A punto de disputar su quinto Super Bowl en ocho años de NFL, ¿cómo se comparan las credenciales del estelar de los Chiefs con las mayores leyendas en la posición de quarterback?
El manto de "El mejor quarterback de todos los tiempos" es cosa sagrada. Probablemente, el más sagrado, intocable, en la historia de la NFL. Después de todo, básicamente equivale a hablar del mejor jugador en la historia de un deporte donde la posición recibe un trato diferenciado al resto.
Dejando de lado excepciones mínimas, resulta complicado armar una lista de 10 no quarterbacks con argumentos suficientes para ser considerados como el mejor jugador de fútbol americano profesional de todos los tiempos. Después de Red Grange, Don Hutson, Jim Brown, Walter Payton o Jerry Rice, ¿quién más?
En cambio, si armamos una lista de los mejores quarterbacks de todos los tiempos, vamos a encontrar nombres que aparecerían, sin duda, en la lista de los mejores jugadores de todos los tiempos, sin importar la posición.
Para acomodar a Patrick Mahomes en la constelación de los mejores que han pasado a lo largo de más de un siglo de competencia, primero será necesario conocer ante quiénes lo estamos comparando. Así, vamos a realizar un recorrido para recordar al mejor quarterback de cada era, con sus logros y hazañas, para después regresar al presente y evaluar lo que ha realizado Mahomes en ocho años en la NFL, el último de los cuales tiene un partido pendiente, el Super Bowl LIX, donde buscará conquistar su cuarto anillo de campeón, tercero en fila.
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Arnie Herber, Green Bay Packers
En el inicio, la posición de quarterback se jugaba de un modo que hoy nos parecería irreconocible. El quarterback usualmente tenía la responsabilidad de tomar el balón del centro y correr, o buscar entregarlo a un halfback o fullback, ya sea para correr o para que alguno de éstos lo lanzara en situaciones de apremio. Los pases eran medidas desesperadas, no el modo habitual de avanzar el ovoide, en un deporte que todavía se parecía más al rugby, desde donde gran parte de él derivó. Jugando desde formaciones como "single-wing" bloquear se volvía tarea común para el quarterback.
En este contexto, comenzaron a despuntar nombres como Jimmy Conzelman, John 'Paddy' Driscoll o Earl 'Dutch' Clark. Pero, en Green Bay, bajo el mandato de Earl 'Curly' Lambeau, Herber y Hutson montaron el primer ataque aéreo propiamente dicho en la historia de la liga.
Herber jugó para los Packers de 1930 a 1940, y tres veces lideró a la liga en yardas por pase y pases de touchdown, incluyendo la primera campaña con más de 1,000 yardas por aire en la historia de la NFL, 1,239 en 1936, su segundo año con Hutson. En 1932, había impuesto, también, la marca por mayor cantidad de pases de touchdown en una campaña, con nueve.
Herber fue el quarterback en cuatro (1930, 1931, 1936 y 1939) de los primeros cinco títulos de la NFL de Green Bay --no estaba en el equipo aún cuando Green Bay se coronó por primera vez en 1929-- y su sociedad con Hutson resultó en números que, incluso al día de hoy, cuestan trabajo entender, considerando las reglas de la época. Hutson quien jugó de 1935 a 1945, fue líder en recepciones de la NFL en ocho ocasiones, líder en yardas por recepciones siete veces, y líder en touchdowns por recepciones en nueve ocasiones.
A su retiro, el sucesor de Herber, Cecil Isbell, siguió construyendo sobre esa base --con Hutson-- lo que se convertiría en el juego aéreo moderno del deporte, casi 70 años después del primer juego conocido de fútbol americano en la historia, marcando una de las grandes revoluciones en el juego.
Herber se retiró como el primer gran pasador de distancia en el juego, en 1940, pero los New York Giants lograron convencerlo de salir del retiro para las campañas de 1944 y 1945, cuando las Segunda Guerra Mundial diezmaba las plantillas de la liga.
