Bianca Andreescu vivió, este lunes por la noche en Miami, un durísimo momento durante los octavos de final del WTA 1000 que se disputa sobre el cemento del estado floridano.
Durante el partido frente a la rusa Ekaterina Alexandrova, que marchaba 7-6 (0) para la rusa y 2-0 en la segunda manga para la canadiense, la ganadora del US Open 2019 sufrió una caída que asustó a todos.
Tras el servicio de la rusa y un pequeño peloteo cuando iba 40-15 en el tercer game del segundo set, Andreescu cayó al piso. Inmediatamente se agarró su tobillo izquierdo y comenzó a llorar desconsoladamente.
Allí fue cuando se acercó la umpire, la propia Alexandrova, médicos y asistentes para socorrerla. Tras un momento que erizó la piel de todos los presentes y televidentes del encuentro, la canadiense se retiró en silla de ruedas y aplaudida por la multitud que presenciaba el partido.
Esta lesión, aún sin diagnosticar, es una nueva piedra en el zapato para la ex número 4 del mundo. Los primeros meses de 2020 sufrió una lesión en la rodilla que la privó de jugar hasta 2021 (parate por Covid-19 de por medio). Su regreso tuvo altibajos y finalizó el año en el puesto 46.
En 2022, los primeros tres meses la vieron sin actividad ya que arrastró otra lesión que la marginó de las canchas mientras que a mediados de temporada también sufrió dolores en su espalda que la tuvieron a maltraer. Ese combo generó que nuevamente tenga una temporada irregular y terminase el año en el 45° lugar.
Para 2023, su salud y su performance parecían ir para mejor ya que obtuvo grandes resultados como las semifinales en el WTA 250 de Hua Hin o las victorias ante Garbiñe Muguruza, Elisabetta Cocciaretto o Marie Bouzkova que posibilitaron que vuelva a ser parte del Top 30. Pero, nuevamente una lesión irrumpió en su carrera y estará alejada un tiempo del circuito.