Fue un elevado profundo que pegó encima de la pared el que provocó una de las historias más sonoras de esta postemporada: Ronald Acuña Jr. “alzó un poderoso batazo que no fue tan poderoso como él creía” durante el Juego 1 de la Serie Divisional de la Liga Nacional, comenzó a trotar demasiado temprano creyendo que era jonrón y terminó siendo doble, luego fue acusado por sus compañeros de los Atlanta Braves y su manager que estaba “mucho más que enfadado”. La presunción de Acuña, presumiblemente también fue notada por sus rivales. “Siempre estuve consciente cuando un corredor cometía un error así”, indicó el comentarista de la cadena TBS Ron Darling durante la transmisión del partido.
Todo lo anterior preparó el escenario para el noveno inning, cuando Acuña bateó una conexión mucho más lejos, hizo una demostración aún más evidente de celebración mientras la pelota se elevaba (esta vez, realmente lo hacía) en dirección a las gradas, la cual molestó muchísimo a los St. Louis Cardinals, hizo que Acuña terminara siendo el objeto de rectazos y pelotazos durante la serie, intercambiando palabras con Carlos Martínez y Jack Flaherty.
Como es obvio, ahora sabemos algo que Acuña no sabía cuando alzó ese poderoso batazo: La pelota en esta postemporada parece haber perdido vida, en comparación con la temporada regular. La pelota en el mes de octubre (por algún motivo aún no identificado) no cobra tanto vuelo, según Rob Arthur de Baseball Prospectus, causando que los batazos que fueron jonrones en la zafra regular mueran en la pista de seguridad. Incluso Mike Shildt, el manager de los Cardinals, así lo dice: Su equipo de análisis estadístico, informó el propio Shildt, estima que las pelotas están perdiendo aproximadamente 4.5 pies en su trayecto.
Si sumamos 4.5 pies al elevado de Acuña, éste terminaría trotando pacíficamente por las bases como todo un héroe, una querida súper estrella joven en vez de convertirse en un imán para los regaños en el clubhouse. Acuña, supuestamente, sabe cómo se siente cuando se batea de jonrón y esa conexión se sintió como si lo fuera. No sabía que el mismo deporte que había jugado durante toda una temporada había cambiado de repente. No lo estaba evadiendo. Simplemente, nos estaba dando nuestra primera pista.
De hecho, se han producido muchas pistas las cuales son evidentes, si hemos prestado atención. Pareciera que todos en el terreno acaban de salir de una máquina del tiempo, reaccionando a la tecnología de octubre de 2019 con la sensación de desconcierto de personas acostumbradas a las leyes de la física que estaban vigentes en septiembre de 2019. Volvimos a ver todos los elevados con distancia superior a 300 pies en esta postemporada y las reacciones cuentan la historia.
1- Las reacciones de los bateadores
Cuatro días después del largo sencillo de Acuña, Paul Goldschmidt conectó un elevado en dirección al jardín izquierdo. Aquí es donde cayó:
Es el manchón justo en frente del acomodador de la primera fila, quien fue engañado (esperaba que la pelota cayera dentro del bullpen) y terminó sacudido cuando la bola rebotó por el borde de la pared acolchada. Esa pared no está del todo adherida al muro del jardín izquierdo: hay aproximadamente 3 pies de espacio, tal como se puede ver en el segundo 40 de este video; pero se puede decir que, a juzgar por el pronunciado ángulo de descenso de la pelota, que el jonrón de Goldschmidt estuvo bastante cerca del batazo de Nick Markakis, que terminó en pleno bullpen.
Ahora, fíjense en cómo Goldschmidt trota ante esta jugada: Hace swing, toma pausa por un breve instante para admirar su poderoso batazo, luego baja su cabeza y comienza a trotar de forma casual hacia la primera base.
