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Ni de cerca Edgar Berlanga es 'El Elegido' del boxeo puertorriqueño

Si Edgar Berlanga es 'The Chosen One' (El Elegido) yo tengo más ceros en mi cuenta bancaria que Daddy Yankee.

'La Catedral del Boxeo', el Madison Square Garden, le quedó grande. Más grande que la talla XL al cantante Marc Anthony. Quién escogió ese sobrenombre, ahora mismo probablemente lo esté repensando.

Cierto. Una mala noche la tiene cualquiera.

Pero lo mostrado por Berlanga ante Steve Rolls le deja muy mal parado. Y no le justifica que haya tomado precauciones por la operación del bíceps izquierdo a la que se sometió recientemente o porque en su pelea previa besó por primera vez la lona.

Mucho menos cuando la cartelera del 19 de marzo se elaboró a su imagen y semejanza. Para que se luciera. Para que diera un golpe sobre la mesa en el escenario más grande del boxeo y que para su fortuna, está cercano a su lugar de nacimiento (Brooklyn) y es la casa predilecta de los púgiles boricuas más grandes de todos los tiempos.

Solo por eso Berlanga, de raíces puertorriqueñas, salió con el brazo en alto. En otra tarima es probable que ahora estuviéramos contando otra historia.

Su desempeño fue una rara mezcla de precaución e incapacidad. Su mano derecha parecía una invitada VIP en el ringside. Como dicen en el fútbol, la tenía para apoyarse. Y las veces que la lanzó, fue tan lento que Rolls, un hombre de 37 años, la evadía sin mucho esfuerzo.

La pelea en general fue un bodrio; una película de bajo presupuesto con actores aficionados que nunca quisieron apropiarse del efervescente público que colmó el teatro Hulu ubicado dentro de la emblemática instalación neoyorquina.

Berlanga se limitó a perseguir, con una lentitud exasperante, a Rolls y el canadiense no hizo más que correr y marcar con golpes como si estuviera en una pelea amateur cuando necesitaba una actuación superlativa para relanzar una carrera que él mismo reconoció está cerca del fin, atendiendo a sus 37 años de edad.

Pero en esta historia Berlanga es quien tenía la categoría de estrella. Estaba estelarizando una cartelera por primera vez y eso conlleva responsabilidades. Y repito... la obligación le pasó factura.

Quedó en evidencia que no sabe enfrentar a peleadores movedizos. Él mismo lo reconoció en la entrevista post pelea. Cortar el ring no es solo acorralar a tu rival, si no tiras golpes no has hecho nada. Y eso fue exactamente lo que hizo Berlanga durante los diez asaltos pactados.

Mucho cuidado deberían tener sus manejadores para evitar que pierda el invicto de una manera grotesca. Berlanga no está listo para la élite en las 168 libras. Tomar ese riesgo sería un suicidio y la confirmación de que está a millones de años luz de los más grandes peleadores de la Isla del Encanto..., y por supuesto, de que él no es El Elegido.

Calificación: Reprobado