El monegasco vivió un sube y baja en el primer día del GP de Azerbaiyán, 17ª fecha del Mundial. Max Verstappen fue sexto y Lando Norris, 17º.
La ciclotimia de Charles Leclerc durante el primer día de actividad del GP de Azerbaiyán (17ª fecha de F1) es digna de Sigmund Freud. El monegasco pasó por todos los estados posibles en un sube y baja emocional que incluyó bronca, tristeza, enojo, alegría y tranquilidad. En toda esa ensalada, el piloto de Ferrari se quedó con el mejor tiempo del día y comandó los entrenamientos.
La Scuderia llegó a Bakú endulzado por las mieles de un inolvidable triunfo conseguido de la mano de Leclerc en el GP de Italia. Todavía está fresco en el recuerdo la alegría de los tifosi por el triunfo local del equipo más ganador de la historia del Mundial. Confirmar que lo de Monza no se trató solo de una tómbola era uno de los objetivos primordiales en el arranque de Azerbaiyán. Y el final de la película es ideal para la Rossa, porque el ex Alfa Romeo fue el más rápido y su compañero, Carlos Sainz, cuarto. Pero…
Leclerc pasó por todos los estados. En el primer entrenamiento, se había puesto adelante y viajaba directo a mejorar su tiempo, pero siguió de largo en la curva 15, golpeó su SF-24 contra el muro, destruyó la suspensión delantera derecha y la tanda se terminó para él cuando quedaba media hora en el reloj. La desazón fue grande para el piloto tras un golpe más contra un muro en su larga colección.
Los mecánicos del equipo de Maranello trabajaron para reparar el coche y lo dejaron listo para el segundo entrenamiento. Leclerc salió, dio una vuelta y estalló en rabia: “No voy a seguir manejando este auto. No entiendo cómo no ven esto en los datos”, bramó por la radio antes de viajar directo a su box hecho una furia. Los mecánicos guardaron el auto en el box y formaron una barrera humana en la puerta para evitar que algún fisgón pudiera ver en qué parte de la Ferrari trabajaban.
El monegasco se pegó de frente contra la pared en el primer ensayo del GP de Azerbaiyán de F1 y destruyó su Ferrari.
Otro buen tramo de tiempo en pista perdido para Leclerc, quien finalmente volvió con su SF-24 retocado. Y el cambio fue mayúsculo. Después de realizar algunos giros en busca de encontrar un buen ritmo de carrera, le calzaron neumáticos blandos y salió a buscar un tiempo veloz. ¡Y marcó el 1, para terminar con una sonrisa! Charles superó por seis milésimas a Checo Pérez, nada en un trazado de 100 segundos la vuelta (Leclerc marcó 1m43s484). Tercero se ubicó Lewis Hamilton, a tan solo 60 milésimas.
Max Verstappen, líder del campeonato, fue sexto. Para el neerlandés lo más importante, más allá de haberse salvado con lo justo de terminar de frente contra un muro, es que su Red Bull parece muy mejorado de aquella pálida imagen que dejó en Monza. “El auto está mejor, si estuviera como en Italia no habría quedado segundo”, dijo Checo Pérez. Una actualización en el suelo, en busca del equilibrio perdido en el RB20, es la única modificación que se hizo antes de Bakú. Y parece que cayó bien, aunque la realidad se verá este sábado en la clasificación.
¿Y McLaren? "De momento estamos por detrás de Mercedes, Red Bull y Ferrari aquí", fue la confesión de Lando Norris, quien apenas fue 17º. El inglés llegó con la mente puesta en seguir descontando puntos contra Verstappen en ese objetivo de pelear por el título y que parecía algo alocado hace tan solo siete carreras. Pero el MCL38, más allá del quinto lugar de Oscar Piastri, se mostró lejos de pelear (el australiano quedó a medio segundo de Leclerc). “Aún nos queda mucho trabajo por hacer. En circuitos como éste, con menos agarre, no lo tenemos tan bien como en otros sitios”, agregó el inglés. Los de Woking están apenas a ocho puntos de Red Bull en la Copa de Constructores.
El panorama, tras el primer día, muestra a Ferrari, Mercedes y Red Bull como los mejor plantados para luchar por la clasificación. Aunque un trazado callejero, en el que un mínimo error se paga carísimo, todo puede cambiar. Y la ciclotimia de Leclerc es el botón de muestra.