He aquí cuán casual fue ese trote: Acuña necesitó de 6.2 segundos para trotar hacia la primera base durante su controversial trote tras el batazo que no fue del todo un jonrón; Goldschmidt requirió de 6.43 segundos. Hizo el trote de un bateador que llevó la pelota a 15 filas de distancia, el mismo de un toletero que estaba excesivamente confiado con su trote. Y tenía razón, pero… ¡vaya! ¡Tres pies! No hubiera sido extraño si la conexión hubiera tenido tres pies menos de distancia para quedarse dentro del terreno: Goldschmidt hubiera escuchado una reprimenda por parte de su manager. ¡Goldschmidt habría sido objeto de las críticas en público de sus compañeros! Goldschmidt lo hizo bien. No obstante, hay un montón de peloteros cuyos elevados permanecieron dentro del terreno, probablemente para su sorpresa.
Estoy sumamente seguro de que Carlos Correa creía que esto era un cuadrangular. Estoy sumamente seguro de que Justin Turner creía que este batazo se iba para la calle. Estoy sumamente seguro de que Marwin González creía que esta terminaría fuera del parque. Por un segundo, Gleyber Torres pensó sin duda de que esto era jonrón.
2- Las reacciones de los fildeadores
Ustedes quizás se preguntan: ¿cómo un jardinero central puede colocarse en esa posición, zambulléndose hacia una pelota que quedó a poca distancia de la pista de seguridad? Es simple: El fildeador ve una pelota conectada a velocidad de jonrón (o cercana a un cuadrangular), se mueve para correr hacia lo profundo, donde cree que tendría que saltar para conseguir la pelota, sin darse cuenta de que todas las pelotas de béisbol en esta postemporada han sido sumergidas en leche. Después hace las debidas correcciones, de forma engorrosa, para intentar hacer la atrapada.
Este caso bien podría ser explicado como que, simplemente, un fildeador tomó un camino equivocado. No obstante, esto se ha producido en muchísimas ocasiones durante esta postemporada, en la cual un fildeador termina aproximándose a una pelota que cae a 396 pies del home plate. No todos los casos son engorrosos como este ejemplo; pero pueden ver como Michael Taylor corrió hacia el muro, preparado para dar un salto delante del muro, para darse cuenta que necesita acercarse y atrapar la pelota al borde de la pista de seguridad. O este otro, en el cual Tommy Edman casi llega a la pared y debe dar ocho pasos para alejarse de la pista de seguridad. O cómo Adam Eaton, zambulléndose de forma horizontal a un lado de la pista de seguridad mientras se acerca para atrapar una pelota que él sobreestimó. De hecho, esta última jugada fue engorrosa al igual que la primera; pero vamos a presumir que esto no es culpa de Eaton. Los jardineros también saben cómo se ven los jonrones en 2019 al momento de ser bateados.
3- Las reacciones de los compañeros
Ese fue el dugout de Los Angeles Dodgers, vaciándose en señal de expectativa, ansiando que el elevado de Will Smith en dirección al jardín derecho cayera frente a un aficionado y le diera a los Dodgers la victoria para dejar en el terreno a su rival en el Juego 5 de la Serie Divisional de la Liga Nacional. Por supuesto que pueden revisar los resultados: sabemos bien que los Dodgers no ganaron el Juego 5 de la Serie Divisional de la Liga Nacional. La pelota fue atrapada sobre la pista de seguridad.
Contrario a los casos de Acuña y Goldschmidt, los compañeros de equipo no pueden percibir la sensación de cómo la pelota sale tras chocar con el bate. Deben confiar en el sonido del contacto, cómo se ve la trayectoria, su propia experiencia viendo los elevados bateados por sus compañeros y en este caso, la propia comunicación de Smith. Es un poco difícil juzgar la reacción de Smith en su totalidad (la imagen de Smith en la transmisión en vivo salió del aire poco antes de que él soltara el bate y la repetición sólo comienza cuando éste libera el bate, sin una continuidad perfecta, pero sabemos que Smith lanzó su madero:
Y creemos, a juzgar por la imagen tomada por la cámara ubicada en el jardín central en la cual él empieza a soltar su bate, que su primer instinto fue el de soltar el bate para llevarlo en una expedición espacial con el objetivo de buscar el bate de José Bautista, él cual fue visto por última vez en trayectoria hacia la Galaxia de Andrómeda. Will Smith conectó 15 cuadrangulares este año. Puede ser considerado, en términos generales, una autoridad en la sensación de un jonrón y se veía sumamente emocionado por el elevado para out que había conectado.