"Entre 40 y 60 yardas, Herber es el mejor pasador que haya practicado este juego", dijo Lambeau en 1940, de acuerdo al portal oficial de los Packers. "Completa un mayor porcentaje de sus pases pasando las 40 yardas que muchos de los pasadores reconocidos completan pasando las 30 yardas de la línea de golpeo. Su habilidad es la maravilla de todos los coaches de fútbol americano, pero en demasiadas ocasiones los aficionados, viéndolo conectar con el volador Hutson para 50 yardas, piensan que los Packers son suertudos. Somos suertudos. Somos suertudos por contar con Herber".
'Flash' fue enaltecido en el Salón de la Fama en 1966, y es reconocido como parte del equipo ideal de la liga para la década de los 1930s. Sus 6,749 yardas por pase de por vida fueron marca histórica en la NFL, hasta que ese número quedó aniquilado por el siguiente quarterback de nuestra lista. Nada mal para un jugador que apenas y pasó por el juego universitario un año --donde se jugaba el fútbol americano de mayor nivel en la época-- en una institución minúscula en Denver, y que comenzó empleado en las instalaciones de Green Bay como factótum, antes de recibir una oportunidad de parte de Lambeau.
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Sammy Baugh, Washington
Si hablamos de actuaciones para un solo partido, no hay nada que se compare al domingo 14 de noviembre de 1943 que entregó Baugh frente a los Detroit Lions. En una victoria por 42-20, Baugh lanzó cuatro pases de touchdown, interceptó cuatro envíos de Detroit, y devolvió una patada de despeje 81 yardas, la más larga de aquella campaña.
Eran otros tiempos.
Pero, como nos ceñimos únicamente a lo logrado desde la posición de quarterback, buena parte del legado de Baugh, y de varios de la era de los hombres de 60 minutos, queda hecha a un lado.
Con todo y eso, lo de Baugh --quien ya era un nombre reconocido a nivel nacional por sus hazañas en TCU-- fue de otro mundo. Jugó de 1937 a 1952, 16 temporadas que constituyeron, entonces, una marca de la NFL. En ese lapso, lideró a la NFL en yardas por pase en cuatro ocasiones, y en pases de anotación dos veces, incluyendo 12 en 1940 que fueron récord de la liga. En términos de números individuales, su mejor campaña podría haber sido la de 1947, cuando lanzó para 2,938 yardas --una marca de la NFL que duraría hasta 1960-- y 25 touchdowns, liderando a la liga en ambos rubros.
Ocho veces encabezó a la liga en porcentaje de pases completos, incluyendo un irreal 70.3 por ciento que a la fecha seguiría siendo muy respetable durante un tiempo en el que el promedio rondaba algo más cercano al 42 por ciento. Condujo a Washington a dos títulos de la NFL, 1937 y 1942, y se retiró como el líder pasador de todos los tiempos de la liga con 21,886 yardas.
Protagonizó, además, lo que pudo haber sido la primera gran competencia por ser considerado el mejor quarterback de la NFL con Sid Luckman de los Chicago Bears, un hombre que fácilmente podríamos haber incluido en nuestra lista, de no ser por Baugh. Baugh con Washington y Luckman con los Bears se encontraron cuatro veces en el Juego de Campeonato de la NFL, en 1937, 1940, 1942 y 1943, con dos victorias por bando. En el último de esos cuatro encuentros, Baugh debió abandonar por una conmoción... sufrida mientras tacleaba a Luckman.
"Es el mejor pasador que jamás vi", relató Ace Parker, otro quarterback miembro del Salón de la Fama de la época, según el sitio web de los Washington Commanders. "Podía hacerlo todo. Podía lanzar, podía jugar defensiva, era el mejor pateador, y todavía posee el récord por despejes para una campaña".
Fue uno de 11 jugadores que formó parte de la Clase Original de 17 miembros del Salón de la Fama en Canton, Ohio, en 1963. 'Slinging Sammy', fue incluido en el equipo ideal de la NFL para sus aniversarios 75° y 100°,
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Otto Graham, Cleveland Browns
Para cuando el coach Paul Brown recibió una oportunidad de dirigir a un equipo profesional de fútbol americano, ya era una leyenda en Ohio a nivel preparatoria y universitario. En la AAFC, el equipo de Cleveland que llevaba su apellido como mote, conquistó los cuatro títulos disputados en la liga, antes de verse absorbidos por la NFL junto a los Baltimore Colts --donde jugaba otro de los quarterbacks de leyenda, Y.A. Tittle-- y San Francisco 49ers.
