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Imola: toda la fiesta que acompaña a la carrera de F1

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¡La fiesta de la Fórmula 1 también se vive fuera de la pista! (1:51)

ESPN recorrió el fan zone de Imola y mostró qué hacen los fanáticos cuando no hay autos compitiendo en el circuito. (1:51)

El fan zone es una locura, música, juegos y locales para comprar recuerdos, con un escenario como centro por donde pasaron varios pilotos, entre ellos, Franco Colapinto.

ESPN.com llega al circuito Enzo y Dino Ferrari a las 9.15 para el segundo día del GP de Emilia-Romagna, séptima fecha de F1. Con la elección aprendida del día anterior de que el puente de acceso directo está cerrado y hay que llegar por Via Rivazza para desembocar en el cruce habilitado, todo es más sencillo, claro, acompañados de cerca por don GPS. La zona de estacionamiento desemboca directo en el fan zone. De nuevo, 9.15, horario para café con leche y algún croissant o canoli, por qué no. Nada de eso ocurre en la fan zone, la fiesta está absolutamente armada. Y arrancó hace poco, no es que viene de la noche anterior. Música, un DJ arengando desde el escenario, muchísima gente y puestos de todo tipo.

Un color abunda: rojo. Las banderas, gorras y camisetas de Ferrari son absolutamente mayoría. Una bandera muestra a Frédéric Vasseur, director de la Scuderia, vestido de Papa, con Lewis Hamilton y Charles Lelcerc como sus cardenales. La música está a full, la gente baila y toma cerveza. Stop. El párrafo anterior de esta nota puso el horario, a ver… Sí. ¡9.15! En eso pasa uno con la birra (así se dice en italiano) y una porción de papa fritas nadando en kétchup. Again: 9.15.

La fiesta es total. Está todo armado en un amplio sector de césped. Algunos se lo toman con calma y están sentados en algunas toallas. Otros, bailan. Muchos se dedican al shopping. Es que hay de todo. Los locales de merchandising están abarrotados de gente. Obvio, la mayor variedad de ropa para elegir es de Ferrari. Hay de niños, mujeres, hombres… Una chomba de la Rossa se consigue por 105 euros y una remera, por 90. Un lindo buzo de Red Bull sale 105, lo mismo que la remera del team austríaco. La ropa de Alpine: 105 las remeras y 165 las camperas. Las gorras están desde 65. Por ejemplo, la de Ferrari con el 44 de Lewis Hamilton sale 65, una ganga comparado con los 125 dólares de Miami. Hay otras más caras, como la rosa de Mercedes, que llega a 125.

Además de ropa, el acuerdo de F1 con Lego está a la vista con el puesto de venta de autitos Lego, hay desde chiquitos hasta bien ampulosos y van desde los cuatro a los 70 euros. Dos stands se llevan las filas más largas: la de los simuladores y la de ser mecánico por un rato. Ahí, se puede practicar el cambio de un neumático. Del otro lado del escenario, un puesto exclusivo de venta de productos de Imola. Gorras, remeras, chombas, todo del Enzo y Dino Ferrari.

Mientras tanto, la música sigue. El DJ invita a hacer palmas, y la gente responde. A gritar, y la gente responde. Cada vez se acerca más público porque están a punto de llegar los pilotos, las estrellas de la F1. El anuncio es con un video que muestra diferentes maniobras de corredores en pista durante este año. Hay un capítulo para los rookies en las imágenes. Y ahí pasa Isack Hadkar, Kimi Antonelli, Jack Doohan. Stop. Sí, el australiano que fue degradado a reserva por Alpine y reemplazado por Franco Colapinto. Algo no cambiará, el hijo de Mick seguirá siendo novato de la temporada.

Llegan las estrellas. Esteban Ocon y Oliver Bearman, los pilotos de Haas, abren el show. El inglés es ovacionado porque es piloto de Ferrari, claro. Pero el francés es el primero que habla y se mete al público en el bolsillo porque habla en… Sí, ¡italiano! Explosión total de la gente. Ollie se dirige a los hinchas en inglés. Mmm, Ollie, Ollie, hay que saber italiano en Ferrari, no hay otra. En la despedida, sí, utiliza algunas palabras que aprendió y la gente lo ovaciona.

Después fue el tiempo de Franco Colapinto, Pierre Gasly, Max Verstappen y Yuki Tsunoda, que se terminó con un divertido duelo de ese juego de apilar vasitos (más fácil que decirle stacking). Detrás de los muchachos de Alpine y Red Bull, llega el local Kimi Antonelli. Locura de los boloñeses. Más tarde se presenta George Russell. Y para el cierre, Ferrari.

Locura cuando aparecen los pilotos de la Scuderia. Flamean todas las banderas, gritos. Lewis Hamilton toma la palabra y habla en ¡italiano! Su primera carrera en Italia vestido de rojo y habla con sus hinchas en su idioma. Amor total. De hecho, es más ovacionado el siete veces campeón del mundo que Charles Leclerc, hombre del Cavalino desde las inferiores.

Ya no habrá más pilotos en el fan zone. Pero la música, la fiesta y la cerveza seguirá. Vaya uno a saber si se terminará en algún momento de este sábado de Imola.