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Con garra, pero sobre todo con fútbol, Uruguay venció a Italia para hacer historia y ser campeón del Mundial Sub 20

LA PLATA-- La Selección Uruguaya Sub 20 demostró mucho carácter no solo a lo largo de la Copa del Mundo, sino sobre todo en la final ante Italia para imponerse por 1-0 y quedarse con su primer Mundial de la categoría de la historia, con un gol de Luciano Rodríguez a los 86' que desató la locura de los 38.000 uruguayos presentes en el Estadio Único Diego Armando Maradona y que gritaron 3 millones.

En el comienzo del partido, Uruguay salió al ritmo del público, apretando a un Italia que no pudo jugar ni encontrar sociedades en ofensiva. Desde el vamos, la presión celeste fue asfixiante pero ordenada, recuperando muchas pelotas en la mitad de la cancha para lograr lastimar a los europeos.

Pero no lo logró. A pesar del dominio y de las chances que generó, la primera mitad se fue sin goles, aunque con la sensación de que la Celeste era superior. Y lo fue. Un remate de Fabricio Díaz a los 10' golpeó el exterior de la red del arco defendido por Desplanches. Y la más clara fue a los 22', cuando Anderson Duarte conectó un envío desde el córner de Díaz y exigió al máximo a un golero que se lució para desviar el cabezazo.

La Azzurra, por su parte, pese a poner a sus futbolistas habilidosos a comandar el juego, no lo encontró y tuvo que dedicarse a defender cerca de su área. Ni Casadei, ni Baldanzi, ni Pafundi encontraron la pelota para generar, muy presionados por una mitad de la cancha uruguaya que tuvo un timming perfecto entre Damián García y Fabricio Díaz para entender cuándo presionar, jugar y adelantarse.

El entretiempo se fue con algo de gusto a poco para los dirigidos por Broli por dos razones: porque fueron muy superiores y no pudieron abrir el marcador, y porque la incógnita sobre si podían mantener ese ritmo a lo largo de los 90' (y un eventual alargue) ganaba terreno.

Pero en el complemento, la Celeste salió con el mismo ímpetu a pelear cada pelota y, salvo una meseta en la que ninguno de los dos lograba imponer condiciones, no sufrió.

Fue recién en los últimos 10' que el partido se rompió. Primero, por una durísima falta de Matteo Prati sobre Fabricio Díaz y un planchazo directo a la rodilla que el árbitro sueco Glenn Nyberg consideró roja, pero que a instancias del VAR cambió por amarilla, generando mucha bronca del público uruguayo, de los futbolistas y del banco de suplentes.

Pero lejos de encapricharse, Uruguay se mantuvo concentrado y en la siguiente jugada llegó al grito más preciado. Un córner de Fabricio Díaz en el que la Celeste empujó terminó con una serie de rebotes que encontraron a Luciano Rodríguez por el segundo palo, que cabeceó lejos del alcance del arquero italiano y llevó tranquilidad a un país en vilo por ser campeón del mundo por primera vez en esta categoría, revisado y confirmado a instancias del VAR para que fuera gritado por duplicado.

En ese momento Italia se dio cuenta de que tenía que ir a buscar el partido, aprovechando los 11' de adición que dio el árbitro, pero la Celeste defendió muy bien cerca de su área y no sufrió. Incluso tuvo una ocasión muy clara en un contraataque que el "Cepillo" González no pudo definir, pero nunca pasó zozobras ante un rival que no mostró muchas luces para incomodarlo.

El pitazo final, el "Uruguay nomá" y el grito de un pueblo confirmaron lo conseguido por este equipo: entrar en la historia de los campeones mundiales Sub 20, demostrar que el fútbol da revancha después de dos subcampeonatos y coronar a un grupo que es merecido campeón, porque demostró valentía, fútbol, garra y mucho compañerismo para coronarse. Porque, a pesar de las lesiones y los contratiempos, tuvo un plantel largo y una matriz de juego que hizo cambiar una pieza por otra para buscar hasta conseguirlo.