El hombre más importante de esos equipos de Cleveland era su quarterback, Graham. Después de una brillar para Northwestern como colegial, y de una temporada de campeonato en el baloncesto profesional de la National Basketball League (hoy National Basketball Association) con los Rochester Royals (hoy, Sacramento Kings) en 1945-1946, Graham se unió al equipo de Brown en la liga rival de la NFL, la AAFC, donde rápidamente se consagraron tetra campeones.
Para 1950, con los Browns formando para de la National Football League, el escenario no le quedó grande a Graham, a Brown, ni al resto de la franquicia de Cleveland. Los Browns salieron campeones en su campaña debut en la vieja liga, y cayeron en la final en los tres años siguientes, antes de volver a conquistar el título en las temporadas consecutivas de 1954 y 1955, la última temporada como jugador de Graham; sumarían otro subcampeonato en 1957.
En seis temporadas de NFL, lideró a la liga en porcentaje de pases completos tres veces, en yardas dos veces, y en pases de anotación una vez. En cinco de sus seis campañas en la liga fue nombrado al Pro Bowl, con cuatro nombramientos al primer equipo All-Pro, y una vez al segundo equipo All-Pro. Fue considerado el Jugador Más Valioso de la NFL en tres de sus cuatro años como jugador en que la UPI entregó tal distinción (1951, 1953 y 1955).
A su retiro, había jugado 10 temporadas de fútbol americano profesional, alcanzando el Juego de Campeonato en las 10 ocasiones, con siete títulos de campeón: cuatro en la AAFC y tres en la NFL. Eso, sin olvidar su título en el baloncesto profesional.
Creador, junto con el coach Brown, de la formación-T moderna, su índice de pasador de 112.1 en 1946 que se mantuvo como récord para el fútbol americano profesional hasta que otro pasador de esta lista lo superó, 43 años más tarde. Nadie en la historia de la NFL posee un porcentaje de victorias por arriba de su .814.
Sin perderse un solo partido en su carrera, Graham le dio nuevo significado a la palabra excelencia, tratándose del fútbol americano profesional. El Salón de la Fama le abrió sus puertas en 1965. Fue incluido en el equipo ideal de la década de los 1950s de la NFL, y es parte de los equipos ideales de la liga para celebrar sus aniversarios 75° y 100°.
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Johnny Unitas, Baltimore Colts/Los Angeles Chargers
Unitas lo cambió todo.
Esa es la mejor forma de resumir la estelar carrera del ex pasador de la Universidad de Louisville, elegido en la novena ronda del Draft 1955 de la NFL por los Pittsburgh Steelers, quienes lo cortaron sin darle una oportunidad.
Unitas pasó ese año jugando en campos de tierra por 6 dólares por juego en Pittsburgh a nivel semiprofesional, antes de recibir una oportunidad con los Colts.
El debut profesional de Unitas fue un desastre. Ingresando por el lesionado George Shaw, su primer pase fue interceptado y devuelto para touchdown, y en su siguiente jugada, arruinó el intercambio de balón con el corredor.
Después de eso, todo fue gloria, incluyendo una racha de 47 partidos consecutivos lanzando al menos un touchdown, que comenzó en ese año de novato. Ese récord se mantuvo en manos de Unitas hasta la segunda década del siglo XXI, cuando se lo apropió Drew Brees con 54.
El momento cumbre para Unitas llegó en el Juego de Campeonato de la NFL de 1958 en Yankee Stadium, o como se le bautizó en su momento, "The greatest game ever played". Los Colts poseían una ventaja de 14-3 sobre los Giants en el tercer periodo, pero ya se encontraban abajo por 17-14 cuando el reloj de juego marcaba 1:56 por disputarse en el cuarto. Baltimore tenía el ovoide en su propia yarda 14.
A partir de ese momento, la NFL nunca volvería a ser la misma. Con cuatro envíos consecutivos, Unitas y los Colts avanzaron 73 yardas para que Steve Myhra empatara con gol de campo, enviando el partido a la prórroga, el primer Juego de Campeonato en la historia de la NFL que requería de un tiempo suplementario de muerte súbita.
