<
>

El recuerdo del primer Scudetto del Napoli de Diego Maradona

El 5 de julio de 1984, un Estadio San Paolo repleto recibió con muchísimas ilusiones a Diego Armando Maradona, la estrella del fútbol mundial que llegaba a Napoli tras una tumultuosa salida de Barcelona. Desde aquel día, la historia del club cambió para siempre y los sueños de esos fervorosos hinchas estaban a punto de cumplirse.

En la primera temporada con el astro argentino entre sus filas, los Azurri finalizaron en la octava posición de la Serie A 84-85, lo cual implicaba una clara mejoría con respecto al equipo que venía de salvarse por un punto del descenso. Luego, en la 85-86, se transformaron en protagonistas y acabaron en el tercer lugar, aunque esto solo fue un preludio de lo que sucedería al año siguiente.

La campaña de 1986-87 comenzó con el pie derecho gracias a una victoria por la mínima ante Brescia como visitante el 14 de septiembre de 1986, pero el primer punto verdaderamente alto llegó sobre finales de octubre y principios de noviembre con una seguidilla de partidos conformada por un triunfo 1-0 ante Roma en el Olímpico, empate 0-0 en casa frente a Inter y otra importante conquista 3-1 contra Juventus en Turín.

Desde lo más alto de la tabla de posiciones, el conjunto de Ottavio Bianchi continuó acumulando buenos resultados hasta cerrar la mitad de temporada con tan solo una derrota, propinada por Fiorentina el 4 de enero de 1987 en Florencia.

El segundo tramo comenzó de la mejor manera posible con cinco victorias consecutivas y ocho partidos sin caídas, hasta la jornada 23, donde un 0-1 ante Inter en Milán preocupó a todos de cara a la recta final. No obstante, la recuperación llegó tan pronto como la fecha siguiente con un 2-1 ante Juventus en San Paolo.

Apenas dos semanas más tarde, Napoli sufrió la tercera derrota de todo el proceso con un contundente 3-0 ante Hellas Verona y las dudas nuevamente invadieron a sus fanáticos porque los inmediatos perseguidores aprovecharon para recortar distancias. Sin embargo, tras vencer a Milan con goles de Andrea Carnevale y Maradona y empatar 1-1 con Como, los Azzurri llegaron a la penúltima fecha de torneo a solo un punto de conseguir el título.

El 10 de mayo de 1987, el conjunto napolitano igualó 1-1 con Fiorentina en San Paolo y se consagró campeón del fútbol italiano por primera vez en su historia. La hazaña que durante tantos años parecía imposible, finalmente se había concretado. Este popular club del castigado sur de Italia terminaba por encima de los poderosos del norte con la figura incomparable del mejor futbolista del mundo defendiendo sus colores.

Maradona había encontrado allí su lugar en el mundo, su relación con los hinchas floreció desde el primer momento y en ellos se sintió identificado desde su pasado más humilde en Villa Fiorito. Paradójicamente, el único extranjero de aquel equipo parecía el más napolitano de todos ellos. El 10 desplegó con el partenopeo su mejor versión a nivel clubes y coincidió con su mejor versión en la Selección Argentina, donde venía de alzarse con la Copa del Mundo en México 86.

En un total de 30 partidos, el elenco de Ottavio Bianchi obtuvo 15 victorias, 12 empates y 3 derrotas. Estas últimas fueron todas en condición de visitante, demostrando como hicieron valer su localía en Nápoles, con un estadio que a cada jornada daba la sensación de rebalsar de hinchas alentando su equipo.

Además, este Scudetto sirvió como punto de partida para conquistar el doblete con la Copa Italia de ese mismo año, más tarde volvió a obtener otro con la Serie A 89-90 y la Supercopa 90 y por supuesto la consagración a nivel continental en la Copa UEFA 88-89. En resumen, significó nada menos que el puntapié inicial para la etapa más gloriosa de uno los clubes más populares de Italia y la prueba de que en el fútbol los sueños pueden cumplirse, aún para los más marginados.