¿Quiénes son los mejores prospectos del baloncesto que han visto nuestros expertos en la NBA?
Le hicimos esta pregunta a un panel de periodistas de ESPN, pidiéndoles recordaran cuando vieron a algunos de los jugadores más destacados de la historia de la liga antes de haber alcanzado el estrellato. La única regla: se debió haber visto al prospecto jugar en persona antes de su primer partido en la NBA.
Nuestros expertos eligieron a Kobe Bryant, LeBron James y Stephen Curry. A continuación, ellos nos cuentan esos momentos cuando se dieron cuenta que estaban en la presencia de jugadores especiales.
Stephen Curry se roba el espectáculo ante Blake Griffin
Era un partido fuera del ámbito de conferencia, disputado entre dos equipos que figuraban en los rankings. La clase de partido de baloncesto universitario de principios de temporada que lucha por ganarse la atención del público contra el fútbol americano colegial. No obstante, la gente prestaba atención a la visita de Davidson a Oklahoma, porque este enfrentamiento tendría como protagonistas a dos de las mayores estrellas del baloncesto universitario: un Blake Griffin de alto vuelo y el líder anotador a nivel nacional, como lo era Stephen Curry. Kevin Durant, Russell Westbrook y Jeff Green tomaron la autopista I-35 para sentarse en primera fila. Trae Young, con 10 años, estaba sentado en la parte baja de la tribuna junto a su padre.
Ver a Steph en persona en aquél entonces era similar a ver a Steph en persona hoy en día. Había una expectativa en cada cesta intentada por él, y parecía que tus ojos estaban entrenados para seguirlo por toda la cancha, mientras él serpenteaba, desbordando a los defensores rivales, superando las cortinas como si él fuese la versión del baloncesto del juego de triles. A pesar de ello, Curry representaba más una curiosidad que algo seguro: un base francotirador de baja estatura que despertaba escepticismo entre muchos expertos en el draft y scouts. Curry era delgado y tenía rostro de niño, con una camiseta que parecía colgar de sus hombros. Por el contrario, Griffin contaba ya con una contextura física que le hacía ver como si estuviera listo para enfrentarse en la marcación a Amar'e Stoudemire esa misma noche. Era un choque perfecto.
Griffin terminó la noche con 25 puntos en 11 intentos, sumando 21 rebotes. Se mostró dominante, ansioso por hacer volcadas y poniendo mala cara contra todos sus rivales. No obstante, Curry se robó el espectáculo, con un total de 44 puntos y sirviendo de bujía a dos incursiones en la segunda mitad que ayudaron a los Wildcats a quedar a poco margen de revertir un déficit de 21 puntos. Cada vez que el balón se topaba con Curry, la arena retumbaba con una mezcla entre los "oh, no" y "oh, Dios". El temor que Curry infundía entre sus rivales y aficiones en sus giras ya era cosa real.
Después del partido, Durant y Westbrook permanecieron para poder estrechar la mano de Curry mientras este abandonaba la cancha, en un gesto de reconocimiento por parte de los dos jugadores de la NBA hacia la joven estrella universitaria. En aquél entonces, era una imagen algo extraña, con un Westbrook previo a su era de elegancia en la vestimenta, aparte del hecho que Curry era mayor a Durant y Westbrook; pero hoy en día, es un recuerdo realmente particular, considerando los vaivenes del destino y cómo se han desarrollado las cosas entre los tres. - Royce Young
La sorprendente primera impresión de Kobe
No es algo demasiado común que el primer jugador evaluado por un scout en su carrera termine siendo uno de los más grandes de todos los tiempos.
Eso fue exactamente lo que me sucedió en marzo de 1996.
Era un asistente de operaciones deportivas, tres meses después de haberme librado de la etiqueta de "pasante", cuando el entonces gerente general de los New Jersey Nets Willis Reed me convocó a su oficina. Estaba leyendo las notas de un servicio de scouting al cual estaban suscritos los Nets y me preguntó: "¿Has oído hablar de este jugador de secundaria de 17 años llamado Kobe Bryant?"