En el complemento, Unitas lideró una ofensiva que recorrió el campo en 13 jugadas --"13 jugadas hasta la gloria", lo bautizó Sports Illustrated-- con Alan Ameche anotando desde 1 yarda en tercer intento el touchdown de la victoria. Cuando decimos que Unitas lideró a la ofensiva, es en sentido literal: los quarterbacks en aquellos años solían estar a cargo de la selección y mando de jugadas, tarea que hoy recae en coaches desde la banca.
El triunfo de Baltimore, televisado a nivel nacional --exceptuando en la zona de New York City, donde no se transmitió por reglas de la liga-- hizo explotar la popularidad de la NFL, situándola a partir de ese momento por arriba del resto de las ligas deportivas norteamericanas. Se estima que unos 45 millones de televidentes siguieron la transmisión de NBC. Unitas se volvió un héroe. Las ofensivas de 2 minutos se convirtieron en parte del deporte.
Unitas condujo a los Colts a tres títulos más de la NFL: en 1959, en 1968, y en el Super Bowl V --para cerrar la temporada de 1970--, el primero que sirvió para determinar al campeón de la NFL post-fusión AFL-NFL, aunque no pudo finalizar el juego por lesión.
Al final, Unitas jugó 17 temporadas para los Colts, y una última campaña lastimosa para los Chargers en 1973. Lideró a la liga en yardas por pase en cuatro ocasiones, incluyendo la primera campaña de 3,000 yardas por pase en la historia de la NFL, en 1960. Lideró a la NFL en touchdowns por pase en cuatro ocasiones, también. Fue el Jugador Más Valioso de la NFL tres veces según AP, tres veces según UPI. Fue invitado al Pro Bowl 10 veces, y en cinco ocasiones fue nombrado All-Pro de primer equipo, junto con dos inclusiones más como All-Pro de segundo equipo.
Unitas, enaltecido al Salón de la Fama en 1979, es el único quarterback que forma parte de los equipos ideales de la liga para sus aniversarios 50°, 75° y 100°, además de integrar el equipo ideal de los 1960s. Fue el rostro de la NFL en contraste con el joven y relajado Joe Namath, de los New York Jets de la AFL, ante quienes sucumbieron los Colts en el Super Bowl III. Sus 40,239 yardas por pase de por vida parecían, en su momento, una marca imposible de quebrar.
Luckman, también miembro del Salón de la Fama, no dudó en considerarlo en mejor quarterback de todos los tiempos, según Bob Carter en ESPN. "Mejor que yo, mejor que Sammy Baugh, mejor que cualquiera".
Pero, sobre todo, Unitas fue el quarterback y el hombre más importante en el juego más importante en la historia de la liga, uno que en el 2019, para conmemorar la campaña 100 de la NFL, fue votado como el mejor en el primer centenario de la liga por 66 distinguidos miembros de la prensa.
Todavía en el 2004, The Sporting News consideró a Unitas como el mejor quarterback de todos los tiempos.
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Joe Montana, San Francisco 49ers/Kansas City Chiefs
Las hazañas en Notre Dame no fueron suficientes para que Montana fuera un pasador codiciado en el draft, pero el entonces head coach de los Niners, Bill Walsh, vio algo diferente.
"Joe es el quarterback del futuro", dijo Walsh acerca de su pupilo en 1982, de acuerdo al New York Times. ''Tiene un brazo preciso y tiene la rapidez en los pies que tenía Joe Namath".
Por supuesto, ese futuro fue la hoy llamada "Ofensiva de Costa Oeste" --aunque el propio Walsh prefería el término "Ofensiva Cincinnati"--, donde Montana fue el encargado de orquestar uno de los ataques más efectivos e influyentes en la moderna NFL.
Seleccionado hasta la tercera ronda del reclutamiento colegial en 1979, Montana no se hizo titular inmediato en San Francisco, debiendo esperar hasta mediados de 1980. Pero, 1981 fue el año en que realmente saltó a la escena, liderando a los Niners a una marca de 13-3, su primera aparición en un Super Bowl, y una victoria sobre los Cincinnati Bengals por 26-21 para obtener el primer título de la franquicia en su historia.
