Jasmine Paolini sorprendió a propios y extraños. Llegó para demostrar que el tenis italiano no es solamente cosa de hombres y que no solo pueden enorgullecerse de un Jannick Sinner, un Lorenzo Musetti o un Matteo Berrettini.
La que ocupa ya prácticamente el puesto 18 del mundo, con la posibilidad de subir hasta la 14ª posición en caso de victoria en la final, sorprendió al vencer a Sorana Cirstea por 6-2 y 7-6 (6), en dos horas de juego.
Nacida hace 28 años en Castelnuovo di Garfagnana salvó seis puntos de set en el segundo parcial y cerró el triunfo que le llevó a la primera final WTA 1000 de su carrera.
Pretende así lograr el título más importante en su recorrido. El segundo después del obtenido en Portoroz en el 2021. Además, perdió las definiciones de Monastir y Palermo, en el 2023 y la de Cluj-Napoca en el 2022.