A pesar que Tyrese Haliburton había sufrido una distensión en la pantorrilla derecha jugó el sexto partido y se convirtió en el héroe de la noche.

Antes del partido, un inmenso signo de interrogación se veía junto a su nombre. Las dudas sobre si podría ser un factor determinante en el sexto juego era extremadamente grande. Y justo en un partido en el que su equipo estaba tan cerca del abismo como de la puerta que les permitiera llegar a un séptimo y definitivo encuentro.

No fue una noche más para Tyrese Haliburton. Fue la gran noche de la serie para él y los Pacers.

Resultó ser uno de esos juegos en los que las estadísticas no son factor determinante para elegirlo como el héroe. Sus números fueron muy buenos, sin dudas, pero no mostraron su verdadero aporte dentro de la cancha.

¿Cómo se mide en una planilla técnica el corazón, la garra y el compromiso de darlo todo de un jugador? ¿Cómo se refleja en ella la determinación, el liderar con el ejemplo, la capacidad de mostrarle al resto del equipo el camino a seguir?

Su esfuerzo innegociable, su actitud ganadora pese a la lesión muscular que lo molestaba, su perseverancia y su talento se conjugaron para ser la inspiración del resto. Su sola presencia en la cancha fue apoteósica y memorable.

La fría estadística dice que erró sus cuatro primeros lanzamientos. Sin embargo, y en tan solo 23 minutos, terminó con 14 puntos , anotando 3 triples y un 43% de acierto desde Saturno, 5 asistencias (alguna de ellas al mejor estilo de Magic Johnson) 2 robos y un +/- positivo de 25, el más alto de su equipo.

Es cierto que fue una noche en la que los Pacers dominaron por completo al Thunder y en la que muchos de sus compañeros mostraron su mejor repertorio. Pascal Siakam con una doble decena, Andrew Nembhard con 17 puntos y un 60% en triples, Obi Toppin con 20 puntos en 22 minutos y T.J. McConnell con 12 puntos 9 rebotes y 6 asistencias, fueron algunos de los determinantes también.

Pero Hali no solo borró aquel signo de interrogación que se veía al lado de su nombre, sino también todas las dudas que podían existir antes del juego. Fue un héroe sin capa, pero su talento, compromiso y corazón alejó a los Pacers del abismo para situarlos a las puertas del cielo. Ese mismo cielo que podrán alcanzar si ganan el séptimo juego.