El Masters 1000 de Cincinnati fue testigo de un hecho para nada habitual. El español Carlos Alcaraz, número tres del mundo, enloqueció en la cancha central del Masters 1000 de Cincinnati y su raqueta pagó el precio.
El joven murciano, ex 1º del mundo y reciente medallista de plata en los Juegos Olímpicos, atravesó unos cuanto segundos de locura luego de desperdiciar varios puntos de quiebre en el tercer set del compromiso ante Gael Monfils, tantos con los que hubiese estampado la paridad, y golpeó sin piedad su elemento de juego sobre el cemento estadounidense. Una conducta jamás vista en él y que llamó la atención.
La situación se desencadenó, precisamente, instantes después de que Monfils, nacido en París, estirara el score a 3-1, provocando el total asombro de los espectadores y dando lugar a uno de los momentos más tensos de la jornada.
El pupilo de Juan Carlos Ferrero, obnubilado por el nivel de su rival, de 37 años, que antes del encuentro afirmó que Alcaraz ya es una leyenda como Roger Federer, Novak Djokovic y Rafael Nadal, expresó su frustración ante los ojos de todos para inmediatamente recuperar la calma.
No obstante, el desahogo no le alcanzaría para nivelar la desventaja y regresar al encuentro, porque el galo se terminaría imponiendo en tres sets, por 4-6, 7-6 (5) y 6-3, protagonizando de esta manera el gran batacazo del Masters 1000 de Cincinnati.