Pero, el cuadro de Montana como el más grande de todos los tiempos comenzó a pintarse un juego antes, en el Juego de Campeonato de la NFC, en Candlestick Park, frente a los Dallas Cowboys. Con una serie de 14 jugadas y 89 yardas, los Niners culminaron de forma majestuosa una de las remontadas épicas en la historia de playoffs. En tercera y 3 desde la yarda 6 de Dallas, con 58 segundos en el reloj, Montana, bajo intensa presión, roló hacia su lado derecho para encontrar en el fondo de las diagonales a Dwight Clark por encima de dos defensivos, catapultando a San Francisco al primer Super Bowl en una década de dominio. Hoy, para recordar esa jugada basta pronunciar dos palabras: "The Catch".
Luego, llegó el triunfo de Montana y los Niners sobre los Miami Dolphins en el Super Bowl XIX, cuando una de las tramas era en enfrentamiento entre Montana como el mejor de la liga en ese momento, y el retador al trono, Dan Marino. Marino venía de completar la mejor temporada estadística para un quarterback en la historia de la liga, imponiendo récords históricos con 5,084 yardas y 48 touchdowns por aire.
Pero, Montana no haría más que seguir creando distancia entre él y el resto. En el Super Bowl XXIII, Montana dirigiría otra ofensiva de último momento para la victoria en otro triunfo sobre Cincinnati en el escenario mayor, esta vez capitalizada con un pase de touchdown de 10 yardas para John Taylor con 34 segundos por jugar, para un marcador final de 20-16.
Una de las anécdotas más famosas que sirvieron para darle a 'Joe Cool' su apodo, llegó justo en los instantes previos a la serie del triunfo, cuando Montana, buscando el modo de calmar los nervios de su tackle, Harris Barton, se dio el lujo de señalar inesperadamente en la tribuna al comediante John Candy. Quebrando la tensión del momento, los 49ers marcharon la longitud del campo para ganar su tercer anillo de Super Bowl.
No habría que esperar mucho para que llegara el cuarto, solo un año, cuando los Niners humillaron por 55-10 a los Denver Broncos y a su chico maravilla, John Elway, en el Super Bowl XXIV. Con George Seifert como head coach, tras el retiro de Walsh, Montana logró para la campaña un índice de pasador de 112.4 para superar la marca previa de Graham, y condujo a los Niners hasta el súper domingo, donde brilló con cinco pases de touchdown en camino a su tercer premio como Jugador Más Valioso, una entonces marca de la NFL y cifra que hoy lo empata con Mahomes.
Montana se quedaría en la antesala del Super Bowl al año siguiente, gracias a una lesión sufrida en el Juego de Campeonato de la NFC frente a los Giants en la derrota, y no vería acción en toda la temporada subsecuente. Para 1992, Steve Young ya era el titular en San Francisco, y Montana emigró para jugar dos años en Kansas City, donde obtuvo la última de sus ocho nominaciones al Pro Bowl. Fue además tres veces All-Pro de primer equipo y dos veces Jugador Más Valioso de la NFL para AP.
Miembro del Salón de la Fama desde el 2000, es parte del equipo ideal de la década de los 1980s de la NFL, así como los equipos ideales para sus aniversarios 75° y 100°, Montana no lanzó una sola intercepción en cuatro apariciones de Super Bowl.
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Tom Brady, New England Patriots/Tampa Bay Buccaneers
Habiendo crecido en el norte de California, no es coincidencia que Montana fuera el ídolo de Brady; ha compartido que estuvo presente en Candlestick Park, en las tribunas con su familia, para el partido de 'The Catch'. Pocos imaginarían, sin embargo, que el recluta de sexta ronda de los Pats en el 2000 terminaría superando a Montana en prácticamente cualquier rubro imaginable.
Brady comenzó su carrera de NFL con las probabilidades en contra, como cuarto en el orden de plantilla en la posición de quarterback, muy por detrás del titular Drew Bledsoe, entonces, el jugador mejor pagado en la NFL.
Eso no duró mucho: para el inicio del año siguiente, ya era segundo. Cuando Bledsoe --quien ya sumaba tres invitaciones al Pro Bowl y un viaje al Super Bowl con New England-- abandonó lesionado un partido de la Semana 2 ante los Jets por un violento golpe de Mo Lewis, Brady ingresó al partido para no volver a dejar la titularidad de New England hasta dos décadas más tarde.
