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Cachorros a 27 outs de la gloria, pero...

Desde que se dio la voz de ¡a jugar! en abril, los Cachorros de Chicago sacaron 3,060 outs para ganar todos los juegos que los trajeron hasta a este punto.

Ahora están a 27 outs de avanzar a la Serie Mundial por primera vez en 71 años.
Tras ganar 109 partidos previos, 103 en la temporada regular, tres en la serie divisional ante los Gigantes de San Francisco y los tres primeros de esta serie de campeonato de la Liga Nacional ante Dodgers de Los Ángeles, los próximos 27 outs serán los más difíciles de todo el año.

Ahora más que nunca es cuando cae sobre los hombros de los peloteros de los Cachorros toda la presión del mundo.

Es como si entre los 25 integrantes de la plantilla estuvieran cargando en sus espaldas el Wrigley Field con más de 40 mil fanáticos dentro incluidos.

Así ha sido por las últimas siete décadas y no es diferente esta vez, por mucho que los peloteros insistan en tratar de ignorar la historia, la leyenda y la realidad.

Sí, claro que pesa la Maldición de la Cabra. Real o no, lo cierto es que en los 70 años anteriores, las veces que Chicago estuvo a punto de llegar al Clásico de Octubre, siempre apareció algún hecho, por muy absurdo que fuera, para provocar el desplome a la hora cero.

La historia lo ha confirmado una y otra vez, desde el gato negro en Shea Stadium en 1969 y el error de Leon Durham en 1984, hasta la mano inoportuna de Steve Bartman en el 2003.

Es cierto que los Cachorros tienen ventaja de 3-2 en la serie ante los Dodgers y las acciones se mueven ahora a la Ciudad de los Vientos.

Pero exactamente en esa misma situación estuvo el equipo ante los Marlins de Florida hace 13 años.

Es más, ganaban 3-0 en el octavo inning y las bases limpias con un out.

Estaban los Cachorros a cinco outs de romper el maleficio, cuando los Marlins fabricaron ocho carreras en esa entrada, para forzar un séptimo y decisivo juego que también ganaron los de la Capital del Sol.

Entonces, está Clayton Kershaw.

El mejor lanzador de todas las Grandes Ligas logró sacudirse cualquier etiqueta negativa en postemporadas, con su relevo de leyenda en el juego final de la serie divisional ante los Nacionales de Washington y luego tiró una joya monticular el domingo pasado para vencer a Chicago 1-0.

Con Kershaw a plena capacidad y recuperado mentalmente de cualquier duda, al estilo David Price, los Cachorros tienen un obstáculo inmenso en el camino, a pesar del despertar ofensivo del equipo.

Han sido 18 las carreras fabricadas por los Cachorros en los dos últimos juegos, luego de quedar en blanco en los otros dos partidos previos.

Anthony Rizzo y Addison Russell están de vuelta, junto al boricua Javier Báez, el venezolano Willson Contreras, Kris Bryant y Dexter Fowler.

Pero esos mismos Cachorros venían de anotar ocho carreras en el primer juego de la serie y el zurdo de Los Ángeles se encargó de congelarlos 24 horas después.

El derecho Kyle Hendricks, líder en efectividad de todo el béisbol en el 2016, tendrá en sus manos la tarea de sacar la mayor cantidad posible de esos 27 outs, hasta ahora esquivos para varias generaciones de Cachorros.

Y están también los managers. Tanto Joe Maddon, como Dave Roberts, han dejado mucho que desear, al dirigir erráticamente, con decisiones absurdas, contra toda lógica, que muchas veces les han costado caras.

La presión creciente del momento los llevará a cometer nuevos errores, de esos que dejan a medio mundo con la boca abierta y que podrían hacer la diferencia entre la victoria y la derrota.