4- Las reacciones de los pitchers
Algunos pitchers no suelen dar la vuelta cuando les conectan elevados profundos. Es una jugada de poder. Algunos lanzadores no se dan la vuelta cuando les batean jonrones. Es un movimiento que expresa frustración y vergüenza. Por eso, cuesta saber si el diestro de los Minnesota Twins, Tyler Duffy, sabía que la pelota terminaría frente a la pista de seguridad y no por encima de la pared; especialmente porque Duffey usualmente se gira para mirar los jonrones y los elevados profundos, aunque solo sigue viendo los últimos.
No obstante, hay un momento que creo es un indicio bastante fuerte de que Duffey cree que este batazo iba para la calle. Giancarlo Stanton batea la pelota. Stanton no se mueve; se queda viéndola fijamente, con el bate derecho, evaluando la situación. Duffey se queda viendo al frente, evaluando a su estilo. Quizás está viendo a Stanton, o a los asistentes, o simplemente escuchando, en busca de pistas. Y ese momento se produce a los 0:05 de este video, cuando un niño en primera fila alza su mano derecha y apunta al cielo, otro dice “oooooooooohhhhh” y sale disparado de su asiento y un tercero sonríe de oreja a oreja.
En ese momento, Duffey deja caer ligeramente sus hombros, su cabeza gira aproximadamente 10 grados a su izquierda y su postura parece indicar que está gruñieeeeendo. Quizás esté equivocado en esta situación: Duffey quizás estaba enfadado por haber permitido un fly de sacrificio; no obstante, esta temporada ha estado repleta de pitchers con miradas de pánico, moviéndose angustiados viendo cómo viajan muchos elevados que terminaron en plena pista de seguridad. Aquí podemos ver cómo Julio Urías saltaba arriba y abajo tres veces. Podemos ver a Daniel Hudson, estrujando sus piernas en señal de inquietud. Aquí tenemos a Sean Doolittle, poco dispuesto a mirar a primera base, antes de darse cuenta de que la resistencia del aire es su amiga y que los elevados profundos para out son, de hecho, los mejores momentos en una era caracterizada por el jonrón.
5- Las reacciones de los aficionados
Los fanáticos siempre reaccionan en exceso a los elevados, como es obvio. Asistimos a los partidos de béisbol para mirar a los dioses jugar y cuando Zeus suelta un trueno esperamos que termine dando en el blanco en vez de escucharle murmullar una disculpa por haber fallado por poco margen. Por eso, ciertamente, cuando Acuña batea este elevado hacia la pista de seguridad, los aficionados de San Luis mostraron preocupación.
Pero hay algo diferente que ocurre en la toma que se hace a los asistentes que voy a mostrar. Si alguien piensa que tiene a un monstruo bajo la cama, tendrá un aspecto arrugado, estresado y aprehensivo. Pero, cuando se mira por debajo de la cama y se consigue a un monstruo con cabello de serpientes, la reacción será muy diferente. Estas personas vieron a Acuña soltar un elevado hacia la pista de seguridad y porque creían que esto era 2019 y no 2015, terminaron como piedras:
Estos aficionados sabían que se había bateado la pelota como si fuera a caer de jonrón y ellos tenían razón. Solo que no sabían que vivimos en un universo simulado que se encuentra bajo constante labor de mantenimiento.
