El juego Yankees-Diablos, más allá del resultado, permitió a las familias unir lazos del pasado con el presente
MÉXICO -- Contaba Santiago Harp que el deseo de regresar a los New York Yankees a la Ciudad de México surgió gracias a las historias que su padre, Alfredo Harp, le contó de la vez que los 'Bombarderos del Bronx' vinieron en 1968, entonces, un 24 de marzo del 2024 echaron a andar la máquina del tiempo en el Estadio Alfredo Harp Helú.
El retorno a la época de Mickey Mantle iniciaba a las puertas del Estadio Alfredo Harp Helú, en el que se repetía una y otra vez la estampa de vetustos aficionados al béisbol contando historias a sus hijos o nietos de la primera vez que los Mulos de Manhattan pisaron la Ciudad de México, todo en el camino a su asiento en las gradas. Para ilustrar, el pasillo principal estaba adornado con fotografías de la ocasión que los Yankees jugaron en el desaparecido Parque del Seguro Social.
“Es un equipo de mucha tradición, generalmente todos los que ahora estamos en la tercera edad apoyamos a los Yankees”, cuenta Juan, un aficionado capitalino de la novena neoyorquina, que llegó al estadio acompañado de su nieto.
En los relatos de padre e hijo se recordaba la vez que Ramoncito Arana vencía a los Yankees en el primer partido de la serie de 1968, y pocos querían revivir el recuerdo de la derrota de 9-1 que se vivió en el segundo compromiso. En el Estadio Alfredo Harp Helú, esa leyenda tuvo una actualización, con los batazos de Robinson Canó, que abrieron y conservaron la pizarra a favor de los Diablos Rojos, a pesar de la feroz reacción de los visitantes.
“Los vi en 1968, en el Parque del Seguro Social, Ramoncito Arano les ganó”, dice Luis Díaz Mirón, abogado y acompañado de su familia para ver a los Yankees. “Lo diferente ahora es que este estadio es uno de ligas mayores en México, limpio, bonito, moderno, gracias a Don Alfredo Harp, por darnos este regalo”.
La máquina del tiempo del Harp Helú recortó la brecha del tiempo 56 años, pero fueron los hijos quienes hicieron el sueño posible. A diferencia de hace más de medio siglo, los más jóvenes fueron los que se pusieron a clickear un sin fin de veces hasta alcanzar uno de los 20 mil boletos que se agotaron en menos de una hora para ver a los Yankees.
“Soy de Mazatlán, Sinaloa, pero vengo de Guadalajara, vine exclusivamente a ver a los Yankees. Vinieron hace 56 años y los vi por televisión, tenía 16 años y estudiaba. Ahora vine gracias a mi hija, que se puso con el celular hasta conseguirlos”, recuerda Mario Solano, acompañado de su hija.
El paso lerdo de los aficionados que esperaron 56 años al regreso de los Yankees no impedía que se formaran para comprar los clásicos hot dogs o tacos de cochinita pibil en la explanada del estadio, al tiempo que Giancarlo Stanton se ponía la máscara de Blue Demon en la conferencia previa y Robinson Canó aparecía en la transmisión con sombrero de charro. Todos, absolutamente todos, al filo de su butaca en la última entrada, que parecía tendría remontada de los 'Bombarderos del Bronx'.
La máquina del tiempo termina su viaje con la victoria de los Diablos 4-3 sobre Yankees, con Robinson Canó como figura del equipo capitalino. Aún así, sin importar los que estuvieron en el diamante, el ídolo es el que está en las fotos de la entrada Mickey Mantle. El lunes, mañana, hay otro viaje.
“Digan lo que diga mi jugador favorito es Mickey Mantle”, reza Antonio, acompañado de su hijo, tras la derrota de los Yankees ante los Diablos Rojos.