Un año y medio antes de la Copa del Mundo de Qatar 2022, Lionel Messi fichó por Paris Saint-Germain, el club cuyo propietaria es la familia real qatarí. Dos temporadas más tarde y en vísperas de la Copa América y el Mundial que organizará Estados Unidos, el mejor futbolista del siglo llegó a Inter Miami. Las casualidades existen, pero son mucho más habituales las decisiones meditadas y racionales.
Si no levantaba el trofeo más deseado el 18 de diciembre de 2022 en Lusail, Messi se habría retirado de la Selección Argentina. Él mismo lo aseguró más de una vez en los últimos meses. Como si fuera una inyección de vitalidad, la coronación tan soñada lo impulsó a seguir un tiempo más en el equipo nacional, que fue su gran motivación de la etapa más reciente de su carrera. Cada decisión la tomó con la celeste y blanca como principal prioridad. Y todo indica que el último cambio de club también está relacionado con el futuro inmediato del combinado campeón del mundo.
Está claro que la exigencia ya no es la misma. Messi ya ganó todo lo que puede ganar. No hay deudas pendientes consigo mismo. Cumplió su sueño y, con él, el de todo un pueblo. Todo lo que siga en su vida futbolística será goce y disfrute. Por eso decidió ir a jugar a la MLS, una liga mucho menos tensionante que cualquiera de Europa. Porque quiere salir del foco. Quiere vivir su vida de otro modo.
Este es el motivo más importante de su fichaje por Inter Miami. Sin embargo, no es el único. En los próximos años, Estados Unidos será sede de los torneos internacionales más importantes. La Copa América en 2024, el Mundial de clubes en 2025 y el Mundial de mayores en 2026 junto a México y Canadá. El país de América del Norte será, como nunca antes, el centro geográfico de la atención del deporte más popular. Y el primero de los hechos que lo pusieron en el foco fue el arribo del mejor jugador de su generación. Uno de los hombres más relevantes de todos los tiempos.
Desde hace décadas, Estados Unidos ha tratado de popularizar el "soccer". A fines de los ochenta recibió la sede del Mundial 1994 y este hecho le dio un empujó al desarrollo de un juego que siempre fue ajeno a las masas en el norte del continente. A la Copa ganada por Brasil le siguió la creación de la Major League Soccer, un campeonato con ambiciones de profesionalismo muy superiores a los de sus antecesores de las décadas del sesenta y setenta. Así comenzó una evolución lenta pero constante.
Los equipos de la MLS se hicieron cada vez más fuertes y la Selección nacional afianzó su lugar de gigante continental. De hecho, en este siglo ha participado de todos los Mundiales excepto del de 2018 y ha disputado mano a mano la hegemonía regional contra México como casi nunca antes. Haber organizado la Copa del Mundo en 1994 sirvió como puntapié inicial y volver a hacerlo 32 años después es una muestra de esto.
Hoy, el fútbol es el deporte preferido de los jóvenes de Estados Unidos. Por primera vez, supera a los juegos más tradicionales. La herencia hispana y el propio desarrollo en el país provocaron esto. La MLS ya no contrata solo veteranos, sino también jóvenes promesas de los países más importantes del mundo. El caso de Thiago Almada, el primer campeón mundial del fútbol estadounidense es una muestra de esto.
Messi vivirá en el país donde se jugará cada torneo importante de los próximos años. Tendrá en su patio trasero una sede mundialista. Él mismo dijo que cree que no llegará a jugar su sexto Mundial, lo que representaría un récord absoluto. Sin embargo, ya demostró más de una vez que su ambición y sus ganas de hacer historia superan sus propias previsiones. Ya es hoy el futbolista con mayor cantidad de partidos de Copa del Mundo disputados y el último de su carrera (hasta ahora) será recordado como el más extraordinario de todos los tiempos. Sin embargo, el contaco con el aire de la nación donde todo se llevará a cabo podría ayudar a la grandiosa oportunidad de verlo una vez más en acción.