En ese 2001, Brady condujo a los Pats a su tercera aparición de Super Bowl, la edición XXXVI, ante los holgadamente favorecidos St. Louis Rams. Aunque hacia el final de la campaña Bledsoe se había recuperado de la lesión, el head coach Bill Belichick se mantuvo con Brady todo el camino, resultando en una de las mayores sorpresas en la historia de la liga, una victoria de New England por 20-17 y el primer nombramiento como Jugador Más Valioso del Super Bowl para Brady.
Dos años más tarde, llegó el triunfo en el Super Bowl XXXVIII sobre los Carolina Panthers por 32-29 y un segundo reconocimiento como Jugador Más Valioso para Brady, seguido al año siguiente de su tercer título, en el Super Bowl XXXIX sobre los Philadelphia Eagles por 24-21.
En este punto, con tres anillos de Super Bowl y dos premios como Jugador Más Valioso del encuentro, Brady seguía sin estar en la conversación por ser el mejor en la liga. Ese debate era encabezado por Peyton Manning, principalmente, y con argumentos a favor de Brett Favre, Steve McNair, Kurt Warner y otros con mejores estadísticas individuales. Pero, la discusión Brady-Manning era la que acaparaba titulares, con el primero obteniendo campeonatos apoyado en una sólida defensiva y efectivo juego terrestre, y el segundo acaparando premios como Jugador Más Valioso y quebrando récords como parte de una explosiva ofensiva.
Después, vino la campaña del 2007, una que casi tiene final de cuento. Brady impuso una nueva marca de la NFL con 50 pases de touchdown en camino a una campaña regular perfecta, solo para tropezar en el último paso, siendo los Pats derrotados por los Giants, 17-14, en el Super Bowl XLII. Cuatro años más tarde, los Giants se reencontrarían con los Patriots de Brady, esta vez en el Super Bowl XLVI, para volver a verse doblegados, esta vez por 21-71, ya con un equipo que dependía primordialmente del brazo derecho de Brady, a diferencia de ediciones previas.
Brady no dejó de competir, y para el Super Bowl XLIX estaba de vuelta en el escenario mayor, imponiéndose a los campeones reinantes Seattle Seahawks por 28-24 gracias a una memorable intercepción de último segundo en la línea de gol de Malcolm Butler a pase de Russell Wilson. Brady obtuvo este día su tercer premio como Jugador Más Valioso del Super Bowl, con lo que igualó, momentáneamente, a su ídolo Montana.
Dos años después, fuimos testigos de la más espectacular remontada en la historia del Super Bowl, con Brady liderando la carga desde una desventaja de 28-3 faltando poco más de 3 minuto s por jugar en el tercer cuarto. Los Patriots empataron el encuentro a 28, en primera instancia, para enviar el juego a la prórroga --primer Super Bowl que se fue al alargue en la historia, y segundo juego por el título de la NFL que alcanza esa instancia, desde aquel '58 con Unitas. En el suplementario, el corredor James White anotó desde 2 yardas para coronar el esfuerzo de New England con un cuarto Lombardi.
Un año más tarde, para el Super Bowl LII, New England estaba de vuelta en el escenario mayor, en el mejor juego estadísticamente hablando para Brady en un súper domingo, aunque derivó en descalabro ante los Eagles, por 41-33. El Super Bowl LIII vio una tercera aparición consecutiva de New England, con victoria para Brady y los Patriots por 13-3, y un cuarto nombramiento como Jugador Más Valioso del encuentro para el pasador N° 12.
Después de seis victorias en nueve apariciones de Super Bowl en 20 años, Brady no estaba listo para despedirse de la NFL. Firmó como agente libre en el 2020 con los Buccaneers, alcanzando el Super Bowl LV, donde fue instrumental para dejar tendidos en el terreno de juego a los Chiefs por 31-9, adjudicándose un quinto premio como Jugador Más Valioso de un Super Bowl, en el proceso, algo ridículo.
Brady se retiró al término de la campaña del 2022, por segunda y definitiva ocasión, como el líder pasador de todos los tiempos de la liga con 7,753 pases completos de 12,050 intentos para 89,214 yardas y 649 pases de anotación.
