Y de pronto la bronca del empate con Paraguay quedó de lado. De la nada se montó un escenario y el foco quedó en un solo hombre: Luis Suárez. La gente no se movió de las tribunas. A pesar del intenso frío esperó el momento de homenajear a Luis.
Sus compañeros actuales y los de la vieja época armaron una pasarela a través de la cual el salteño fue saludando con un abrazo a cada uno de los presentes.
Entre los saludos más significativos estuvo el que se dio con el Ruso Diego Pérez que le dijo: “Llorá tranquilo, desahógate”. Otro tanto ocurrió cuando se encontró con Bruno Silva, jugador que lo recibió en Holanda cuando emigró a Groningen.
La gente estalló cuando Suárez se abrazó con Diego Forlán, y los capitanes Diego Godín y Diego Lugano.
Al final del recorrido lo esperaban sus hijos y su señora en el estrado. Allí ganó la emoción. Se abrazaron y lloraron visiblemente emocionados.
Acto seguido ingresó el Maestro Oscar Tabárez, entrenador que hizo debutar a Suárez en la Selección. El técnico le entregó una medalla que lo convirtió en Leyenda Celeste.
Posteriormente comenzaron a desfilar algunos personajes y en la pantalla de la tribuna Colombes del Centenario apareció el brasileño Neymar que le dedicó unas palabras. Atrás de Ney vino el saludo de Lionel Messi, su amigo y compañero en Inter Miami, que le dijo: “Hola Gordo quería estar en un día tan significativo para vos por todo lo que le diste a tu país”.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando entró la hija de Walter Ferreira, kinesiólogo que lo recuperó previo al Mundial de Brasil 2014, con quien se abrazó y lloró. Acto seguido aparecieron nuevos saludos, en esta oportunidad de Enzo Francescoli y Sebastián Abreu.
El argentino Nery Pumpido, en representación de la Conmebol, le entregó una enorme réplica de la Copa América que Suárez logró con Uruguay en 2011.
En ese momento la AUF homenajeó a Suárez al que le regaló las redes de los arcos del Estadio Centenario y sus hijos descubrieron una placa, detrás del arco de la tribuna Colombes, que decía: “Arco de Luis Suárez”. Una placa con la misma leyenda se colocó en el travesaño de ese arco donde el salteño marcó su primer gol.
Para el cierre, Luis dio un discurso y cerró la noche dando una vuelta olímpica de la mano con sus hijos.