El piloto argentino disputará su tercera carrera en el Mundial en el tortuoso trazado urbano de Marina Bay, una pista que castiga a los autos y a los físicos de los corredores.
Franco Colapinto se convertirá este fin de semana en el primer argentino en disputar una carrera nocturna de Fórmula 1. El dato guarda lógica correlación con los años de ausencia de pilotos argentinos en la parrilla. El primer GP de noche en la historia fue el de Singapur de 2008, el del recordado Crashgate orquestado por Flavio Briatore y Pat Symonds, las cabezas de Renault por entonces, en el que mandaron a Nelsinho Piquet a chocar contra un muro para favorecer la estrategia de Fernando Alonso, quien finalmente se quedó con la victoria. Historia antigua y pisada por la misma categoría: hoy el italiano se pasea tranquilo por el paddock en su puesto de asesor de Alpine después de que se revocara su expulsión de por vida apenas un años después de que la impusieran…
Historia oscura, por cierto, a un lado, nunca hubo un argentino en una carrera de F1 de noche. Y Colapinto, con el Williams, será el primero que se enfrentará a las luces que iluminan el durísimo trazado de Marina Bay. Acostumbrase a competir con iluminación artificial será el menor de los desafíos que deberá enfrentar el bonaerense. La pista es tortuosa, lenta y complicada.
La pista se modificó el año pasado y se quitó todo un sector de curvas lentas y chicanas que lo hacían aún más complejo. La pista tiene 4.940 metros de extensión y 19 curvas (el dibujo anterior contaba con cuatro más), con 12 a la izquierda y siete a la derecha en un circuito que se gira en sentido antihorario. La puesta a punto de los autos es con mucha carga aerodinámica, al estilo Mónaco o Hungría, por la gran cantidad de variantes lentas que posee.
El recorrido tiene 11 frenadas, de las cuales tres son muy fuertes. Casi el 20% de la vuelta se realiza con el pie en el pedal de freno y muy poco porcentaje del giro se realiza con el volante derecho. Eso genera mucho desgaste físico y mental en los pilotos.
El primer sector tiene la fuerte frenada de la primera curva y luego una zona de curvas reviradas (dos y tres) para llegar a la quinta curva de velocidad rápida. El segundo sector tiene curvas de velocidad media y una zona muy estrecha, con la zona más estrecha en las curvas 11 y 12, para llegar a la 13ª, de las más lentas del trazado. En el tercer sector, el que se modificó en 2023, surgió una zona de recta que hace descansar un poco al piloto.
La pista es lenta y con el asfalto bacheado. Tiene cuatro zonas de DRS (se agregó una para este año), aunque eso no asegura posibilidades de sobrepaso porque no son muy largas las rectas. La primera es en la recta principal, hasta el frenaje de la primera curva. El segundo va después de la quinta variante hasta la séptima (se frena mucho), la tercera, en el corto tramo de la 13 a la 14 y la última (la nueva) entre la 14 y la 16.
El calor y la humedad, sumado al tortuoso dibujo y a una carrera larga, genera un extremo desgaste en el físico de los pilotos, quienes pierden casi tres kilos de peso durante la competencia.
A todo esto, se le suma una previsión meteorológica preocupante: lluvias y tormentas. El monzón del sudoeste que viene afectando la zona de Singapur, continuará en las próximas dos semanas con vientos ligeros del sur y el oeste. Se esperan tormentas eléctricas, algunas potencialmente fuertes para los tres días de actividad que tendrá la F1. Todo, mezclado con calor y humedad.