Un quarterback, Tom Brady, tiene toda la historia, pero sigue siendo presente; el otro, Patrick Mahomes, es presente y tiene todo el futuro por delante
Será el quinto enfrentamiento entre estos dos, por primera vez en el Super Bowl. Pensar que mes y medio antes de que Patrick Mahomes naciera, Tom Brady acababa de cumplir los 18 años de edad; el día que Brady fue reclutado por los New England Patriots en abril del 2000, Mahomes tenía 4 años y medio de edad. La brecha generacional es alucinante. Brady ya es leyenda, Mahomes tiene todo para tomar la estafeta. Veremos si ocurre la transición el 7 de febrero, porque Brady no da señales de ir en decadencia. No podía ser mejor el panorama rumbo al Super Bowl LV.
Los Tampa Bay Buccaneers han registrado un antes y un después con Brady en los controles. Pasaron de ser un equipo errático y anárquico, a uno con liderazgo, equilibrio y con el timing suficiente para encontrar su mejor versión en los playoffs. No es poca cosa ir a ganar en semanas consecutivas de visita ante Washington Football Team, New Orleans Saints y Green Bay Packers. Subrayo el equilibrio de Tampa Bay, no podríamos entender al campeón de la NFC sin el trabajo de la defensiva. Generaron cuatro intercambios de balón contra los Saints y dos contra los Packers. De poco sirven esos balones sueltos si no los capitalizas como es debido, y el domingo lo hicieron en Lambeau Field. El mérito de Brady estuvo en transformar esos errores de Packers en touchdowns, igual que lo hizo en el Superdome.
Martín Gramática, ganador del Super Bowl XXXVII con los Bucs, me dijo hace unos días en relación a Brady: “(Lo que más me sorprende) es su humildad, la forma que tiene de integrar al equipo y hacer sentir a todos importantes. No se siente más grande que los demás, pese a que es un súper estrella”. Una vez más lo ha vuelto a aplicar y ha transformado la cultura de un equipo tradicionalmente perdedor.
Mahomes está en el cenit de su carrera. Es un arma de destrucción como no hay otra en la NFL. Es dinámico, móvil, con un brazo poderoso y preciso, además cuenta con un entrenador como Andy Reid que sigue dándole elementos para ser ganador. Mahomes los maximiza, de tal forma que los Buffalo Bills no tuvieron argumentos para frenar al mejor ala cerrada de la liga, Travis Kelce (llevaba nueve recepciones para 93 yardas en la primera mitad), y a Tyreek Hill (que terminó con nueve atrapadas y 172 yardas). Fueron seis series ofensivas consecutivas de los Kansas City Chiefs que concluyeron en puntos en la final de la AFC.
Para sus 25 años muestra una madurez fuera de lo común. No se volvió loco después del contrato más caro en la historia de la NFL que firmó a mediados del 2020. Conserva esa hambre de triunfo. Un atleta privilegiado que mantiene los pies sobre la tierra producto de la buena educación que recibió de su padre (pelotero en las Ligas Mayores) y del coach Reid en la actualidad.
Oportunidades como esta ocurren pocas, muy pocas veces en el deporte. Es como si viéramos a Michael Jordan contra Lebron James, la leyenda contra el joven prodigioso. Brady tiene toda la historia, pero sigue siendo presente; Mahomes es presente y tiene todo el futuro por delante. Fascinante historia la que se escribirá el 7 de febrero en Tampa.