"Estoy en un club grande, con gente seria que está construyendo un proyecto para ganar cosas", afirmó James Rodríguez y dejó en claro que no llegó a Everton solo para recuperar minutos de fútbol y para sumar a su experiencia un paso por la Premier League. Llegó para liderar un ambicioso proyecto futbolístico que busca devolverle la gloria a uno de los clubes más grandes de Inglaterra.
Ya lo había dicho algunos días atrás Carlo Ancelotti: "James está muy emocionado con el proyecto de Everton y con el hecho de que queremos mejorar. Estaba muy emocionado de firmar y no dediqué tiempo a convencerlo. Ya estaba convencido". El cucuteño será fundamental en una ambiciosa idea que comenzó hace algunos meses, cuando el club azul de Liverpool contrató a uno de los entrenadores más ganadores de la historia del fútbol europeo. El DT italiano, campeón de las ligas de Italia, España, Inglaterra, Alemania y Francia, solo sabe competir por el premio máximo.
Everton ganó su último título inglés en la temporada 1986/87. Desde entonces, el aún hoy cuarto conjunto con más títulos del país, ha visto como rivales a los que en otros tiempos superaba con amplitud se autoproclaman grandes. Por eso, la ambición máxima del proyecto de Ancelotti es devolverle a Everton al menos una mínima porción de los éxitos de décadas anteriores. Y para eso será muy importante el aporte de James Rodríguez, uno de sus futbolistas favoritos.
Chelsea y Manchester City han logrado grandes éxitos gracias a su creciente poderío económico. Alcanzaron a gigantes que pudieron mantener sus credenciales, como Arsenal, Manchester United y Liverpool y eclipsaron a otros gigantes históricos como Aston Villa y el propio Everton. El dinero se ha convertido en imprescindible para dar pelea en la Premier League y sin recursos no hay grandeza que alcance.
Sin embargo, y aunque lejos de contar con la billetera de otros, el dueño de Everton también es un magnate que se ha volcado el fútbol. El iraní Farhad Moshiri tiene inversiones en minería y en la fabricación de acero y desde 2017 asumió el control mayoritario del cuadro de Liverpool. Primero, en 2007 compró el 15 por ciento del paquete accionario de Arsenal, que vendió diez años después para acceder al 77 por ciento de Everton.
Su ambición se puede ver en los entrenadores que ha contratado. Cuando llegó, Roberto Martínez estaba en el cargo y su primera elección para sucederlo fue el hoy técnico de Barcelona, Ronald Koeman. El holandés no logró afianzarse y lo reemplazó Marco Silva, uno de los hombres de moda en Europa a mediados de 2018. El paso del portugués por Goodison Park fue aún peor y esta vez no dudó en contratar a uno de los más renombrados mánagers del siglo. La llegada de Ancelotti fue, por sí misma, una declaración de intenciones.
En los últimos años, Everton gastó casi 500 millones de libras en fichajes, pero nunca había llegado una estrella del calibre de James. Al parecer, y en el primer mercado de pases de verano de Ancelotti, llegó el momento de dar un golpe sobre la mesa. La dirigencia no dudó en invertir para contratar a los tres nombres que pidió como prioridad el cuerpo técnico. Además del colombiano, llegaron el brasileño Allan y Abdoulaye Doucouré. Será un mediocampo como hay pocos en la Premier.
Además de la idea de formar un equipo de primer nivel, Moshiri quiere construir un nuevo estadio, de primer nivel y con capacidad para más de 50.000 personas. Los terrenos ya fue comprados y el diseño está listo. Sólo falta la aprobación gubernamental para comenzar las obras.
James llega un club que tiene historia y ambición. Con un entrenador que lo conoce y lo valora. Con un proyecto claro, cuyo objetivo es ganar. Es, sin dudas, una oportunidad de oro para relanzar su carrera.