La genialidad es la síntesis de una época y su trascendencia. Eso me lo enseñó un profesor de secundaria con muy buenas intenciones, pero nunca entendí lo que significaba hasta que vi el video de la entrada en calor de Diego Maradona de cara al partido de vuelta de la semifinal de la Copa de la UEFA de Napoli contra Bayern Munich en 1989, del que se cumplieron 31 años el domingo pasado. Si hubiéramos tenido teléfonos inteligentes en aquel entonces, lo habríamos tenido tan claro como en UltraHD.
Probablemente sea el video grabado en una cancha de fútbol más visto sin tener un segundo de acción de partido. Es bien de su época, pero también está adelantado a su época. Es como una obra de Pieter Bruegel en el sentido que están pasando muchas cosas, pero todo gira alrededor de una figura: Maradona.
Olvídate de lo que opinas sobre él. Olvídate de lo que sabes y lo que has visto, como el excelente documental de Asif Kapadia. Mira este video con la mente en blanco, y pregúntate: ¿Qué está pasando? ¿Qué estoy viendo?
Sabes que no es el presente por los carteles de marcas que solían ser conocidas, como AGFA, que hacía rollos para las cámaras de fotos, y Commodore, la compañía de electrónica que quebró hace más de un cuarto de un siglo. Y, por supuesto, el público detrás se ve borroso: las figuras se distinguen, pero sin la definición de la época del HD. El uniforme de entrada en calor de Napoli definitivamente es de la vieja escuela. Marcas como Mars ya no patrocinan clubes hoy en día, y nadie usa esas camperitas anchas.
Pero mira con atención. Maradona usa su camperita de manera diferente. Parece que tomó un par de cordones y se los ató alrededor de la cintura como si fuera un cinturón.
¿Por qué? Porque sí.
Empieza la música, "Live is Life" de Opus, y se empieza a contonear. Por un momento, Antonio Careca, su compañero de Napoli, hace lo mismo. No sorprende lo de Careca, después de todo es brasileño. Pero luego se detiene y sigue estirando, lo cual tampoco es sorprendente. Un poco de diversión, un poco de show para las cámaras, y luego a trabajar.
No es el caso de Diego; para él, el show recién está empezando. Comienza a hacer jueguito con la pelota, y luego un primer plano confirma algo que quizá no habías notado antes: sus cordones --los de sus botines, no los que tiene en la cintura-- están desatados y sueltos. ¿Por qué? Cicco Marolda, quien cubrió todo su ciclo en Napoli para el periódico local "Il Mattino", explica que Maradona "siempre entrenó con los cordones desatados. Simplemente se sentía más cómodo de esa manera, sentía mejor la pelota. Sólo se los ataba antes del silbatazo inicial".
Luego empieza a saltar con la pelota reposada en la cabeza, y sigue haciendo jueguito con las rodillas al compás de la música. Se la vuelve a poner en la cabeza y camina tranquilamente con la pelota apoyada en su gruesa cabellera negra. Después la deja muerta sobre el pie, como si tuviera un imán. Y luego sigue con los jueguitos; pies, hombro, cabeza, y más rápido en la parte del coro.
En otro primer plano, Maradona aplaude. Sabe que lo están mirando y sabe que es el centro de atención, pero nunca mira al público. De hecho, se detiene y a continuación lo ves parado, posiblemente estirando las piernas, mientras mueve las caderas al compás de la música. Su expresión, que había sido tranquila, casi aniñada, cambia a su expresión de partido.
Salta hacia adelante y hacia atrás con los pies juntos, y vuelve a empezar. Sigue con los jueguitos, y la pelota baila a su alrededor como si tuviera un hilo invisible. El ritmo aumenta y Diego lo acompaña. Al pie, a la cabeza, al hombro, todo con un control absoluto. Todos los ojos están sobre él. Todos contienen la respiración.
En un momento ves a sus compañeros trotando y haciendo ejercicios mientras él hace arte. Sólo al final se agacha para estirar con ellos antes de levantarse con un grito que no se oye por la música de fondo. En el público saben que han visto algo que algún día les contarán a sus nietos.
