Promediaba el primer set. Nada de la jugada tendrá que ver con el resultado final del partido. Pero Andrey Rublev sabe que la jugada del día no se la va a olvidar en su vida.
Partido semifinal del ATP 500 de Doha con Felix Auger-Aliassime del otro lado de la red. Y un tiro tan sencillo como que fallarlo lo llevará sin ningún lugar a dudas a lo mejor "y lo peor" del año.
Centímetros lo separaban de la red. Tan solo tenía que soplarla. Pero el destino (o su raqueta) así no lo quiso. La pelota quedó de su lado. Como el lamento y las ganas de agarrarse los pelos.
Esos que tan comúnmente suele tener. Que lo llevan de la depresión a la violencia en plena cancha. "Es importante aceptarse a uno mismo. Si uno tiene un problema lo primero que debe hacer es dejar dejar a un lado tu complejidad y a tu ego. Escucha a tu cuerpo y a tu voz interior, todo está adentro. Solo se trata de ti mismo", dijo días atrás.
"Poco a poco, paso a paso. Cada día todavía siento un poco de miedo. Uno piensa: 'Ok, hoy lo logré'. Pero quizás mañana los fantasmas pueden regresar", y allí va Rublev. Luchando contra él y los puntos imposibles.
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