El error común de cualquier serie de playoffs, incluyendo las Finales de la NBA, es pensar que algo está terminado antes de tiempo. El éxtasis del triunfo reciente, combinado a la hipérbole de las redes sociales en plena erupción, empuja a conclusiones que suelen ser apresuradas.
Los Warriors están a punto de mate para ser nuevos campeones de la NBA. Muy cierto. Tan cierto como decir que la serie aún no está terminada.
Los Celtics perdieron partidos consecutivos por primera vez en estos playoffs y las sensaciones de este Juego 5 fueron dispares. Introducción y desenlace para el olvido, nudo para enmarcar. Cada partido en postemporada es una historia distinta, pero este, en particular, se distanció varias millas de los anteriores.
Boston, acostumbrado a tener siempre la brújula para controlar ritmo y acciones, corrió siempre de atrás y cayó en el embudo de la brillante defensa de Golden State.
"Nuestras espaldas están contra la pared. Este es el momento en que tenemos que mirarnos a los ojos y resolver las cosas. Tenemos una oportunidad. Hay que resolverlo. No hay un mañana para nosotros", dijo Al Horford al cierre del partido.
Y son varias cosas las que Ime Udoka tendrá que corregir para tener la chance de ganar en el TD Garden el jueves y trasladar la presión a Oakland para un potencial séptimo juego.
Lo primero que debe revisar Boston son las pérdidas de balón. Ayer cedieron 18 pelotas, alarmante por donde se lo mire. Hay un dato de ESPN Stats que indica que los Celtics tienen récord de 17-1 cuando pierden menos de 16 balones y 1-7 cuando superan ese límite.
Y ese problema, es algo que, a priori, luce de estructura. Hay una diferencia enorme en trasladar el balón y ser base. Los Celtics carecen de un armador natural que le permita controlar los tiempos en los cierres y encontrar alternativas cuando el juego fluido se sale del cauce natural, algo que ocurrió de manera clara el lunes por la noche con ese fatídico 0-12 en triples en el comienzo. Para ser más claro: si no la meten porque tienen una mala noche con el aro, no existe un cerebro que logre encontrar ventajas en el juego de otra forma. A esta altura, este tema que puede parecer circunstancial ha aparecido en Boston con distintas caras en diferentes momentos.
Con Draymond Green renacido y Andrew Wiggins en plano All-Star, Boston sucumbió ante la defensa magistral de los de Steve Kerr en las dos puntas del ovillo del partido: el inicio y el final. Logró mantenerse a flote con Jayson Tatum encendido en el tercer cuarto, pero la realidad es que cuando verdaderamente importó, en el cuarto de cierre, Tatum no estuvo a la altura. Y esto es algo que viene ocurriendo con la estrella de los Celtics: ayer tuvo 1-5 en tiros de campo en el último cuarto y tiene 5-21 en ese lapso en lo que va de Finales.
Jaylen Brown ha sido Harvey Dos Caras, con momentos de excelencia ofensiva y otros, como el lunes por la noche, en los que parece tener jabón en las manos. Cada incursión al aro en el cuarto de inicio fue pérdida de balón, casi pérdida o pérdida indirecta, por pasarla forzada a un compañero para un lanzamiento como se pueda, por tirar al aro fuera de eje o por no pensar antes de tomar una decisión rumbo a la llave. En esta clase de partidos estos detalles hacen la diferencia.
La irregularidad de los Celtics es algo a trabajar en estas horas previas al Juego 6. Observen este dato: el 0-12 en triples son el máximo de intentos fallidos en el comienzo de un partido en la historia de Finales NBA, pero los ocho triples consecutivos que llegaron después son el máximo de un equipo en la historia de Finales de NBA. Una auténtica locura.
Otro tema para revisar son los tiros libres. Los Celtics sintieron la presión y la hostilidad de los fanáticos de los Warriors. No hay dudas al respecto. Lanzaron 21-31 desde la línea (67.7%), un número imperdonable para un juego así. Seguramente con la planilla en la mano se golpearán la cabeza contra la pared los asistentes de Udoka, porque Boston no solo tuvo estos números sino que no logró ganar el partido pese a que los Warriors lanzaron 9-40 en triples (22.5%), incluyendo un inusual 0-9 de Stephen Curry.
"Estuvimos en esta situación antes. No está terminado. Necesitamos ganar el jueves. Y eso es lo único que nos debe preocupar", dijo Tatum.
Los Celtics necesitan volver a ser los Celtics. Defender mejor y atacar fluido por sobre todas las cosas. Cuidar la pelota que es lo más preciado que tiene este juego. Y aparecer cuando importa. ¿Difícil? Seguro. ¿Imposible? Para nada. Si logran nutrirse de la energía verde que les permitió ser el mejor equipo de la NBA por momentos, si consiguen ganar el partido que no tiene mañana, entonces tendremos las más bellas palabras que existen en este deporte: Juego 7.
Y ahí, en ese escenario, la presión será de Golden State. La campana aún no sonó.
Lo mejor, como siempre decimos, está por venir.