Ni mil metros duraron Daniel Ricciardo y Alex Albon en el GP de Japón. No bien se apagó el semáforo, Max Verstappen picó en punta bien adelante, con buena ventaja sobre Checo Pérez. Un poco más atrás, Carlos Sainz atacó a Lando Norris, aunque no pudo superarlo. El problema llegaría en la mitad del pelotón.
El australiano de Racing Bulls trató de tomar el radio de giro ideal por la curva dos del trazado de Suzuka, pero venía el tailandés de Williams. Llegó el toque y ambos autos terminaron, descontrolados, contra el muro. Automáticamente, dirección de carrera paró todo con bandera roja y a los boxes.
Ambos pilotos se bajaron sin problema de los autos, que quedaron muy maltrechos. Una vez retirados los autos, los auxiliares de pista comenzaron a reparar las barreras de contención para poder reanudar la competencia con otra largada.
Para Williams, el 2024 es un quebradero de cabeza. El equipo de Grove sufrió tres accidentes fuertes en las dos últimas citas: Australia y Japón. En Melbourne, Albon destruyó su W45 en el primer ensayo. El daño en el chasis fue grave y el team bajó a Logan Sargeant para que el tailandés pudiera correr (no tenían chasis de repuesto). El W45 de Albon se fue a Inglaterra, se reparó y se fue directo a Japón para que lo utilizara Sargeant (su compañero se quedó con el sano).
Tercer accidente fuerte que sufre uno de los autos del equipo de Grove en dos citas. En Japón, le tocó a Albon. Así se llevaron su W46.
Con pocos repuestos y apretados con el presupuesto, se presentaron con los dos coches en Suzuka, pero todo se complicó. El estadounidense se estrelló en el primer ensayo de Japón y los mecánicos trabajaron a destajo para repararlo (sufrió daños en la caja y en la suspensión). Y llegaron. Pero… Sí, Albon en la partida destruyó el sano. Williams sigue a los tumbos y teniendo que abrir la billetera con gastos no esperados.