Dirk Nowitzki salió del AT&T Center de San Antonio para nunca regresar más a una arena de basquetbol profesional como jugador.
A partir de este miércoles por la noche, los Dallas Mavericks y su rivalidad histórica estatal con los San Antonio Spurs será diferente; habrá un antes y un después del legendario basquetbolista alemán.
La carrera, humildad, sentido del humor, compañerismo y hasta rivalidad siempre limpia, competitiva y auténtica provocó hasta un homenaje del más acérrimo oponente que tuvo en sus 21 temporadas regulares y postemporada.
“No habrá el siguiente Michael Jordan“, dijo el entrenador de los Spurs, Gregg Popovich este miércoles. “No habrá el siguiente Kobe (Bryant). Tampoco habrá el siguiente Dirk Nowitzki“.
Muy contrario a su personalidad, Popovich se desvivió en elogios hacia Nowitzki, en la conferencia de prensa previa al partido entre los Spurs y los Mavericks, el último de la temporada regular.
Los Spurs, a los que muchas veces Nowitzki venció y contra los que otras tantas perdió, mostraron un video con las mejores jugadas en esa gran rivalidad de la que él fue protagonista.
Los aficionados Spurs pasaron buena parte del partido, cuyo resultado era instrascendente por completo para ambos equipos, aplaudiendo y coreando “¡MVP, MVP, MVP!“ a Nowitzki.
Es difícil pensar, como dijo un día antes el entrenador de los Mavericks, Rick Carlisle, en el último partido en casa de Nowitzki, que en esta época surja otro jugador que permanezca 21 temporadas en la NBA con el mismo equipo.
De hecho, nunca ha habido otro, sólo Nowitzki, quien tuvo que sacrificar en algunas ocasiones, mejores condiciones salariales para seguir con sus amados Mavericks, a los que cargó en hombros en los momentos buenos, incluso hasta lograr el único campeonato de su historia, y también en los malos, como ha sucedido las últimas campañas.
Pero Dirk Nowitzki ha sido para el área Dallas-Fort Worth mucho más que el mejor básquetbolista profesional en la historia de los Mavericks y uno de los cinco atletas más importantes en la historia de la región.
Para los que tuvimos la oportunidad de seguir la mayor parte de su carrera de cerca, incluidas 15 de sus 21 temporadas, siempre será una memorable experiencia que recordaremos toda la vida.
Siempre será el Nowitzki sencillo, sonriente, muy bromista y amable; como con seguridad también lo recordará hasta el último de los empleados del equipo.
Para prueba, los empleados de la franquicia y del American Airlines Center pidieron a la directiva que les permitiera hacer una valla de honor cuando Nowitzki salió por última vez del vestidor hacia la cancha, para disputar su último juego en casa, el martes pasado.
El personal derramó lágrimas espontáneas y de las más sinceras; como hizo Nowitzki en el segundo periodo del partido de ese día contra los Phoenix Suns, cuando proyectaron en la pantalla gigante de media cancha algunas de sus experiencias visitando en hospitales y albergues a niños enfermos o de escasos recursos.
Ese tipo de obras, incluyendo su tradicional recorrido repartiendo regalos disfrazado de Santa Claus a niños hospitalizados o de precarias condiciones económicas en época navideña fueron tan comunes, que tal vez muchos ya ni cuenta se daban, como siempre ha querido Nowitzki.
El alemán nunca quería que la prensa publicara las obras benéficas, que se cuentan con centenas, que ha hecho en Dallas y en Texas, la ciudad y el estado, que como él mismo dijo el martes, se convirtieron en su hogar desde hace más de la mitad de su vida; desde que llegó de Alemania a los 19 años de edad.
El éxito nunca ha tenido atajos. Nowitzki siempre fue un jugador de rutinas. Toda la prensa sabía que iba a atender y comentar sobre los partidos muy tarde después del final, porque primero tenía que ir a terapias, comida, juntas y después de terminar su trabajo, iba a entrevistas, siempre educado.
Ese fue el respeto que ganó dentro y fuera de la duela para todos los que estuvieron cerca de su carrera durante más de dos décadas.
Al salir de su conferencia de prensa posterior al homenaje que recibió en el último partido en casa, saludó de mano a buena cantidad de reporteros, a los que agradeció también.
Los jugadores de los Suns se quedaron en la cancha hasta que terminó por completo el homenaje de Nowitzki, sabiendo que de ahí tenían que ir al aeropuerto para regresar a Phoenix.
Este miércoles, todo el personal de los Spurs fue a darle un abrazo y desearle suerte en su “nueva vida“, a la que Nowitzki tendrá que irse acostumbrando.
“Mañana tengo que ir a dar las últimas entrevistas“, dijo en su peculiar tono bromista, al finalizar el último juego de su carrera profesional. “Esto va a comenzar a golpearme tal vez hasta la próxima semana, cuando no tenga ninguna rutina por hacer y me tenga que quedar en casa a cuidar de la familia“.
Nowitzki adelantó que se queda a vivir de manera permanente en Dallas, donde conoció a su esposa y nacieron sus hijos… Además, Mark Cuban, propietario de los Mavericks, ofreció trabajo de por vida a Nowitzki. Ahora falta ver si él quiere seguir ligado al basquetbol de alguna manera…