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México venció a Cuba, algo que no sucedía desde 1970

El tiro y los deportes acuáticos (aguas abiertas, canotaje, clavados, natación, nado sincronizado, remo y vela) fueron la clave del éxito para la delegación mexicana. Fue en esos deportes en los que sumó 53 de los 132 oros con los que ganó los XXIII Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, que terminaron hoy.

Esos metales fueron fundamentales para que México se impusiera por 30 preseas doradas a los cubanos, algo que no sucedía desde hace más de medio siglo cuando México ganó los Juegos de Ciudad de Panamá 1970 --en San Salvador 2002 y Mayagüez 2010, ganados por México, no participaron los isleños.

En la natación, liderados por Liliana Ibáñez que se colgó 5 oros, México arrasó y se llevó 15 de las 40 preseas doradas que se entregaron y ahí comenzó a abrir una brecha con Cuba, que no consiguió ganar ninguna de las pruebas de este deporte.

Ese fue un caso similar al tiro deportivo, modalidad en la que México se bañó en oro 13 veces en los diez días que se disputó esta competencia.

En esta disciplina sobresalió José Sánchez, quien se colgó oros en las pruebas de 50 metros rifle tres posiciones, tanto individual como por equipos, así como en las de 50 m tendido y 10 m rifle de aire.

El nado sincronizado también dejó la nota alta mexicana y añadió las siete preseas doradas que se disputaron al medallero final, como ocurrió hace cuatro años en Veracruz.

Una de las grandes figuras fue Nuria Diosdado, quien dijo a periodistas tras colgarse el último oro que el equipo de nado sincronizado estaba contento por dejar "el nombre de México muy en alto".

Los resultados positivos, entre los que se obtuvieron más medallas doradas que en Veracruz donde cayeron 123 oros, no deben hacer que México caiga en "triunfalismos", a palabras de Alcalá.

"Seguimos respetando a Cuba, un país de campeones mundiales y olímpicos y no podemos caer en triunfalismos, tenemos que seguir trabajando, es una delegación joven la que tenemos pero que entiende que es el primer paso del ciclo olímpico", manifestó.

"No hay derrota que dure cien años y victorias que duren toda la vida", admitió Alcalá.