BARCELONA -- Lionel Messi y Antoine Griezmann aún no se encuentran en un Barcelona que sufre tanto la ansiedad del marcador como el derrumbe de su juego. Se acusa falta de intensidad y se echan en falta los automatismos necesarios en un equipo alejado de sí mismo... Y, entre todo ello, sobresale la, hasta hoy, poca conexión entre dos de sus jugadores llamados a marcar diferencias, una situación que se reconoce cierta aunque, resaltó una fuente del club a ESPN Digital, no provoca una especial preocupación.
“No es fácil entrar en la dinámica del equipo, pero Griezmann está trabajando bien y no hay ninguna duda con él”, se sostiene, dando cuenta que el francés se ha “adaptado” a un papel distinto al que tenía en el Atlético de Madrid, donde era la estrella incuestionable para convertirse en el Barça en escudero de lujo, entendiendo que Messi tiene ese papel indiscutible.
Acostumbrado a sostenerse el equipo azulgrana en la figura de su capitán, el fichaje del francés se entendía, se sigue entendiendo, como la guinda ofensiva del grupo pero al cabo de tres meses desde el comienzo de la temporada y habiendo coincidido en el campo en nueve de los 15 partidos disputados ese entendimiento está todavía “en proceso”.
Messi y Griezmann han compartido puesto en el once inicial en seis partidos (de los nueve en que han coincidido), completando juntos tres de ellos y disfrutando de su mejor momento en Eibar, donde el Barça ganó (y convenció) por 0-3 con una excelente actuación de ambos, que marcaron sendos goles y destacando la magnífica asistencia que le ofreció el francés al argentino en el segundo tanto azulgrana.
Valverde, sin embargo, no ha entendido, hasta hoy, imprescindible la presencia de los dos jugadores en el terreno de juego, puesto que de 900 minutos posibles solamente han compartido 552, 61.3 por ciento, mientras que con Luis Suárez Leo ha compartido siete partidos en el once inicial (de un total de nueve), completando cinco de ellos y sumando un total juntos de 610 minutos, 67.8 por ciento.
“Acabo de llegar al equipo y debo acostumbrarme a muchas cosas. Con los minutos y los partidos nos iremos entendiendo mejor”, alertó Griezmann tras la victoria en Eibar, alejándose de cualquier síntoma de vedette con una sentencia clara: “Estoy aquí para ayudar”.
Y ese papel lo cumple a rajatabla. Acostumbrado por Simeone a trabajar en facetas defensivas, el Barça se ha beneficiado de su ir y venir incansable. Siendo el primero en presionar al rival, el francés no duda en colaborar con la defensa y ofrecerse en la combinación rápida en el ataque, sin expresar queja ninguna al verse desplazado a una banda en la que se le adivina incómodo porque, tal como se resalta desde el club “antepone siempre el interés colectivo”.
Los números, fríos, muestran que ese “proceso” está siendo más costoso de lo que se habría deseado. En los cuatro partidos disputados de Champions League han compartido 255 minutos de los 360 disputados (70.8 por ciento) y han combinado, en ambas direcciones, nueve veces, evidentemente muy por debajo de lo esperado y destacando el último encuentro, frente al Slavia en el Camp Nou, en que Messi encontró cuatro veces a Griezmann... Pero el francés no lo hizo ni una vez en dirección contraria en todo el partido.
Existe calma en el club recordando que el ex delantero del Atlético ha jugado 14 de los 15 partido oficiales de la temporada, 13 de ellos como titular y completando 10 para sumar 84.2 por ciento de los minutos posibles (1,137) mientras que Messi acumula 751 minutos (55.6 por ciento del total) repartidos en 10 partidos de los que fue titular en ocho y completando siete.
“Griezmann es un futbolista muy inteligente y acabará por explotar” se insiste desde el club, donde se confía que este proceso se acelere coincidiendo con la baja por lesión de Luis Suárez.