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Con Jon Gruden fuera, la NFL debe ir tras sus facilitadores

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¿Qué precedentes sienta la renuncia de Jon Gruden? (1:40)

El head coach se vio orillado a dejar su puesto con los Raiders después de que algunos e-mails suyos salieron a la luz. (1:40)

Después de la avalanca de correos electrónicos de intolerancia, racismo y misoginia del ahora ex head coach de Raiders, la liga necesita dar a conocer para quiénes iban dirigidos

Jon Gruden ha quedado fuera.

En un impactante giro de eventos que se sucedieron en lunes, Gruden se vio forzado a renunciar como head coach de Las Vegas Raiders a la luz de una avalancha de correos electrónicos racistas, anti-gay y misóginos que fueron revelados por The New York Times.

Entonces Gruden, quien estaba en el cuarto año de un contrato de 100 millones de dólares, es historia. Eso es bueno. pero, mi preocupación es con respecto a la legión de facilitadores que apoyaron a Gruden todos estos años.

¿Qué hay con ellos? ¿Quiénes son?

La NFL se ha librado de su problema Gruden. No se ha librado del Grudenismo: sensibilidades regresivas que se plantan contra la diversidad, inclusión y tolerancia.

El viaje de Gruden hasta la horca comenzó el viernes, cuando The Wall Street Journal reportó que el head coach de 58 años de edad empleó un término racista en un correo electrónico del 2011 al entonces presidente del equipo de Washington, Bruce Allen, para describir a DeMaurice Smith, el director ejecutivo de la NFL Players Association. En su momento, Gruden era el analista principal para ESPN en "Monday Night Football". Los correos filtrados fueron parte de una investigación de la NFL a las condiciones laborales dentro de la organización del Washington Football Team. La investigación se concluyó el verano pasado.

Lo que no sabemos es cómo respondió Allen a Gruden. ¿Fue empático? ¿Regañó a Gruden? ¿Respondió con un 'LOL'? Dependiendo en esa respuesta, Allen --quien fue despedido en el 2019--, no debería volver a trabajar en la NFL.

Conforme avance a través de 650,000 correos electrónicos, la NFL debe reunir a los recipientes de los ataques de Gruden y darlos a conocer, también. Que nos digan quiénes son. ¿Sabían ellos que Gruden tenía esos puntos de vista? ¿Lo calificaron, como hizo Donald Trump durante su campaña presidencial, como "charla de vestidores"? Las personas como Gruden necesitan de una audiencia. Se destacan gracias a amigos que se ríen de los chistes racistas, que les aplauden, que les brindan confort.

La realidad es que la NFL, en todos sus intentos por progresar, ha sido revelada como una organización regresiva poblada por hombres blancos que poseen puntos de vista sobre raza y poder que van en contra del avance y la iluminación. Créanme, Gruden no es la única persona que posee esos puntos de vista. Es el único suficientemente estúpido, o temerario, para expresarlos vía correo electrónico.

Como es típico, Gruden no se ve a sí mismo como intolerante. En reacción a la filtración de The Wall Street Journal de la semana pasada, Gruden se defendió diciendo que no tenía un hueso racista en su cuerpo. Claramente, la precipitación de correos electrónicos reportados por el Times el lunes reveló que Gruden no tenía solamente un hueso racista en su cuerpo: todo su ser estaba consumido por la intolerancia.

Gruden cumplió con todos los requisitos:

  • Racista. Paloma.

  • Intolerante. Paloma.

  • Anti-gay. Paloma.

  • Misógino. Paloma.

Simplemente, lean sus citas. En los correos electrónicos revelados por el Times, nadie se salvó. Usó “f----t” para describir al comisionado de la NFL, Roger Goodell. Atacó a la NFL por obligar a los St. Louis Rams y al entonces head coach Jeff Fisher para reclutar a un “p---”. La referencia fue a Michael Sam, un jugador abiertamente gay que fue seleccionado por St. Louis en el 2014. A Gruden no le gustó la idea de las mujeres ascendiendo en las filas como oficiales, tampoco, y ciertamente no le gustaron las protestas de jugadores, quejándose de que el jugador de la NFL, Eric Reid, quien se siguió arrodillando durante el himno nacional, debió haber sido despedido.

Mi pregunta es, ¿a quién escribía Gruden? ¿Quién era su audiencia? ¿Eran ejecutivos de la liga, entidades poderosas en otras áreas deportivas y de la industria televisiva? Eso podría explicar por qué hubo colusión en contra del ex quarterback de los San Francisco 49ers, Colin Kaepernick.

La gente que sirvió como facilitador para Gruden, que se rieron de sus bromas racistas, guiñaron con sus comentarios anti-gay, siguen por ahí. Entonces, ¿por qué es importante que saquemos de raíz a estos facilitadores? Estos facilitadores están en posiciones de poder y control, tomando decisiones importantes respecto a quién es contratado, quien es promovido, y cuáles iniciativas son lanzadas.

Necesitamos saber quiénes son estas personas. ¿Cómo los removemos?

¿Estoy sorprendido de que Gruden renunció? Pensé que Gruden solamente renunciaría si los jugadores de los Raiders demandaran su renuncia. Esa fue una batalla que los jugadores no hubieran podido ganar.

El propietario de los Raiders, Mark Davis, estaba tan enamorado con Gruden, que le dio un contrato sin precedentes de 10 años y 100 millones de dólares. Davis se vio obligado a aceptar finalmente la renuncia de Gruden después de que la lluvia filtraciones de correos electrónicos se hiciera pública. No se puede tener a una persona que escupe esta clase de ignorancia en ninguna organización, en ningún puesto.

Por lo que respecta a Gruden, no me sorprendió que hiciera comentarios vía correo electrónico que fueron atribuidos a él. Su persona era la de un carismático e intitulado chico de fraternidad que hacía comentarios sin pensar, sobre la marcha, y que eran considerados como Jon siendo Jon. Ese era su atractivo en el palco de transmisiones: lo decía como era.

Por lo que respecta a los 10 años que han pasado desde que los correos electrónicos recuperados fueron revelados, en la guerra contra el racismo no existe la prescripción. Los criminales de guerra deben ser buscados y castigados.

Jon Gruden ha quedado fuera. Ahora, la NFL debe ir tras sus facilitadores.