Hubo último cosquilleo. Última patinada. Último golpe. Diego Schwartzman cayó ante el español Pedro Martínez por 6-2 y 6-2 en segunda ronda del Argentina Open y se despidió del tenis profesional en el Buenos Aires Lawn Tennis Club.
Con 59 triunfos, se retiró el cuarto en la lista de hombres argentinos con más triunfos en torneos de Grand Slam solo superado por Guillermo Vilas (139), Juan Martín Del Potro (97) y David Nalbandian (86). Nada menos.
De los 251 festejos a nivel ATP se destacan los 61 a nivel Masters 1000. Campeón de cuatro trofeos en el circuito, supo tocar el N°8 del mundo y asentarse en el Top 10 durante siete meses consecutivos, en tiempos en los que la mente tenía desafíos permanentes en plena pandemia.
En el periplo, quebrando con todos los estereotipos del tenis global, jugó otras 10 finales, siendo el del Masters 1000 de Roma en 2020 (con triunfo ante Rafael Nadal en semifinales y caída ante Novak Djokovic) la más destacada.
Por eso, ante la consulta de ESPNTenis.com no se animó a quedarse con un solo momento de su carrera. Más bien, valoró la regularidad y el paulatino crecimiento, temporada tras temporada: "De mi carrera me quedo con todo lo que fue desde el principio de 2017 donde mi carrera dio un salto de calidad enorme, todos esos años, cada año tuvo momentos que fueron distintos, el mantenerme en un nivel muy alto durante casi 5 o 6 años fue lo mejor de mi carrera. Puedo ver a los chicos ya desde otro lado con otra mirada, un poco más grande y habiendo vivido ese momento, y veo lo difícil que es mantenerse en un deporte en donde la vorágine es muy rápida y no te da respiro. Por eso, si tengo que elegir algo es el mantenerme y el haber podido haber hecho un montón de cosas fuera de la cancha que me hicieron mucho mejor competidor".
"Yo fui un loco de sacarle el jugo a cada cosa de cada deporte y cosas nuevas. Cómo es la recuperación, cómo se alimentan, qué hacen, cómo entrenan. Y siempre de lo que yo podía replicarlo hacía. El tener contacto con un montón de gente exitosa, les fui robando un pedacito de sus carreras. Y creo que si tengo que quedarme con eso fue tener esos diálogos privados durante toda mi carrera con personalidades destacadas que sin duda también me ayudaron a ser un mejor tenista", analiza en contexto.
Luego del 7-6 (10), 4-6 y 6-3 ante el chileno Nicolás Jarry (40° y último finalista del Argentina Open) en primera ronda, pasaron casi 24 horas de más estadios. Y se notó en la cancha ante el ibérico. "Ayer pasé por un montón de emociones, y hoy me costó mucho más poder estar concentrado. Físicamente estaba bien, pero no lograba abstraerme un poco de tener un rival que hoy me hacía ahogar mucho más. Yo quería vivir un poco lo que viví ayer, pero para eso uno tiene que levantarse".
"Es un contexto en el que vos alimentás a la gente, es un círculo, la gente te alimenta a vos. Y hoy no lo lograba. Rápidamente todo el tiempo se me iba el score, puntos feos y errores. No estaba lo suficientemente coordinado, y ahí rápidamente la cabeza se te va al final del partido. Ya iba 20 minutos y para mí el partido, decía, hoy no va a haber manera de poder ganarlo. No me veía ni con los impactos, ni la movilidad, ni la concentración para ganarle a Pedro hoy", reflexionó tras su última función en la arcilla porteña.