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El día que Rafael Nadal y Roger Federer protagonizaron el mejor partido de la historia del tenis

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A sus 38 años, Rafael Nadal anunció su retiro del tenis (4:44)

El 22 veces campeón de torneos de Grand Slam comunicó, a través de sus redes sociales, que la Copa Davis será su último torneo. (4:44)

Histórica, inolvidable y sensacional son algunos de los adjetivos calificativos que podrían describir a la perfección la final de Wimbledon 2008 entre el español Rafael Nadal y el suizo Roger Federer, que quedó grabada en la memoria de millones de fanáticos del tenis y del deporte en general.

El español cortó la racha de cinco títulos seguidos del suizo en Londres, en un choque épico de cinco maratónicos sets y ante una tensión tremenda.

Si bien hubo grandes definiciones durante la Era Abierta, tanto en el césped lonidense como en el resto de los Grand Slam, el partido escenificado el 06 de julio de 2008 se ganó el mote de "mejor final de la historia del tenis" por varios factores, aunque principalmente porque el zurdo manacorí le cortó la racha de cinco títulos al hilo a 'Su Majestad' en el All England, batallando épicamente por cuatro y 48 minutos para imponerse 6-4, 6-4, 6-7 (5), 6-7 (8) y 9-7 y convertirse en la más extensa de la competencia hasta 2019, cuando el serbio Novak Djokovic se llevó con lo justo también contra el helvético.

Luego de consagrarse en 2003, 2004, 2005, 2006 y 2007, el nacido en Basilea, de 26 años y líder del ranking en ese entonces, pretendía superar la racha del sueco Björn Borg, quien también había acumulado cinco éxitos en fila en La Catedral, producto de sus coronaciones en 1976, 1977, 1978, 1979 y 1980.

Por su parte, 'La Fiera', de 22 y número 2 del ordenamiento en ese momento, llegaba con la confianza por las nubes, a raíz de su contundente proclamación contra el dueño de un exquisito revés a una mano en Roland Garros, festejando 6-1, 6-3 y 6-0 en menos de dos horas para sumar su cuarto título consecutivo en su segunda casa, tercera frente a Federer, quien justamente lo había derrotado en la instancia decisiva en la capital inglesa en 2006 y 2007.

El pupilo de su tío Toni Nadal, que ya había levantado 27 trofeos y solo registraba una derrota en sus 35 últimos partidos en el circuito, sumaría una hazaña memorable al transformarse en el primer hombre desde Borg en 1980 en adueñarse de Roland Garros y Wimbledon en el mismo calendario, marca que emularía en 2010, al igual que Federer en 2009.

Entre ambos venían de ganar 14 de los 16 Majors más recientes, siendo los indiscutidos líderes del tenis. Y Nadal,

Si bien conectó 25 aces contra apenas seis de su rival, Federer padecería nuevamente su ineficacia en las oportunidades de quiebre, ítem que sería determinante en un choque interrumpido en varias ocasiones por la incesante lluvia, concretando la rotura de servicio en solo una de las 13 oportunidades, mientras que Nadal aprovecharía cuatro en igual cantidad de instancias.

En un duelo tan parejo como cerrado, en el que Federer consiguió remontar una desventaja de 0-2 en sets y estirar la lucha hasta el último capítulo, arriesgando en ciertos pasajes y atacando más a un contrincante excesivamente plantado en la base, el español combinó paciencia con su habitual garra para reacomodarse en el cierre y ponerle el moño a un encuentro electrizante, que se ganaría una página dorada en la historia grande del deporte mundial.

Aquel envión sería bárbaro para Nadal, quien al mes siguiente sumaría los puntos necesarios para darse el gran gusto de desplazar por primera vez a Federer y estrenarse en la cúspide de la clasificación, motivo suficiente para considerar a esa final en Wimbledon como una definición inolvidable e irrepetible.