Marolda, que estaba en la cabina de prensa en el viejo Olympiastadion en Múnich, recuerda que se transfiguró. Incluso después de seis años de cubrir todos los partidos y las sesiones de entrenamiento de Napoli, nunca había visto algo así.
"Para arrancar, no es usual que Napoli haga la entrada en calor en la cancha. En aquellos días, la hacían antes de que el equipo salga", dice. "No prestamos atención hasta que arrancó la música. Después de unos segundos, todos estaban mirando. Nadie se quería perder de nada".
De hecho, nadie salvo las 70,000 personas allí ese día lo hubiese visto si no hubiese sido por un productor de televisión belga llamado Frank Raes. Las cámaras estaban filmando, pero nada se estaba transmitiendo salvo lo que se filmaba desde el jumbotron del estadio. Raes se dio cuenta de la enormidad de lo que había sido testigo. Contacto a la emisora alemana ZDF, que le proporcionó el equipo de producción y le enviaron 12 minutos de tomas previas al partido. Hizo las ediciones para armar el video que se emitió por primera vez en la televisión belga y ahora, con YouTube, ha alcanzado la inmortalidad. ("Si recibiese un centavo por cada vez que se mira el video, hace mucho estaría viviendo Hawái", bromeó hace poco).
La espontaneidad de todo el asunto fue en gran parte la responsable de su popularidad. Se siente orgánico y, de hecho, así es, hasta el hecho de que la música no era la de un DJ, sino de una banda de covers que tocaba hits de principios de la década del ochenta, entre ellos de Opus. Si escuchas con atención no te podrás dar cuenta de que es una banda de covers.
El calentamiento de Maradona esparcía indiferencia y despreocupación. Y quizá también un poco de arrogancia. Este era el partido más importante del club hasta el momento -- Napoli estaba 2-0 arriba de Bayern después del partido de ida, pero nada estaba garantizado al jugar de visitantes - y así lo encaró.
Hay una palabra en italiano para eso: "sprezzatura". En estos días lo escucharás más que nada en el mundo de la moda masculina. Haciendo referencia a "la habilidad de lucir con estilo mientras que parece que no has hecho ni el menor esfuerzo para verte así", (cuando, en realidad, se hace mucho trabajo para lucir así). Pero se definió por primera vez en 1528 en "The Book of the Courtier" como la habilidad "de hacer cosas difíciles mientras se esconde el esfuerzo consciente que hubo detrás de la acción". En este caso, el acto de Maradona va con la definición moderna (la "despreocupación estudiada" de los cordones desatados y su cinturón improvisado) y la medieval.
Se ha escrito mucho sobre el efecto psicológico que la entrada en calor de Maradona produjo sobre los jugadores de Bayern, que estaban haciendo su calentamiento del otro lado de la cancha. Algunos, se detuvieron a mirar, mientas que otros lo hicieron de reojo.
Incluso le jugó una mala pasada a la memoria de unos cuantos. Jürgen Klinsmann recordó ese día, diciendo: "Estábamos del otro lado de la cancha, haciendo la entrada en calor como alemanes: con una concentración imperturbable... se escucha música, la canción 'Live is life', sientes el ritmo, Maradona comienza a hacer malabares con la pelota. Por lo que dejamos de calentar... y ya no pudimos hacerlo y todos comenzamos a mirarlo".
Salvo, por supuesto, que Klinsmann en realidad no estuvo allí. No estaba jugando con Bayern en ese momento - estaba jugando en Stuttgart, que terminó perdiendo la final ante Napoli. El hecho de que haya dejado esa impresión en la mente del ex entrenador de USMNT, creando un falso recuerdo, dice mucho acerca del impacto que produjo.
La entrada en calor de Maradona fue un derroche de carisma. Al mejor estilo Muhammad Ali y Michael Jordan. Fue impresionante, fue un show. Fue un video viral para los medios sociales dos décadas antes de que fueran inventados (y tenemos que agradecer a la edición de Raes por eso).
Fue el más grande showman regalándonos su magia por medio de su talento, imaginación y actitud despreocupada que ha definido toda su carrera.