El número uno del mundo superó a Taylor Fritz por 6-3, 6-4 y 7-5 para alcanzar la gloria en Nueva York.
La región de Val Fiscalina, en el norte de Italia, es un valle de la zona norte del país azzurro. Ese destino, repleto de nieve en invierno, oficia de gran atractivo turístico para quienes visitan las montañas y, sobre todo, para quienes les gusta el esquí. Pero lejos está de ser un "semillero" de tenistas o un lugar para que proliferen los mismos. Sin embargo, un chico oriundo de San Candido (a 30 km del valle) fue la excepción.
Jannik Sinner nació el 16 de agosto de 2001. Hijo de Johann y Siglinde, se crio en un albergue de esquí ¿La razón? Sus padres trabajaban allí: él como chef y ella como camarera. Es por eso que a partir de los tres años empezó a dedicarse al deporte dominante en las montañas, pero con una pequeña raqueta de tenis que empezaba a asomarse a corta edad por un gusto de su papá.
No obstante, el deporte de montaña pesaba más. Entre los ocho y los doce años, Sinner fue de los mejores en esquiadores de Italia ya que ganó un campeonato nacional de slalom gigante y cuatro años después fue subcampeón. La leyenda dice que ese segundo puesto fue lo que terminó por impulsar al italiano de cambiar la nieve por el tenis aunque él dijo alguna vez: “Soy un chico muy normal que creció en la montaña y le encantan los deportes de invierno, pero eran demasiado arriesgados para mí, por eso me decanté por el tenis”.
Uno de los principales artífices de todo este cambio fue Massimo Sartori, oriundo también del Tirol del Sur y que en el pasado fue entrenador de Andrea Seppi (ex Top 20). "Conocí a Jannik cuando tenía 13 años. Alex Vittur me lo señaló. Ese día me hubiera gustado que jugara contra Seppi, que no pudo jugar porque tenía dolor de espalda. Jugué con él. Después de una hora estaba exhausto" recordó en una charla con Ubi Tennis.
De allí pasó a la academia de Riccardo Piatti en Bordighera, en la región de Liguria. Este entrenador, que ya había colaborado con Novak Djokovic, Ivan Ljubicic , Richard Gasquet , Milos Raonic o Garbiñe Muguruza se hizo cargo del joven Jannik. El viaje fue en soledad y tuvo que vivir durante un tiempo con la familia de uno de sus entrenadores, Luka Cvjetkovic. "Creo que fue la elección correcta para mí. Simplemente lo intenté. Mi mamá y mi papá me ayudaron mucho, porque sin ellos este tipo de cosas no es posible" reveló pasado el tiempo.
Sinner comenzó a crecer y se hizo profesional mucho antes que sus compañeros. Al haber ingresado "tarde" al deporte, su camino como juvenil en el circuito ITF fue muy corto. Solo disputó 26 torneos en un lapso de tres años (2016 a 2018) y nunca jugó en un torneo de Grand Slam Junior. Además, apenas fue campeón en dos oportunidades en torneos menores (Doha y El Prat).
Para 2018, con tan solo 17 años hizo su presentación en el circuito Challenger (Como) con caída ante el eslovaco Andrej Martin. El primer éxito allí sería un par de meses después, en Ortisei, ante su compatriota Luca Giacomini siendo apenas un integrante del Top 870. Lo que parecía ser un lento crecimiento terminó transformándose en explosivo. En 2019 fue campeón en Bergamo, Trento, Santa Margherita Di Pula, Lexington y Ortisei, además de debutar en el circuito ATP (Budapest tras superar la qualy) y competir por primera vez en Masters 1000 y Grand Slam.
La frutilla del postre de ese estupendo 2019 fueron las Next-Gen Finals. Ese evento, surgido en 2017 como un Torneo de Maestros Sub.21, rápidamente lo catapultó al estrellato local. Debutó en Milán ante Frances Tiafoe y ni siquiera una derrota en la última fecha del Round Robin ante Ugo Humbert lo detuvo en su camino al título. La final fue contra Alex de Miñaur en sets corridos y no solo Italia empezaba a ilusionarse con él, sino todo el mundo del tenis.
En 2020 los medios empezaron a etiquetarlo como el "Baby Federer" o "El siguiente Roger Federer" por su estilo de juego y porque la misma marca de relojes que auspiciaba al suizo, también comenzó a hacerlo con el italiano. Sin embargo Sinner no pensó en eso y siguió desarrollando su carrera como uno más. En 2020 vino su primer título ATP (250 de Sofía), en 2021 su primer trofeo de nivel 500 (Washington) y en 2023 su primer Masters 1000 (Toronto) además de llevar a la gloria a su querido país en la Copa Davis, en un logro histórico ya que no eran campeones desde la edición 1976.
El crecimiento no se detuvo y el 2024 lo comenzó siendo campeón de su primer torneo de Grand Slam. Al igual que Roger Federer, en su 17° intento Sinner fue campeón en un ardid que tuvo como agregado una victoria sobre Novak Djokovic (rey indiscutido de Melbourne) y una remontada épica estando dos sets en desventaja ante un rival como Daniil Medvedev que ya tenía muchas finales de majors a sus espaldas.
El año continuó con éxitos en los Masters 1000 de Miami y Cincinnati y en los ATP 500 de Halle y Rotterdam, además de ser semifinalista en Roland Garros (perdió a manos de Carlos Alcaraz) y cuartofinalista en Wimbledon (no pudo superar a Daniil Medvedev). Sin embargo, la previa al US Open estuvo manchada por un escándalo de dopaje en el cual Sinner tan solo fue sancionado con puntos en el ranking mundial y una multa económica. Pese a eso, el italiano compitió en Nueva York y alzó su segundo trofeo de Grand Slam para seguir agigantando su vitrina.
Del futuro de Sinner poco podemos decir, más que augurar que estará en las principales posiciones y en las rondas definitorias. Su nivel así lo indica, además de darle un salto de calidad al deporte con la ascendente rivalidad (en el buen sentido claro está) que se está generando con Carlos Alcaraz, la otra joven estrella que tiene este deporte. Lo que si sabemos es que el tenis está y estará en buenas manos por un largo tiempo.