Pese a dominar casi todo el encuentro a Kansas City, San Francisco no hizo lo suficiente para noquear a su oponente y dejarlo tendido en el terreno de juego cuando pudo
No es suficiente "jugar mejor" que los Kansas City Chiefs en su versión con Patrick Mahomes como quarterback, sea lo que eso signifique.
En términos deportivos, hay que saber acabar con el rival. Noquearlo por completo. Enterrarlo.
San Francisco tuvo oportunidades de hacerlo, pero realmente nunca supo cómo. Enfrente, estaba el peor Mahomes que hemos visto en la instancia del Super Bowl, liderando a la peor ofensiva de los Chiefs que hemos visto en los últimos cinco años. Y, por si fuera poco, una defensiva de Kansas City que, por momentos, parecía llevar mantequilla en los guantes a la hora de querer derribar al corredor Christian McCaffrey.
No obstante, acabar con Kansas City, y con Mahomes, en un emparrillado, se dice mucho más sencillo de lo que se hace.
"Hay que anotar touchdowns para vencer a los Chiefs", explicó con gran precisión George Kittle, ala cerrada de los Niners, a los medios al término del juego.
Por ejemplo, le bastaron cuatro jugadas a los Niners, al abrir el partido, posicionarse en la yarda 29 de los Chiefs. En vez de sumar puntos en la primera serie del cotejo, vimos un poco característico balón suelto perdido de McCaffrey que supuso oxígeno puro para una defensiva de Kansas City cuya cabeza parecía no estar en el encuentro, todavía.
Hacia el final del primer periodo, San Francisco hiló una posesión de 10 jugadas donde, nuevamente, tocaron a la puerta de los Chiefs, viéndose frenados en la yarda 33 del rival para conformarse con un gol de campo de Jake Moody. Después, estuvo el costoso error en equipos especiales de Ray-Ray McCloud III, quien quiso levantar un ovoide vivo en lugar de abalanzarse sobre él. Entregar un campo corto a Mahomes y Cía., --en este caso, de 16 yardas-- no es fórmula ganadora.
No hay que olvidar el punto extra fallado de Moody aunque, hay que decirlo, no es un fallo tan grave como puede pensarse, porque faltando casi todo el cuarto periodo, cuando ocurrió, había suficiente tiempo para Kansas City de intentar una conversión de dos puntos, en caso de necesitarla.
La penúltima serie de los 49ers en el tiempo reglamentario fue, probablemente, la que abrió la puerta a Kansas City, San Francisco retuvo el ovoide por siete jugadas, antes de sumar un gol de campo más de Moody. ¿El problema? San Francisco se estacionó en segunda y 5 en la yarda 35 de los Chiefs, sin poder sumar una yarda más.
Y, en la prórroga, después de recorrer el campo con una facilidad alarmante, a los Niners se les acabó la creatividad cuando quedaron anclados en segunda y 4 desde la yarda 9. Un acarreo sin yardas para CMC y un pase incompleto, condujeron al gol de campo que sellaría la derrota para los 49ers.
Los expertos de ESPN analizan la victoria de los Chiefs.
Tampoco, se vale minimizar el impacto de las lesiones; principalmente la de Dre Greenlaw, por su peso específico en la defensiva de San Francisco, pero también la del safety novato Ji'Ayir Brown, cuyo reemplazo, George Odum, fue el quemado en el pase de anotación del triunfo en el suplementario.
Porque, después de sentir todo el partido que San Francisco tendría que gozar de una ventaja más amplia después de lo visto en el terreno de juego, ya en ese punto, cambió la marea. En la prórroga, la sensación fue que, sí, este Mahomes al frente de esta ofensiva, iba a poder armar un avance que consiguiera los puntos necesarios para sumar el cuarto Lombardi a las vitrinas de Kansas City, ¿no es así?
Mahomes cumplió.
Y, es lo que nos ha hecho Mahomes con su hechizo: nos ha creado, como aficionados, la expectativa de que no va a fallar.
"Creo que, en este punto, ya lo doy por sentado", fue lo que reconoció ante reporteros el ala cerrada de Kansas City, Travis Kelce, respecto a este fenómeno de Mahomes, al término del partido.
Nosotros, también, ya lo damos por sentado. Quizás, como Brock Purdy, el quarterback de los 49ers, no lo alcanzamos a comprender del todo, pero lo sabemos, de cierto modo.
"Cuando es cerrado al final, es duro. Todavía intento comprenderlo", reconoció Purdy ante la prensa, al final del partido.
Porque, para todo lo bien que hizo San Francisco --vía Jauan Jennings, Fred Warner, McCaffrey y otros-- fue evidentemente insuficiente.
El problema que enfrentan los 49ers --favoritos en las apuestas desde ya para conquistar el Super Bowl LIX, no sé por qué, porque no es como si Mahomes anunció su retiro después de ser reconocido por tercera ocasión como Jugador Más Valioso del Super Bowl-- y para el resto de la NFL, es que si éste no era el año para neutralizar la magia del N° 15 de los Chiefs, rodeado por un elenco debilitado e inconstante, ¿cuándo?