En una conversación mano a mano con ESPN, la jugadora de Atlético Madrid Estefanía Banini analizó la importancia de las referentes en el fútbol femenino y adelantó que quiere “ser parte del cambio” en Argentina.
En el deporte, cuando hablamos de "referente" apelamos a un modelo a seguir, un ejemplo de comportamiento y, posiblemente, a un gusto particular de juego que queremos copiar o aprender. Pero también, en un contexto de lucha por la igualdad, esa palabra toma un valor superlativo.
¿Qué pasa cuando no tenemos una referente disponible para proyectar nuestros sueños? Estefanía Banini lo explica de manera muy simple: "Es ir a ciegas". Como mujer, la falta de difusión del fútbol femenino en su infancia hizo que tuviera que soñarse jugando a la pelota en un ambiente hostil de rechazo, confusión y muchas dificultades.
"Salíamos con mi mamá a buscar un club y le decían que no porque era una nena. Siempre nos íbamos con un 'no'. Hay imágenes que no se borran y tengo la imagen de los ojos de mi mamá llenos de tristeza porque me decían que no por ser mujer", recuerda la jugadora de Atlético Madrid, que había logrado que sus padres la comprendan y la acompañen en su elección. Todo era desilusión hasta que llegó a Cementista, un club de su Mendoza natal que la recibió con los brazos abiertos. Eduardo Perico Pérez le dio su primera chance y era "la única nena en el club", que hoy tiene al menos cinco categorías de mujeres en acción.
Lo que destaca en pocas palabras Estefi es fundamental: se trata oportunidades y de un contexto que te acompañe. Pero, ¿alcanza con que te dejen pelotear entre varones para pensar que un día podrías ser una futbolista profesional? Y cuando lo seas, ¿podés pensarte en igualdad de condiciones con tus pares que practican el mismo deporte pero son hombres? Bueno. Poderlo imaginar es posible, pero para plasmarlo el camino a recorrer es sinuoso y en esa lucha quiere estar Banini.
"Es muy, muy importante tener referentes, saber que se puede. Yo he hecho un camino a ciegas, sabía lo que quería y tenía la suerte de cumplirlo, pero no sabía cuál era la mejor liga o cuál era el camino que había que hacer. Seguramente lo hicieron muchas chicas pero faltaba la información. Yo no tenía una referente para seguir. Diferentes decisiones te pueden llevar a diferentes lugares, pero es importante saber que se puede y cuidar a esos referentes. En el masculino se hace, se los cuida y, por el hecho de ser mujeres, no se nos toma de la misma manera. Ya sabemos que nunca vamos a ganar lo que ganan ellos, pero no me hace ni mejor ni peor persona ganar menos que alguien que hace lo mismo que yo, al mismo nivel", destaca.
Estefanía dio sus primeros pasos en el futsal de Cementista y rápidamente se dieron cuenta de que era un diamante en bruto. Llegó a la cancha de once de la mano de Las Pumas (Mendoza), se metió en el sistema de Selección Argentina y así apareció en el radar Colo Colo, donde consiguió su primer contrato profesional e hizo historia con un equipo que lo ganó todo.
Más tarde, dio "el gran salto" de su carrera al ser transferida al Washington Spirit de la National Women's Soccer League, por entonces la liga más fuerte de fútbol femenino. Después de pasar por Valencia, volvió por más a Estados Unidos y, en búsqueda de nuevos objetivos, se fue a tachar otro sueño: jugar una Champions. Dejó Levante con la cinta de capitana en su brazo izquierdo y aceptó otra aventura con el Atleti. "Yo no pido ganar lo mismo que los hombres (al menos por ahora), pero pretendo el mismo trato y acá lo tengo. Me gustan los clubes que apuestan por nosotras", explica sobre su presente en el Colchonero.
Banini llegó a meterse en el 11 ideal de la FIFA y aún no se explica cómo no está entre las convocadas para jugar con la Selección. Su trayectoria le permitió conocer que otras realidades son posibles para el fútbol femenino y eso la llevó a elevar un reclamo por mejores condiciones de trabajo, que resultaron en su separación del grupo. Desde entonces, quien fue capitana de la Albiceleste en el Mundial de Francia no ha vuelto a vestir la camiseta argentina que tanto ama.
"No sé por qué no me llaman de la Selección, yo solo reclamé para mejorar. Las únicas personas que saben por qué no estoy, son las que toman la decisión”, dice con angustia pero sin resignación, prometiendo que va a hacer todo lo que esté en sus manos (y en sus pies) para volver.
La enganche talentosa espera para su futuro usar de nuevo la número 10 y admite que fantasea con jugar en el país más adelante. "No tengo dudas de que voy a ir a Argentina, me gustaría jugar allá. Pero que sea un equipo que apoye y apueste por el fútbol femenino, más allá del club del que pueda ser hincha”.
Sobre el cierre de la nota, Banini dejó una noticia aún mejor sobre sus planes: "Me imagino peleando por el fútbol femenino. Como futbolista corro ciertos riesgos, pero me imagino en un rol donde pueda hacer más que hablar y exponer. Me pienso en un lugar en donde pueda generar un cambio y me encantaría que sea en Argentina, me va a llevar el corazón. Quiero que se mejore, que puedan vivir otra realidad, que las pibas no tengan que tomar tantas decisiones dolorosas para llegar. Quiero ser parte de ese cambio y tener un rol que me lo permita”.