Cuando los Miami Marlins le dieron a Giancarlo Stanton aquel disparatado contrato por 325 millones de dólares en 13 temporadas en el 2014, algunos colegas pronosticaron que entonces Bryce Harper sería el primer jugador de 400 o 500 millones cuando llegara a la agencia libre.
Su ambicioso agente Scott Boras mordió el anzuelo y cuando su cliente llegó al mercado pidió una cifra que la realidad ha demostrado que no vale.
A 40 días de comenzar la temporada del 2019, Harper no tiene equipo aún y hasta el momento, la oferta más alta que ha recibido es de unos 300 millones de su antiguo equipo, los Washington Nationals.
Caso parecido lo que ocurre con Manny Machado, representado por Dan Lozano.
Da la impresión que tanto Boras como Lozano esperaban que sus clientes fueran objetos de una subasta en la que los 30 equipos empezarían una puja desenfrenada por hacerse de sus servicios.
La realidad los hizo chocar de frente contra un muro y sólo cinco o seis franquicias mostraron mayor o menor interés en ellos.
Entonces, empezaron a acusar al sistema de estar quebrado y a los dueños de confabularse para bajarles el valor a los jugadores.
La culpa es nuestra, de quienes lanzamos al viento cifras exorbitantes de manera festinada, basados en quién sabe qué estadísticas sabermétricas, la manera de interpretar el béisbol por quienes no conocen la esencia del juego.
En siete temporadas, una sola vez Harper impulsó 100 carreras y en dos ocasiones superó la treintena de jonrones. Su mayor cifra de imparables ha sido de 172 y su average de por vida es un aceptable .279, con par de temporadas sobre los .300.
Ha sido un buen jugador que incluso todavía no haya llegado a su pico de rendimiento, pero esos números no valen el dinero que pide Boras, con todo lo que indiquen el WAR, el OBP o el FBI.
Nadie puede acusar a los propietarios de no querer dar contratos de larga duración, sobre todo, después de tener en frente como pruebas irrefutables los pactos con Albert Pujols, Miguel Cabrera, Robinson Cano y Prince Fielder.
Los dueños aprendieron la lección y no quieren arriesgarse a pagar más allá de los años realmente útiles de los peloteros, incluso aunque Harper y Machado tengan solamente 26 y tengan una vida deportiva bastante larga por recorrer aún.
Entonces, no se explica por qué siguen esperando. ¿Acaso creen que llegará una oferta de último momento que cubra sus expectativas a plenitud?
Mientras, ellos dos tienen trancado el mercado, pues los dos o tres conjuntos que se mantienen interesados en sus servicios necesitan tener a mano un plan B en caso de irse en blanco.
Medio centenar de agentes libres continúan desempleados, entre ellos Dallas Keuchel, Craig Kimbrel, Marwin Gonzalez y Mike Moustakas, otros cuyos representantes quizás también oyeron demasiados cantos de sirenas y andan pidiendo un dinero (o tiempo) que no valen sus clientes.