6- Las reacciones de los camarógrafos
Siendo camarógrafo, el elevado que se dirige hacia las tribunas superiores debe ser el momento más esperado: la oportunidad de elevarse más allá del pequeño poblado verde que está a nivel de terreno, para exigir al lente que vaya hacia ese cielo sin fin que va más allá de los muros de los jardines. Por eso, cuando Eddie Rosario bateó este elevado, la cámara registra primero al jardinero saliendo a perseguir la pelota y después, toma esa audaz decisión de seguir la esférica: Hace zoom a la pelota, deja atrás el campo y la mirada flota hasta la Fila 37 o donde vaya a caer el jonrón de Rosario para empatar el partido. Excepto que, oh no, ouch, ¡esta pelota está hecha de cinta adhesiva eléctrica enrollada! La cámara debe hacer un repliegue para mostrar que la pelota golpeó la barda para un doblete que no empató el partido para nada. Un recordatorio sutil de que no debemos nunca tener esperanzas.
7- Mis reacciones
Dije “aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiigh” a la hora de ver esta conexión hecha por Adeiny Hechavarria. Así de viva es la pelota a la cual estamos acostumbrados: no tenía dudas de que Hechevarria, con su porcentaje de slugging de .352 de por vida, acababa de soltar un cuadrangular porque acababa de halar un elevado. Así es el béisbol en 2019: Sólo cinco peloteros calificaron para el título de bateo (con 502 apariciones al plato) sin alcanzar un total de jonrones con dos dígitos. Hace cinco años, fueron 44 los jugadores que estuvieron en esa misma situación. Hoy en día, todos los bateadores del Béisbol de Grandes Ligas es jonronero. Entonces, ¿Adeiny Hechevarria? Forma parte de ese séquito de “todos los bateadores del Béisbol de Grandes Ligas”.
El narrador creía que iba para la calle. No habían dudas en mi voz o en la del narrador que esta pelota se iba de jonrón y no estoy seguro que un Andrew Miller que estaba levitando se sentía muy bien al respecto. Llegó a un pie de distancia de la pista de seguridad. Las pelotas en la postemporada podrían estar fabricadas con pelotas de bowling reciclados y arena.
Por supuesto que eso es una exageración. La pelota no está muerta; simplemente no está volando de la misma forma como lo hacía durante la temporada regular, en la cual la mitad de los equipos en la liga impusieron récords internos de sus franquicias en jonrones. Y, de forma progresiva, parece que nos estamos acostumbrando a ello. Cuando Didi Gregorius soltó un profundo elevado al jardín derecho, no lanzó su bate esperando haber soltado un jonrón para darle ventaja a su equipo, ni tampoco lo arrojó en frustración por haber conectado un elevado. Por el contrario, tuvo la postura (al igual que el pitcher de los Astros Gerrit Cole) de un observador profundamente lleno de incertidumbre e impotencia, esperando ver si la Gran Rueda del concurso “The Price is Right” caería en el número 100 o el 5. A pesar de ello, aún se siguen produciendo fallas de cálculo, algunos indicios de que los jugadores no están lidiando con unas leyes de la física con las cuales están familiarizados. Cuando el pitcher de los Yankees Tommy Kahnle permitió un profundo elevado a Martin Maldonado medio inning después, Kahnle gritó algunas cosas que deberían causar que éste se disculpe consigo mismo; de hecho, había sacado el out para terminar el inning.
Las buenas noticias, para quienes gustan de este estilo de béisbol más “aterrizado” es que esta situación podría continuar por un tiempo. Las buenas noticias para quienes gustan de los jonrones sin restricciones, es que quizás ese no sea el caso. Major League Baseball parece desconocer la razón por la cual la pelota se está comportando, de repente, de una forma distinta a como lo hizo durante toda la temporada, limitándose a indicar mediante un comunicado dirigido al periodista especializado en béisbol Ben Lindbergh, que “la carga de la pelota de béisbol podría variar entre distintos periodos de tiempo”. Por eso, hay que estar muy pendientes: esto podría cambiar en cualquier segundo y los peloteros, sin saberlo, podrían ser los primeros en hacérnoslo saber.