"Quizás, deban nombrar [El Trofeo Vince Lombardi] como el 'Brady Trophy'", opinó Belichick, head coach del pasador durante todo su tiempo en New England, a SiriusXM NFL Radio previo a este Super Bowl LIX. "Ganó siete de ellos".
La conversación por saber quién era el mejor en su momento entre Manning y Brady se disipó para dar paso a la conversación por saber si Brady estaba a la altura, o había rebasado, a Montana y Unitas, con un generalizado sí luego de su séptimo anillo de Super Bowl conquistado.
Quince veces elegido al Pro Bowl, tres veces All-Pro de primer equipo, tres veces Jugador Más Valioso de la NFL para AP, Brady fue incluido en el equipo ideal de la NFL para las décadas de los 2000s y 2010s, además del equipo ideal del aniversario 100° de la NFL. Cuatro veces lideró a la liga en yardas por pase, cinco veces en touchdowns por pase, y su Total QBR para la temporada del 2007 es el más alto para cualquier temporada en lo que va de la existencia de la métrica avanzada de ESPN.
La trayectoria de Brady puede dividirse en tres etapas, y las tres serían dignas del Salón de la Fama: la primera, con tres triunfos de Super Bowl en tres apariciones; la segunda con dos apariciones, derrotas ante los Giants, pero estadísticamente muy prolífico; y una tercera, con cuatro triunfos más en cinco Super Bowls, incluyendo el revés en su mejor juego estadístico en el partido grande.
Pensar que la misma parte es poseedora de las tres lo catapulta a una estratósfera donde nadie lo toca... por ahora.
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Patrick Mahomes, Kansas City Chiefs
El décimo recluta global del Draft 2017 pasó casi entera su campaña de novato en la banca, viendo operar a Alex Smith. La liga no estaba lista para lo que desencadenaría en el 2018.
Mahomes lanzó para 5,097 yardas y 50 pases de touchdown, para adjudicarse reconocimientos como Jugador Más Valioso de la NFL, Jugador Ofensivo del Año, su primer Pro Bowl, y su primera selección como All-Pro de primer equipo, dejando a los Chiefs en la antesala del Super Bowl tras caer ante los Patriots de Brady.
Al año siguiente, Mahomes obtendría el primero de sus tres anillos, hasta el momento, siendo designado como Jugador Más Valioso del Super Bowl LIV en un triunfo por 31-20 sobre los 49ers.
Después de sucumbir al año siguiente ante los Buccaneers de Brady --segunda derrota en igual número de enfrentamientos ante Brady en postemporada--, los Chiefs volvieron al escenario mayor hasta el Super Bowl LVII, donde doblegaron a los Eagles por 38-35, con un segundo premio como Jugador Más Valioso del Super Bowl para Mahomes.
Doce meses después estaban de vuelta, de nueva cuenta con San Francisco como rival, y de nueva cuenta con el triunfo, esta vez por 25-22. Mahomes recolectó su tercer premio como Jugador Más Valioso de un Super Bowl --igualando lo hecho por Montana y colocándose solo por detrás de Brady en este rubro--, en el segundo Super Bowl que llega a la prórroga.
En los tres triunfos de Super Bowl de los Chiefs de Mahomes, han remontado desventajas de doble dígito. Primero, fue un 20-10 en contra hasta faltando menos de 7 minutos por jugar ante los 49ers en el LIV; luego, un déficit de 24-14 con poco más de 12 minutos restando en el tercer periodo ante Philly; y finalmente, borraron la ventaja de 10-0 que tenía San Francisco con 20 segundos por jugarse antes del intermedio.
Mahomes no ha ayudado a reinventar el modo en que se practica el juego, como hizo en su momento Herber, ni ayudó a posicionar a la NFL como la liga deportiva más popular de los Estados Unidos como lo hizo Unitas; ya la encontró así. Tampoco, ha conseguido a la fecha diseminar una filosofía ofensiva nueva por toda la liga como Montana hizo con el ataque de Bill Walsh. De hecho, el head coach de Mahomes, Andy Reid, es descendiente directo del árbol genealógico de coaches de Walsh, e indirectamente a través de éste, de Paul Brown de quien fuera asistente en Cincinnati.