Le respondí que no. En aquel entonces, no había la expectativa que generan las redes sociales, no contábamos con fácil acceso a las mejores jugadas... ni siquiera teníamos una base de datos de scouting en la cual pudiéramos ver su nombre. Tres meses antes de que el nombre de Bryant fuera tomado en el draft por los Charlotte Hornets, Bryant seguía siendo todo un desconocido para algunos de los nombres más poderosos de la industria del baloncesto.
Un día después, Willis me ordenó tomar un tren hasta Filadelfia para ver uno de los partidos de playoffs estatales en los cuales jugó Kobe. En esa época, no era extraño que los equipos hicieran de la evaluación de prospectos un esfuerzo colectivo. Cuando comencé a trabajar con los Nets, contábamos con un pequeño staff de scouting, formado por un director de personal deportivo y tres scouts regionales.
Me sentí fascinado al ver a Kobe. Aquí teníamos a un chico de 6 pies y 7 pulgadas de estatura con 17 años que podía hacerlo todo y era capaz de jugar múltiples posiciones. Aparte de la rudeza mental que demostró durante su carrera en la NBA, Kobe tenía movimientos con rango profundo y en el poste que eran similares a los de un gigante, junto a una agresividad particular para atacar la cesta. La Secundaria Lower Merion terminó ganando el partido (Kobe anotó 39 puntos), imponiéndose a Chester en el famoso pabellón The Palestra. Ciertamente, Kobe demostró ciertas debilidades en su juego, especialmente al manejar el balón contra defensores de menor estatura, pero sí recuerdo haber escrito en una tarjeta entre mis notas: "Este chico podría jugar ya en la NBA".
Tres meses después, fungí como anfitrión de Kobe durante la época del draft (una forma glorificada de decir "chofer") cuando entrenó para los Nets. Al igual que ocurrió en el partido que pude ver, Kobe arrolló en su entrenamiento... enfrentándose en esta ocasión a jugadores de la NBA. -- Bobby Marks
LeBron brilla en el momento "clutch"
Ante la presencia de entrenadores de la División I del baloncesto universitario, poderosos agentes y empresarios de la industria de las zapatillas deportivas, presentes en las tribunas de la Fairleigh Dickinson University para ver el partido más importante del ABCD Camp en su edición 2001, pude hacerme de un puesto, sentándome de piernas cruzadas cerca de la línea media de la cancha. Fue la primera vez que vi jugar a LeBron James en persona.
James era un jugador de tercer año de estudios en ascenso, que se enfrentaría a un jugador en ascenso que cursaba el último año: Lenny Cook, prospecto oriundo de la ciudad de Nueva York y que se había convertido en el gran tema de conversación en el campamento celebrado en Nueva Jersey. No obstante, ese día James hizo que todos se dieran cuenta de quién era el verdadero prospecto de primer nivel.
Cooke tenía prácticamente la misma estatura que James, pero existía una fluidez en el movimiento de LeBron que evidenciaba que su dominio del juego se encontraba en otro nivel. La habilidad natural de LeBron como defensor era aparente, acorralando a Cooke cada vez que éste intentaba penetrar. Puedo recordar particularmente cómo James pudo taponar un intento de cesta en salto de Cooke, desatando la locura dentro del gimnasio.
A pesar de todo ello, Cooke tenía a su equipo con ventaja de un punto en los segundos finales del partido. LeBron empezó a driblar por la cancha hasta convertir un triple en salto en pleno pitazo final para sellar la victoria. Frecuentemente, he pensado sobre ese momento cuando fue ampliamente criticado en los primeros años de su carrera en la NBA por pasar a un compañero despejado, en vez de intentar una cesta capaz de concretar el triunfo (a pesar de tener en frente doble o triple marcación), lo cual servía para insinuar que LeBron sentía temor de los grandes momentos.
A mi criterio, ese momento en el ABCD Camp fue la primera ocasión en la cual James comenzó a ser conocido como algo más que otro prospecto talentoso: sería un jugador con un nombre que valdría la pena recordar. LeBron se ganó su reputación con esa clase de cestas que, según algunos expertos, sentía tenía miedo de intentar. -- Dave McMenamin