MARYVALE, ARIZONA - En este último día de seguimiento primaveral en Arizona nuevamente realizamos un doblete. Como para cerrar con broche de oro nos fuimos en la búsqueda del santo grial en estos campamentos de pretemporada: Manny Machado.
Esta profesión me ha dado la dicha de ver la evolución del béisbol y ser testigo de momentos inolvidables que inundan nuestras interminables pláticas que terminan siendo la esencia del juego para entender de dónde viene y hacia dónde va. Mi primera cobertura de primavera fue hace 22 años y quienes en aquella oportunidad buscaban un puesto en su equipo, hoy son miembros del Salón de la Fama, como Mariano Rivera por ejemplo. En 2001 recuerdo llegar a Port Charlotte, Florida, para entrevistar a Alex Rodríguez quien acababa de firmar un contrato récord de $250 millones por 10 años. En esa oportunidad las expectativas de una transacción inimaginable de 10 años fueron altísimas y aunque Alex le dio a Rangers tres años monstruosos ofensivamente (sin entrar en detalles) terminó cambiado a los Yankees porque se dieron cuenta que un sólo grano de arena no hace un desierto.
Hoy tuve un
Déjà vu al "montarle cacería", como se dice en el periodismo, a Manny Machado. Tras repetidas peticiones negadas por parte de los Padres solicitando tiempo con Manny para una entrevista dentro de su apretada agenda, al periodista no le queda más que esperar un espacio en su rutina. Así como en su momento fue Alex Rodríguez, hoy Manny Machado es la "bomba sexy" del equipo. Hoy fue un día más ajetreado tras el anuncio por parte de los Padres de ponerlo en la alineación por primera vez para medirse a los Giants en el Peoria Stadium.
Manny salió al terreno para tomar doble práctica de bateo incluyendo enfrentarse a una máquina que lanza curvas de 93 millas desde el ángulo del "release point", ahí conectó un buen número de líneas entre dos y sacó un par de ellas junto a Eric Hosmer y el trío de jardineros dominicanos que prometen cargar la ofensiva religiosa: Manuel Margot, Franmil Reyes y Franchy Cordero. Mientras el grupo de jugadores se medía al lanzador virtual, el súper prospecto dominicano Fernando Tatis Jr. decía: "¡Diablo...esa máquina tira una curva que ni siquiera existe en el béisbol! Cuando un pitcher lance eso que lo traigan para que nos ayude".
Al finalizar la rutina Manny conversó un poco con nosotros al mismo tiempo que decenas de niños y jóvenes casi tumbaban la barda de seguridad para conseguir su hoy preciado autógrafo. "¡Señor Machado, fírmeme mi pelota, tengo 4 horas esperándolo!", gritaba un niño desesperado por el "rock star" del momento. "Para esto es que vivimos. Por eso es que tomo el tiempo que sea necesario para firmarle a los niños la mayor cantidad que pueda, porque sé lo impactante que es en la vida de los fanáticos", dijo Machado.
Así son las 24 horas de Manny Machado en estos días, y así serán los días en la próxima década en San Diego o en cualquier equipo donde termine en un futuro cercano. Basado en la historia de estos contratos hoy puedo predecir que Manny Machado no terminará esta decena de años en la ciudad de San Diego. Tampoco veo en los próximos cinco años a los Padres levantando el trofeo de la Serie Mundial porque este club tiene un serio problema en la profundidad de su cuerpo de lanzadores que será difícil cubrir a corto plazo.
Tras el furor mediático del debut de Manny nos fuimos a la calma de los campos de Ligas Menores de Maryvale, la casa de los Brewers, para observar de cerca una salida del venezolano Jhoulys Chacín, quien abrió un juego simulado con resultados impecables en un par de entradas. Chacín nos dio acceso a conocer desde adentro a los Brewers quienes son los amplios favoritos para ganar la División Central y regresar a la postemporada, no sólo por su talento sino por la química y compañerismo de este club que podría llegar a la Serie Mundial.
Estuvimos ante la mera esencia de los entrenamientos de primavera, un juego simulado con una mezcla de jugadores del róster de liga mayor y de prospectos en observación, incluso con un umpire oficial para evaluar zonas reales de strikes de los lanzadores. Viendo el juego desde el dugout conversamos sobre las inusuales reglas de un juego controlado con el prospecto boricua Gabriel García, quien procedió a tomar su tuno y conectó hit. En un ejercicio de virajes a primera del lanzador de turno, García se lanzó de cabeza y tropezó su dedo meñique con la base. Inmediatamente se levantó con señal de dolor y los entrenadores corrieron al terreno mostrando su dedo totalmente dislocado, una foto que hace sufrir a cualquiera. El muchacho de 21 años tenía cara de querer gritar y llorar de la impotencia, pero su actitud deportiva lo hacía guapear. El drama y la frustración llenó el ambiente y los ojos aguados del muchacho nos hicieron entender la frustración de una lesión apenas un 2 de marzo.
Tras kilómetros de conversaciones me llevo de Arizona que el béisbol es un juego más inteligente que nunca, totalmente analítico y las decisiones que se toman son extremadamente calculadas. Nada es casualidad y todo lo que se ve desde las puertas del clubhouse hacia fuera tiene una explicación bien sea por el lado del negocio o por el aspecto estadístico, y no está mal. Las ganancias de la industria siguen en ascenso para poder sostener desde el divismo de Manny Machado hasta la profundidad de un roster para esperar por la recuperación del prospecto Gabriel García.
Dejamos nuestro campamento en Scottsdale con la añoranza de regresar a compartir con nuestros anfitriones Trevor y Susan y con todos nuestros invitados en la casa rodante: Gerardo Parra y su combo de "delincuentes", Germán Márquez, Manny Acta, Vinicio Castilla, Yonathan Daza, Jesús Tinoco, Roberto Ramos, Yusmeiro Petit y su esposa Verónica, Rafaelito García, Jesus Aguilar, Jhoulys Chacín y su papá "Cheíto" que nos quitó cinco años de encima con su jocosidad singular.
A todos gracias y nos vemos en 2019 de nuevo en el cielo del béisbol en la tierra, Phoenix, Arizona. Ahora dejamos los cactus, el desierto y la comida mexicana y seguimos nuestro rumbo hacia Florida para despertar a Enrique Rojas y ponerlo a tono para la temporada. Ya Ernesto Jerez quedó listo para decirle que "No" a esa pelota en al menos 170 juegos por venir.