Finalmente, tampoco ha llevado el nivel de juego de la posición hasta números que podrían parecer inalcanzables, como los que puede presumir Brady...
Es imposible no ver a Mahomes, un seis veces elegido al Pro Bowl, dos veces All-Pro de primer equipo, dos veces Jugador Más Valioso de la NFL a sus 29 años de edad, y no proyectar sus números hasta cifras estratosféricas. Su mejor campaña en términos de números fue la del 2022, cuando lideró a la liga con 5,250 yardas y 41 pases de anotación.
Al mismo tiempo, hay ciertos peros en los argumentos contra Mahomes. Aunque es aceptado de forma unánime que es el mejor quarterback de la era actual, lleva dos años sin ser el mejor quarterback de la NFL, de manera evidente, en temporada regular. Viene de su peor producción en términos de yardas por pase, donde no alcanzó las 4,000 --un total esperado de acuerdo a la época y el estado de las reglas del deporte, cargado a la ofensiva-- y de igualar su peor producción en pases de touchdown para una campaña, 26.
Pero, comienzan los playoffs y todo eso desaparece. Mahomes guarda sus mejores actuaciones para los momentos de mayor presión, donde aparentemente nada lo descoloca.
Esa cualidad lo asimila a Montana, quien tampoco solía amasar estadísticas en masa, pero siempre parecía estar tranquilo bajo presión.
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Entonces, ¿dónde colocamos a Mahomes?
Nuestra elección de ordenar a los quarterbacks por eras obedece a una necesidad de resaltar el impacto de cada uno de estos pasadores en el juego, y cómo los estándares han ido evolucionando a lo largo de los años. Pero, si somos justos, habrá que admitir que nombres como Roger Staubach, Manning o Marino --para empezar-- deben estar colocados, en una lista de los mejores de todos los tiempos, por arriba de Herber o Graham, por más que no fueron los mejores de sus respectivas eras. Ellos nunca tuvieron control de la competencia a la que enfrentaron.
Con confianza, podemos colocar a Mahomes por arriba de Herber, Graham y Baugh. Con Unitas, puede haber debate, dado que Unitas sirvió por casi década y media como el rostro de la NFL. Mahomes lo ha sido, también, pero por menos de 10 años, apenas.
El caso de Mahomes también es comparable con Montana. Una victoria este domingo lo empataría en anillos de Super Bowl, y podría dejarlo arriba en premios como el Jugadpr Más Valioso del súper domingo. Eso ayudaría a compensar un poco el hecho de que los partidos que ha ofrecido Mahomes en el escenario mayor no han sido tan limpios como los de Montana. Para empezar, Mahomes ha lanzado cinco intercepciones en sus cuatro apariciones de Super Bowl, más de una por partido en promedio.
"Es el mejor que jamás lo haya hecho, y no me pueden decir lo contrario", sentenció con firmeza el ala cerrada de los Chiefs, y futuro miembro del Salón de la Fama, Travis Kelce, a fernando Villa de ESPN previo al Super Bowl LIX. "Lo veo todos los días en el complejo, lo duro que trabaja, su habilidad sobre el campo. Es como nada que se haya visto antes en la liga".
Un juego no hace una carrera, y habrá que evitar ser presas del momento una vez que el reloj de juego marque ceros en el Super Bowl LIX, ganen o pierdan los Chiefs. Mahomes seguirá hinchando su cúmulo de trabajo --seguramente-- con partidos memorables y pases que parecen imposibles de lanzar, mucho menos de completar.
¿Hasta cuándo? Solo él lo sabe, pero ha dicho en el pasado que no planea jugar tantos años como Brady, por ejemplo.
Por lo pronto, Mahomes ya habita en ese estrato que comparten Unitas y Montana. Algunos lo colocarán detrás de ambos, todavía. Otros, en medio de ellos. Y algunos más, ya superando a ambos. Habrá quien incluya en ese espacio a Manning, y es difícil argumentar en contra de ello.
Para alcanzar a Brady, todavía le hace falta, pero las distancias se recortan paso a paso, y este domingo tendrá la oportunidad de dar otro hacia la cima absoluta.