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Así empezó todo: Stephen Curry y su primer paso (y disparo) en la NBA

La cita fue programada para el 28 de octubre de 2009 en el Oracle Arena. Lejos estaban los Golden State Warriors de ilusionarse con ganar títulos como sucedería en la siguiente década. Mucho menos, de convertirse en una dinastía. Sin embargo, algo especial flotaba en el ambiente aquella noche.

El muy esperado primer juego en la carrera de Stephen Curry, elegido con el pick número 7 del draft, estaba pronto a comenzar. Y su debut con el uniforme número 30 de los Golden State Warriors fue promocionado a un nivel cercano al de un tal Chris Webber, 16 años antes. Es que aquella vez, el ala-pívot estrella de la Universidad de Michigan venía de brillar con los Fab-5 y terminaría siendo elegido Novato del Año cuando finalizó su primera temporada en la NBA.

Si bien con la llegada de Curry no existía la ilusión de ganar un título, al menos se esperaba que su llegada pudiera darle impulso a una franquicia que en las 20 temporadas anteriores, solo llegó a los playoffs en dos ocasiones.

Curry se ganó la titularidad en los juegos de pretemporada cuando logró impresionar a Don Nelson, un técnico con predilección por los bases anotadores. La dupla que podía formar con el explosivo escolta Monta Ellis, ilusionaba al veterano y reconocido entrenador.

El debut fue en casa ante unos Houston Rockets que llegaban sin su principal figura: el chino Yao Ming quien estaba lesionado. Pero los Warriors venían de sumar cuatro debuts seguidos en casa sin poder ganar.

Curry tuvo una primera mitad discreta. A pesar de comenzar con una asistencia, un robo y una canasta de dos puntos en los primeros dos minutos y medio de juego, lo que siguió no daba para ilusionarse: apenas una conversión en seis disparos que eclipsaban las 3 asistencias y 3 robos que indicaba la planilla técnica.

Todo fue diferente en la segunda mitad cuando anotó los seis intentos que realizó, con cuatro asistencias más; también inauguró el casillero de los rebotes. El final del partido lo encontró como el tercer mejor anotador de su equipo con 14 puntos, solamente superado por Ellis (26) y Stephen Jackson (17). Pero el resultado final lo ubicó en el costado perdedor, ya que los Rockets se impusieron 108-107.

Las buenas sensaciones que despertó Curry en su partido inaugural, se mantuvieron durante los 80 juegos que disputó en la temporada regular. Sus estadísticas lo ubicaron como el mejor pasador del equipo con 5.9 asistencias por juego y el segundo mejor en puntos anotados por partido (17.5), efectividad de tiros libres (88.5%) y robos (1.9). De todas maneras, no alcanzó para levantar a su equipo, que terminó con tan solo 26 victorias y 56 derrotas, en lo que fue la segunda peor temporada del equipo en la década del 2000.

Si uno tiene en mente el estilo actual de juego de Curry, ver aquel primer juego le causaría una sorpresa mayúscula: en dicho juego solo intentó un lanzamiento de tres puntos (y lo falló). Pero todo tiene su explicación. Nueve de los 12 jugadores de los Warriors promediaron esa temporada más de tres intentos de triples por partido, lo que seguramente evitó que Stephen pudiera llegar a los cinco intentos por juego: en su primer año su promedio fue de 4.8 intentos con una efectividad del 43.7%.

La aparición del “Monaguillo Asesino”, aquel que aniquila rivales tirando y anotando triples, tuvo que esperar hasta su cuarta temporada (2012-13) cuando sus números se pusieron serios y llegó a promediar 3.3 triples anotados en 7.7 intentos por juego.

Para ese año, ya había llegado Klay Thompson y se comenzaba a gestar la que para el entrenador Mark Jackson, es la mejor dupla tiradora de la historia de la NBA. Esa temporada llegarían Draymond Green y Andrew Bogut, y un año más tarde llegaría Andre Iguodala, para empezar a darle forma a la última dinastía de la NBA.

En los últimos diez años, el nombre de Stephen Curry está asociado a la excelencia. Es considerado un ganador absoluto. Se lo define como un jugador que le escapa a los problemas, que tiene una puntería exquisita, la sonrisa sincera y el ego de los más humildes.

Desde hace tiempo, Stephen Curry nos deleita con su juego y reinventa su historia partido a partido. Una historia que comenzó a escribirla en la noche de un 28 de octubre del 2009, en el Oracle Arena