La primera reacción que uno tiene al pensar en una salida de Marcus Smart es que a Boston, con esa movida, le extirparon el corazón. Sin embargo, a veces las cosas no son como se presentan en primera instancia. Podemos estar aquí cara a cara frente a uno de esos casos testigo.
Primero que nada, deshagamos el traspaso a tres bandas: los Celtics reciben a Kristaps Porzingis, un pick de primera ronda en 2023 y otro de primera ronda de 2024 (top 4 protegido vía Golden State). Los Wizards reciben a Tyus Jones, Danilo Gallinari, Mike Muscala y un pick de segunda ronda en 2023 (número 35).
Los Grizzlies, mientras tanto, se quedan con Smart. Es decir, con el veterano con experiencia de playoffs que puede transformar un equipo de pandilleros en una franquicia ganadora. Esa es la apuesta y, a decir verdad, tiene mucho sentido. Ja Morant: no queda otro camino que cambiar.
Ahora bien, volvamos a Boston. Amo profundamente el juego de Smart. Es el jugador perfecto para pelear cosas importantes. Entonces, ¿por qué esta movida por Porzingis tiene sentido? Aclaremos lo primero: Smart fue segunda opción. Primero intentaron lo mismo con Malcolm Brogdon y no prosperó.
Porzingis viene de un año fenomenal en una franquicia que muy pocos vieron en 2022-23. Los Wizards pasaron la temporada sin pena ni gloria, pero el interno letón tuvo altos de carrera en todos los apartados: puntos (23.2), porcentaje de tiro de campo (49.8) y asistencias (2.7) por juego.
Vamos a lo negativo primero: ¿2.7 asistencias por aparición? Muy poco para un equipo acostumbrado a compartir el balón y que tiene en Al Horford a su principal referente interno en ese apartado. Pero más allá de esto, Porzingis es una gran noticia para Boston. Sigamos.
Estamos hablando de uno de tres jugadores en anotar 100 triples y colocar 100 tapas en la pasada temporada, junto a dos de los candidatos a Jugador Defensivo del Año: Brook Lopez y Jaren Jackson Jr. Y no fue excepción: lo hizo en una temporada al menos tres veces, algo que solo lograron Lopez, Rasheed Wallace y Karl Anthony-Towns.
Porzingis, además, es una nueva vía de gol desde el poste alto que puede quebrar esos baches doloroso que ha tenido Boston en los últimos cuartos. Agua fresca en el desierto. Y además, es un gran jugador en situaciones de pick and pop (cortina y giro hacia afuera).
Ampliemos eso: la última temporada, los Celtics fueron terceros en jugadas de pick and pop. Y Porzingis, en 2022-23, fue quien colocó la cortina en 484 jugadas de pick-and-pop en los Wizards. En 348 de esas intervenciones derivaron en acción, esto es el segundo máximo de la NBA detrás de Nikola Vucevic.
Un poco más a fondo, gentileza de ESPN Stats: promedió 1.20 puntos en acciones directas derivadas de esa jugada, lo que lo coloca Top 5 entre 74 jugadores que hicieron ese tipo de movimiento 150 veces o más.
Hay algo que duele pero vale la pena decir: Smart se encamina a los 30 años y la realidad es que en los playoffs pasados Derrick White hizo su trabajo a la perfección. Los analistas de ESPN señalan algo lógico: Brad Stevens mueve a un jugador que aún tiene valor de mercado por otro de 27 años en el mejor momento de su carrera.
Porzingis pone profundidad en la pintura como seguro por las rodillas del siempre útil pero frágil Robert Williams III. Y ayuda a Horford, que con sus 37 años necesita empezar a tener minutos de calidad por encima de cantidad. Dicho esto, los Celtics aún tienen que resolver el puesto de base. Puede ser (¡finalmente!) el momento de Payton Pritchard.
Boston, además, escala en picks de primera ronda con la elección 25 en este Draft y una futura primera ronda el año que viene procedente de los Warriors. La pregunta llega cortesía de Bobby Marks: ¿cómo resolverán la posible renovación de dos años y 77 millones de Porzingis seis meses después de este intercambio?
Seguramente esto es algo que la dirigencia ya pensó de antemano para resolverlo. Lo cierto es que los Celtics tienen la intención de ganar ya. No esperar más por un título que se les resbala de las manos a Jayson Tatum y compañía desde hace un par de temporadas.
Los fanáticos de Boston van a extrañar a Smart mucho más de lo que lo extrañará el equipo. El tiempo dirá si fue un movimiento acertado o no. Desde este lugar, ponemos el pulgar hacia arriba. A veces, para lograr grandes cosas hace falta hacer cosas grandes.
Ni más, ni menos que eso.