Cuando el jardinero de los Chicago Cubs, Kyle Schwarber, sufrió una lesión mayor en dos de los cuatro ligamentos primarios de la rodilla izquierda en la primavera pasada, su temporada se declaró oficialmente terminada.
Pero hubo Schwarber para los Juegos 1 y 2 de la Serie Mundial, se uniformó y como bateador designado remolcó dos carreras el miércoles.
La organización de los Cachorros se sorprendió gratamente cuando el doctor Daniel Cooper, el cirujano ortopedista que reconstruyó la rodilla de Schwarber, dio su visto bueno para que el jugador participara en el Clásico de Otoño como bateador designado. Después de todo, la reconstrucción de ligamentos es compleja, dependiendo de lo extenso y de la localización del daño; el escenario típico para regresar a jugar después de esta cirugía es de nueve meses.
Luego de seis meses de revisiones con Cooper, el cirujano estaba impresionado con la estabilidad de la rodilla y la fuerza del jugador. Cooper autorizó que el outfielder empezara a batear y a correr las bases. Schwarber probó que podía hacer ambas cosas y, de repente, se encontró en el lineup.
Superó las expectativas al regresar para la Serie Mundial y quizá los fanáticos de Cachorros asumieron que era natural y que Schwarber recibiría autorización para fildear en los jardines.
No lo autorizaron.
El presidente del equipo, Theo Epstein, anunció el jueves que el jardinero no obtuvo la autorización médica para jugar en el outfield. Unos días después de que el mundo de las redes sociales alabó el trabajo y la determinación de Schwarber, algunos expresaron su desilusión por la decisión de mantenerlo en el rol de bateador designado en el regreso de la Serie Mundial al Wrigley Field.
¿Qué puede mantener a un jugador fuera del lineup cuando se trata del Clásico de Otoño?
Las razones médicas se dejan al especialista. Nadie mejor que Cooper sabe los detalles que involucraron la reconstrucción de la rodilla de Schwarber.
Detrás de los razonamientos que sustentan la decisión, aquí hay algunos puntos para considerar:
1. El ligamento anterior cruzado se sigue fortaleciendo en el primer año; a los seis meses, aún no recupera el máximo de su fuerza.
2. Este ligamento trabaja en la desaceleración y rotación de la rodilla, movimientos que combinados son los dos más demandantes y riesgosos para la articulación.
3. Las variables incontrolables aumentan el nivel de riesgo para un atleta y de que ocurra una lesión. El cambio de superficie, del pasto a la tierra; los cambios de velocidad mientras se persigue la bola; los obstáculos -como las bardas de los jardines u otros outfielders- son ejemplos de las variables incontrolables que existen en el juego.
4. Investigaciones recientes muestran que las recaídas en lesiones de ligamentos de este tipo se reducen significativamente cuando el regreso a la actividad se da, como mínimo, nueve meses después de la cirugía.
5. Una segunda lesión traería el riesgo potencial de que Schwarber se perdiera otra temporada completa y no garantizaría que su recuperación se completará al ciento por ciento. En otras palabras, sería una amenaza para su carrera.
Schwarber ya corre un riesgo con el simple hecho de regresar a batear, correr las bases y barrerse, pero ese riesgo es mucho menor del que correría si jugara en los jardines. No hay manera de simular cada escenario al que el atleta se puede enfrentar en el outfield. Además, meses de entrenamiento y recuperación están garantizados antes de regresar a las actividades al ciento por ciento.
La decisión de regresar a jugar después de una lesión se sustenta siempre con evidencia médica contra las consideraciones ante un posible riesgo. Es completamente razonable que le hayan permitido batear, pero no fildear.
Schwarber es un atleta competitivo. Por supuesto, debe amar jugar al tope de su capacidad en la Serie Mundial, pero parece que ya aceptó su rol; como él mismo dijo: “Lo voy a asumir”.
Si Schwarzer y los Cachorros pueden vivir con esta decisión, los demás también deberían poder hacerlo.