Se supone que ellos sean el equivalente en el beísbol a un sello, ese pedazo de cera que se le coloca encima a una carta terminada y apretada con un sello para denotar que está terminada. Bomberos. Cerrajeros. Cerradores. Comoquiera que los llamen, ellos son los que han movido el mercado de agentes libres en este invierno.
He aquí algo de perspectiva de parte de Jayson Stark de ESPN: "Los dólares gastados por Kenley Jansen, Aroldis Chapman & Mark Melancon la semana pasada: $228 millones. Total de dólares que se ganó Mariano Rivera: $169 millones".
De acuerdo con el portal Cot's Baseball Contracts, los contratos firmados por Jansen (Dodgers, cinco años/$80 millones), Chapman (Yankees, cinco años/$86 millones) y Melancon (Gigantes, cuatro años/$62 millones) son los tres pactos más grandes otorgados a lanzadores relevistas, no solo en valor total del contrato, sino también en valor por temporada.
¿Acaso los equipos se han vuelto locos de forma colectiva?
No vamos a fijar todo esto en los equipos de altos ingresos que terminaron este año con la cosecha de los cerradores élites. Los Marlins y los Nacionales también estuvieron en la pelea, y Jim Bowden de ESPN reportó que Washington le ofreció a Jansen más que lo que aceptó de los Dodgers.
La postemporada 2016 fue fenomenal por muchas razones, pero si no hubiese sido por la corrida de los Cachorros para terminar con su sequía de campeonatos y su maldición, lo que quizás recordáramos más sería la reintroducción del "súper-relevista" - ese brazo clave en el bullpen que podía ser traído en la coyuntura más crucial de un partido aunque ese momento cayera fuera de los parámetros de la situación moderna de un salvamento. Andrew Miller, Chapman y Jansen todos ayudaron a cimentar el concepto del apalancamiento en las mentes de los aficionados más fervientes en el béisbol y recordaron los días de Rollie Fingers, Goose Gossage y Bruce Sutter, cuando el mejor relevista de un equipo se le pedía en muchas ocasiones que trabajar más que meramente la novena entrada.
Aun así, a pesar de la evolución constante del bullpen de postemporada, los relevistas en general no son mejores que lo que fueron para esta época el año pasado. Los sistemas de desarrollo en el beísbol siguen produciendo más tiradores duros que nunca antes, pero todo lo que realmente ha cambiado es que parece haber una tendencia a alejarse del método tradicional de manejar un bullpen.
Es fácil ver las ganancias recibidas por Jansen, Chapman y Melancon y ver esto como una temporada única del béisbol de estufa, cuando varios equipos contendientes tenían agujeros que llenar en la novena entrada, los ingresos del juego están en su pico más alto y se proyecta que sigan aumentando, y la clase de agente libres en general no es tan poderosa. Cualquiera de estas firmas, en un vacío, es fácilmente justificable en una conferencia de prensa en diciembre, y es posible que la mayoría de las bases de fanáticos de cada equipo esté contenta por las firmas. Y ciertamente todos estamos aliviados de que Jansen no tenga que encontrar otra canción para entrar a juego.
No obstante, las probabilidades son buenas de que al menos uno, y cuidado si los tres, de estos contratos termine siendo terrible.
Ciertamente los equipos podrían argumentar que incluso si los contratos eventualmente no lucen bien en una hoja de cálculo, eso es más allá del punto. Estas fueron movidas agresivas hechas por equipos que intentan ganar un campeonato. Si lo logran, entonces será dinero muerto que será más fácil de digerir.
Quizás esa sea una forma válida de mirar el derroche en los cerradores. Los Dodgers se quedaron a dos victorias del banderín de la Liga Nacional y la habilidad de Jansen de trabajar varias entradas en octubre fue una gran razón para que eso ocurriera. Los Gigantes quizás hubiesen podido empujar más duro a los Cachorros en la SDLN si hubiesen tenido a Melancon, ya que sus problemas con el bullpen en la segunda mitad de la campaña se extendieron a la postemporada.
Los Yankees... bueno, este es un caso diferente. Es difícil catalogar a Nueva York como un equipo en reconstrucción, pero los Yankees terminaron cuartos en el Este LA la pasada temporada y fueron superados por 22 carreras durante la campaña. Ellos se rellenaron de prospectos en la fecha límite de traspasos directos al cambiar a Chapman y Miller, así que ellos deben saber mejor que cualquier otro que un buen relevista de las últimas entradas con buen valor o con un contrato a punto de expirarse es una buena ficha de cambio. Por eso es que a pesar de lo bueno que Miller ha sido en los últimos años, han rebotado por varios equipos de las mayores como una pelota de goma. Es posible que el nuevo acuerdo de Chapman no resulte en el mismo tipo de valor en el mercado.
