<
>

Por qué un Barcelona sin Lewandowski podría ser algo bueno para Xavi y compañía

El técnico del Barcelona puede aprovechar en lugar de lamentarse por la suspensión de tres partidos del polaco.

Dado que ha marcado 19 goles en 21 partidos durante su temporada de debut, no tendría sentido argumentar que Barcelona estará mejor sin Robert Lewandowski durante su suspensión por los próximos tres partidos de La Liga. A pesar de haber arrancado la campaña con un empate sin goles de locales ante Rayo Vallecano y de recibir una pequeña paliza de Real Madrid en el Clásico, habitualmente mostrando los mismos defectos que los dejaron afuera de la Champions League, los catalanes de alguna manera están primeros en la tabla en el reinicio del fútbol español esta semana.

Ese "de alguna manera" puede definirse de tres formas: El despilfarro de Madrid, que dejó escapar siete puntos ante Girona, Osasuna y Rayo, además de la notable cifra de apenas cinco goles cedidos por Barcelona... y el hecho de tener a Lewandowski en el equipo.

El legendario delantero polaco ha "asegurado" los tres puntos en repetidas ocasiones (fue el único goleador en las victorias por 1-0 contra Mallorca y Valencia), varias veces fue el hombre que rompió el 0-0 en otros partidos, y a menudo también puso victorias fuera de toda duda con sus remates, dándole a Barcelona un margen de dos o tres goles. No cabe duda de que el rendimiento del nuevo fichaje es estelar, pero hay razones para pensar que Barcelona juega un fútbol mejor, más completo, más convincente y fluido sin él.

Cuando Xavi y compañía se enfrenten al Atlético, Getafe y Girona durante las próximas semanas, el equipo tendrá la oportunidad no sólo de demostrar que puede arreglárselas sin Lewandowski, sino también de poner a prueba a sus rivales de una forma totalmente distinta a la que lo hizo en muchos de sus quince partidos anteriores en La Liga.

Hasta ahora, la evidencia sugiere que cuando no tiene un centro delantero relativamente estático y tradicional, Barcelona juega con más dinamismo y amenaza, y se parece mucho más a la plantilla que se esperaba cuando el catalán de 42 años tomó el relevo de Ronald Koeman en noviembre de 2021. Sin embargo, el tamaño de la muestra es reducido y los tradicionalistas ya estarán balbuceando mientras beben su vino caliente festivo: "... los goles son todo... al diablo con la calidad de juego. ¡Lewandowski domina todo lo que hace!".

También es cierto que el presidente del club, Joan Laporta, volvió a centrar deliberadamente la atención en los resultados por encima de la calidad del rendimiento cuando, justo antes de Navidad, anunció que "les dejamos muy claro a todos en el vestuario que nuestro objetivo más importante es ganar la liga". Ganar a toda costa, ya que los puntos de estilo no suman, fue el mensaje.

Sin desentonar con su jefe, Xavi lo expresó de manera muy diferente. "No podemos perder el 'estilo de la casa', que es lo que ha hecho grande al club. Es la idea de juego con la que la selección ganó un Mundial y dos Eurocopas, con la que el Barça ganó cinco Champions Leagues. De hecho, es hora de que redoblemos nuestros esfuerzos para alcanzar la esencia de la filosofía de juego del Barcelona. Sí, necesitaremos un Plan B y un Plan C, pero todo debe basarse en nuestra idea central de cómo jugar al fútbol".

En cuanto a Lewandowski, el argumento es el siguiente. Con él en el equipo titular, nos encontramos en una época del Barcelona en la que se sacrifica o se reduce significativamente el estilo posicional y de pases que resulta fundamental en la idea de juego de Rinus Michels/Johan Cruyff/Pep Guardiola. Por otro lado, la estrella polaca es un maestro absoluto a la hora de producir goles a menudo notables, sobre todo en situaciones comprometidas.

Lo que se sacrifica es la fluidez de movimientos, la complejidad del desarrollo del juego, el rápido intercambio de posiciones y el uso creativo de la posesión en el último tercio. El juego asociativo y de "creación" de Lewandowski no es fantástico. Y aunque no merodea egoístamente por el punto de penal esperando que lo sirvan, sin duda es un nueve de la vieja escuela, cuyo mejor trabajo aparece cuando recibe centros excepcionales en el área o cuando la línea defensiva rival (a menudo de cinco o seis hombres) está desordenada.

Es natural que, a sus 34 años, su velocidad atlética esté disminuyendo. No suele ganar un sprint si la pelota le llega larga detrás de una línea defensiva alta y, en el uno contra uno, es menos probable que supere a un marcador joven, fuerte e inteligente. El hecho de que no haya marcado, o no haya tenido un impacto serio, en cuatro de los cinco partidos de Barcelona contra Bayern Munich, Inter y Real Madrid es un indicio que nos conduce a estas conclusiones. Quienes vieron cómo Inter (en Milán), Madrid y Bayern -sobre todo en el Camp Nou- anularon a Lewandowski y le impidieron tener la calidad de posesión que ahora necesita habrán estado más preparados para las pálidas y flojas actuaciones que tuvo con Polonia durante el Mundial.

