La vida es “timming”. No pudo llegar más oportunamente el momento en que el contrato de Stephen Strasburg le permite salirse y buscar un nuevo pacto.
Viene de su mejor temporada, cuando lideró la Liga Nacional en victorias (18) y entradas lanzadas (209), además de lograr la mayor cantidad de ponches en su carrera (251).
Además, tuvo una postemporada de ensueño, con cinco triunfos sin derrota, una efectividad de 1.98 y el merecido premio de Jugador Más Valioso en la Serie Mundial.
Strasburg debería salirse de su contrato, aunque ello no signifique necesariamente que abandone las filas de los Washington Nationals.
A sus 31 años, el derecho mostró estar saludable y perfectamente podría conseguir en la agencia libre mucho más de los 100 millones de dólares que le restan de su actual pacto con los Nacionales hasta el 2023.
Con Scott Boras como agente, la movida parece lógica y podría representarle un nuevo acuerdo por seis o siete campañas y entre 150 y 200 millones.
Pero da la impresión que Strasburg se siente a gusto en Washington, donde ha jugado la totalidad de su carrera desde que fue escogido como número uno en el draft del 2009.
Él sabe —y Boras también— que tiene el sartén por el mango y puede sentarse a pedir plata a granel.
Podría hacer un descuento a la casa si los Nacionales quieren retenerlo, pero en caso contrario, no faltarán ofertas para hacerse de sus servicios y complacer sus exigencias financieras.
El serpentinero tiene tres días desde el final de la Serie Mundial para decidirse.
O se mantiene dentro de su contrato, que le pagará 25 millones en el 2020, 15 millones en el 2021, otros 15 en el 2022 y 45 en el 2023.
O prueba el mercado por primera vez en su vida y le asegura el futuro a varias generaciones de Strasburg con mucho más dinero del que ya tiene garantizado.
Parecería que el arreglo sería similar al de Clayton Kershaw con Los Angeles Dodgers, cuando se salió de su contrato y volvió a firmar con el mismo equipo por 93 millones entre 2019 y 2021.
Ya pasaron las primeras 24 horas y en los próximos dos días, muchos gerentes generales, incluido Mike Rizzo, el de Washington, estarán pendientes de la decisión de la estrella, con la mano en el bolsillo lista para sacar la chequera.