siempre ante la atenta mirada ''del Señor'', representada en estampitas, fotografias, algunos colgantes y la siempre presente imagen de Cristo bajo la columna principal de las duchas. Siempre presente, en cada entrenamiento, en cada conversación, en cada concentración y por sobre todas las cosas, en cada encuentro.

Unas cuadras abajo, existe La Asociación Barra Aliancista, una esquina que respire historia, tradición, fútbol y religion. Un combo no apto para los escépticos, en donde son bienvenidos aquellos hinchas devotos de Alianza Lima y del ''Señor de los Milagros''. Allí se convocan las mazas blanquiazules desde 1972 y realizan el mismo Ritual que los jugadores en el vestuario en la previa de cada partido. Fotografías de hinchas memorables, los grandes organizadores, letras de canciones de la barra en las paredes, velas de color morado y como siempre la imagen, presente en el corazón del local. Algunos integrantes se acercan con cajones peruanos, el instrumento musical que es un ícono para su cultura y el cual acompaña las previas de cada encuentro al compás de las canciones del ''Comando Sur'', la principal fracción de la barra. Llama la atención que en cada escritura aliancista se evita utilizar la letra U, representada por su eterno rival, Universitario, y se la reemplaza por la letra V, como en la época romana.

Bombos gigantes con la imagen del Señor, platillos y trompetas se empiezan a escuchar a lo lejos por la Avenida Isabel La Católica. Fuegos artificiales baratos y algunas banderas de palo invaden la calle sobre el final de la tarde, es el comienzo oficial de la caravana de cada partido. Una de las esquinas parece ser el epicentro del encuentro, donde cientos de fanáticos van a realizar el mismo homenaje que los jugadores en la intimidad, pero en pleno tránsito corriente, a la vista de todos, para pedirle al Señor de los Milagros salud y fortuna, y para luego entonar juntos el himno de Alianza Lima. Una rutina semanal que parece calmar la ansiedad, curar las penas y generar una expectativa sorprendente. Parece ser la rutina semanal.

Sus almas le pertenecen a la tribuna Sur, es el ''Comando'' cantando al grito limpio de su Alianza querida. Desde el vestuario se puede sentir cada salto de la hinchada como si fuera un terremoto constante. Los jugadores, cuerpo técnico, utileros y colaboradores se abrazan como hermanos, no importan las diferencias religiosas, atrás quedan las creencias personales y las experiencias pasadas, este momento es único por la tradición, cada uno de ellos siente una energía especial que los conduce a un homenaje del que todos forman parte sin importer sus condiciones. Nadie esta obligado y sin embargo el abrazo es tan genuino como la oración en el momento del Ritual. Piden por sus familias, para llegar al fondo del corazón de cada uno, piden por su salud personal, para evitar posibles lesiones y piden por la hinchada, sin importar la cantidad, siempre van a acompañar.

En el túnel hacia el campo de juego el Ritual completa su ceremonia. Antes de subir las escaleras hacia el campo de juego, una imagen de Cristo en la cruz plasmada en azulejos de colores es tocada por cada integrante del equipo, es la última plegaria y el último contacto antes de pisar el césped. Lo que queda a partir de ese momento es el fútbol, que acompañado por este tipo de vivencias y experiencias genera una atmósfera poderosamente especial, para cada individuo que se encuentre presente.