Sigue siendo brillante, pero tiene 34 años, es humano y ya no es el coloso desbocado que fue en su apogeo.

Para que quede claro, esto no es una crítica a Lewandowski, cuyo profesionalismo, voluntad de ayudar a Xavi en el campo de entrenamiento, consejos a sus compañeros y tolerancia a jugar en una época de desarrollo del Barcelona en la que parece Bambi a trompicones es realmente notable. También lo son sus estadísticas goleadoras, que, aunque ligeramente inferiores a las de sus últimas dos temporadas en Bayern, resultan aún más meritorias si se tiene en cuenta la cantidad de jugadores nuevos, jóvenes o "en declive" que hay a su alrededor.

Este equipo no es un gigante que fluya como la seda.

Volvamos entonces al argumento de Lewandowski. Sin él en el once titular, el equipo de Xavi corre el riesgo de perder mordiente. Si a Barcelona le falla la puntería y desperdicia montones de ocasiones de gol en los tres partidos que él no juegue, a nadie le importará si jugó bien... pero perdió u empató. Sin embargo, sin él en el once inicial, contra Viktoria Plzen y durante la última hora en Osasuna, Barcelona no se limitó a ganar, sino que jugó de forma sobresaliente, diferente a cualquier otro momento de esta temporada.

Los goles de Lewandowski suelen llegar con el Barcelona acampado en el último tercio de la cancha, insistiendo una y otra vez para intentar abrir a un rival que ha desplegado un gran número de jugadores para asfixiar y bloquear. Son situaciones en las que, si se pierde el balón, Barcelona es muy susceptible a sufrir contraataques rápidos y bien ejecutados. A menudo habrá sólo dos defensores atrás, lo que significa que el equipo de Xavi puede quedar expuesto en términos de posición y velocidad.

En ausencia de Lewandowski, éste es un equipo que puede jugar por las líneas con mucha más rapidez, que puede contraatacar más rápido y que puede beneficiarse de una rotación constante de Ansu Fati, Ferran Torres, Raphinha, Gavi y Ousmane Dembélé en cualquier momento, e incluso Pedri llegando desde posiciones más profundas.

A principios de la temporada, en la República Checa, Barcelona arrolló sin piedad a Viktoria Plzen y ganó un partido de Champions League que corría riesgo de perder dado que Xavi utilizó un equipo joven y sin experiencia. Barça se mostró vivaz y fluido, y fue difícil de inmovilizar.

En la última hora contra Osasuna, tras la expulsión de Lewandowski en un partido en el que los locales no sólo habían llegado con ventaja al entretiempo, sino que habían acosado a Barcelona, lo habían presionado y habían hecho que pareciera que se estaba gestando una derrota definitiva, los líderes de La Liga jugaron mejor con 10 hombres, volvieron a mostrarse notablemente más fluidos y rápidos, y convirtieron un 0-1 en una victoria por 2-1.

Hay otro punto que Xavi puede aprovechar en lugar de lamentarse por la suspensión de tres partidos del polaco.

Durante los últimos 12 años, Lewandowski se ha beneficiado de la "Winterpause" de la Bundesliga, un descanso de diciembre a enero o febrero en el que no hay partidos de liga durante tres a cinco semanas. La liga alemana juega una temporada de 34 partidos, y la española, de 38. Su ausencia, una suspensión de tres partidos que Barcelona apeló en todas las instancias posibles sólo para que le dijeran que dejara de hacer escándalo por nada, significa que tiene, y seguirá teniendo, una mini Winterpause tras la conclusión del Mundial. En teoría, debería estar más entero y afilado para la Copa del Rey, la semifinal de la Supercopa contra Betis en Arabia Saudita, y luego para la Europa League contra Manchester United.

Laporta es un fan incondicional. "Lewandowski es una de las razones por las que hemos podido volver a hacer felices a nuestros hinchas. Claro que aporta profesionalismo, experiencia y responsabilidad, pero además es un gran tipo y ha traído al club un aire de glamour." Cierto, pero hay un contrapunto: se trata de un delantero que condiciona significativamente la forma de jugar del equipo de Xavi y, a la vuelta de la esquina, se avecina una época en la que Lewandowski --un apaño a corto plazo para la falta de potencia, clase y experiencia mientras se reconstruía este plantel-- no estará ahí.

Aunque lejos de definitivos, los próximos tres partidos de La Liga le ofrecerán a Xavi y a su equipo un atisbo de lo que será este futuro no muy lejano. Puede que sea un futuro atractivo.