LAS VEGAS -- Kyle Kuzma se había dormido rápidamente en su cuarto de hotel en Shanghai cuando su manager lo despertó en medio de la noche para decirle que Los Angeles Lakers habían hecho el cambio por Anthony Davis.
En la mega negociación, Lonzo Ball, Brandon Ingram y Josh Hart, alguna vez considerados el futuro de los Lakers, fueron enviados a los New Orleans Pelicans por Davis.
Kuzma, ahora el último joven restante en el roster de los Lakers de aquél grupo que Magic Johnson y Rob Pelinka ensamblaron, asegura estar listo para convertirse en la tercera estrella que LeBron James y Davis necesitarán, luego de que el codiciado Kawhi Leonard optó por jugar con los LA Clippers.
“No siento presión, pero creo que soy capaz de ser esa superestrella”, dijo Kuzma a ESPN. “Trabajo mucho. Mi progreso muestra que puedo estar allí. Me he desarrollado cada año, desde la universidad, y no veo que ese desarrollo pare.
“El año pasado no disparé bien y aún así promedié casi 20 (puntos). Si puedo tirar bien y seguir mi desarrollo a la defensiva, no veo por qué no puedo ser la tercera estrella del equipo”, agregó.
Tras salir de un ambiente difícil en Flint, Michigan, para convertirse en un poca conocida selección colegial de primera ronda de Utah, Kuzma cita cómo continuamente ha vencido los obstáculos y superado las expectactivas.
Actualmente como parte del roster del campamento de entrenamiento del USA Basketball, Kuzma espera saltar a la más grande temporada de su carrera con un lugar en el USA Team para jugar en el Mundial FIBA de septiembre.
“Nunca he sido un tipo dominante. Jugar lejos del balón es más fácil y voy a tener varios tiros sin marca. Es mi trabajo confiar en mis prácticas de verano y en lo que he hecho. Sólo debo respirar, enfocarme y encestar esos tiros, porque voy a estar libre”, afirmó.
Los Lakers alguna tuvieron la visión de Kuzma en disparos desde el perímetro a pases de Ball e Ingram. Eso terminó en junio, cuando Kuzma supo del cambio de voz de su manager Vin Sparacio, a medio mundo de distancia.