Eso nos trae de nuevo a nuestra metáfora del sello: Los cerradores son el último paso, no el primero, o siquiera el 10º. Ellos son la guinda del pastel. Los Gigantes y los Dodgers pueden alegar que Melancon y Jansen representan eso para ellos. Pero decir eso de los Yankees con Chapman no es muy acertado. Eso no es para decir que los Yankees no pueden ser contendientes, pero lo sean o no no va a tener mucho que ver con Chapman, especialmente por el hecho que los Yankees ya tienen en sus filas a un candidato de calidad para el puesto de cerrador en Dellin Betances.
Mientras, a medida que los Yankees apuntan hacia la clase de agentes libres de 2018-19, ellos están asegurando espacio por debajo del límite del impuesto de lujo mientras esperan que Chapman retenga su velocidad y que siga siendo una de sus piedras angulares. Es esto último que hace sospechosos todos estos acuerdos. Puesto de forma simple, solo porque un cerrador - cualquier cerrador que no se llame Mariano Rivera - ha sido élite, eso no significa que lo vaya a seguir siendo. De hecho, las probabilidades son que no lo será.
Para estar seguros, los tres cerradores en cuestión han estado entre los más consistentes en todo el béisbol, en la medida que el pitcheo de relevo sea consistente. Esa percepción de certeza es una es una gran parte de lo que impulsa sus respectivos valores. Los tres equipos que otorgaron esos contratos esperan que esa percepción se mantenga como una realidad.
De acuerdo a las listas de agentes libres en baseball-reference.com, han existido 182 relevistas desde 1976 que han firmado un nuevo acuerdo gracias a lo logrado en una temporada en la que salvaron por lo menos 10 partidos - una vara muy baja para etiquetar a alguien como un "cerrador". Casi la mitad (92) salvaron al menos 10 juegos la siguiente temporada. Para la tercera temporada luego de la firma, solo el 24 por ciento de ellos estaban todavía en el nivel de los 10 salvamentos, y para la quinta temporada, ese número había bajado al 10 por ciento. Por eso es que criticamos a los equipos que firman a relevistas con contratos de cuatro y cinco años. Pocos de ellos funcionan.
La historia sigue siendo la misma si levantamos la barra a chicos de 30 salvamentos, un nivel alcanzado en la temporada antes de que el lanzador llegue a la agencia libre en 65 ocasiones en las últimas tres décadas. De esos 65 lanzadores, solo el 45 por ciento llegó a los 30 salvamentos de nuevo en la temporada luego de firmar como agentes libres. (Esto incluye a aquellos que firmaron de vuelta con su mismo equipo). Dos años después, ese número bajó al 25 por ciento. Para el quinto año - algo que eventualmente le aplicará a Chapman y Jansen - solo cinco (el 8 por ciento) estaban todavía en el nivel de 30 salvamentos. Ni uno de los 65 logró al menos 30 rescates en cada una de las cinco temporadas luego de su firma.
El salvamento es una estadística defectuosa, pero enfrentémoslo, es una de las estadísticas clave que ha logrado darles mucho dinero a estos jugadores en este invierno, y más o menos describe lo que un cerrador es y hace durante la temporada regular. Es una estadística que por lo menos trata sobre el contexto y sobre la actuación real. Eso no es reconfortante en este caso porque estos números sugieren fuertemente que, en general, los cerradores tienden a quemarse rápidamente, al grado de que terminan no siendo utilizados en situaciones de salvamento luego de algunos años.
Siempre hay excepciones a las reglas y los jugadores que ocupan las primeras posiciones en la lista de salvamentos son prueba de ello - tales como Rivera, Trevor Hoffman, Lee Smith y Billy Wagner -- quienes fueron consistentes y duraderos. Ciertamente es posible que Jansen, Chapman y Melancon transiten por ese mismo camino. No obstante, dado el historial de los relevistas en la agencia libre, es una apuesta costosa y riesgosa.
El viejo axioma sobre la agencia libre en cualquier deporte es que no se paga por lo que un jugador ya hizo, sino por lo que va a hacer. Cuando se trata de los cerradores y la agencia libre, es crucial, y extremadamente difícil, hacer esa distinción.